A propósito de Vainica Doble: El Hijo

Hace seis años tuve la suerte de entrevistar a Abel Hernández, un expedicionario musical que, ya en su encarnación como El Hijo, una de sus inspiraciones más relevantes fue Vainica Doble. De dicho amor por la trayectoria de Carmen y Gloria, surgieron tan nutritivo grifo de razonamientos y experiencias. Pasen y lean.

En una entrevista del 98 para Rockdelux, comentabas que utilizabas el inglés para distanciarte, crear una barrera entre tú y el oyente. ¿El paso al castellano supone el fin de ésta? Vaya, en el ‘98 ¿ya decía eso? Sí, más o menos pienso lo mismo ahora. Tengo bastante claro que el inglés me sirvió para dos cosas: fue una manera con la que aprender un código para componer determinada música que me gustaba y que en castellano de primeras me resultaba más complicada, que no me salía tan bien o me chocaba de alguna forma. Y luego fue ese disfraz. Quizá una forma algo consciente. Escribía y pensaba la canción en inglés porque me servía para distanciarme yo mismo de lo que decía, como una máscara para esconderme, para no estar tan desnudo en la exposición pública de sentimientos y estados de ánimo, sobre todo.

Volver al castellano (pues en la adolescencia ya había escrito canciones en castellano, con no demasiada buena fortuna) adelgaza esa pared y creo que a medida que he ido escribiendo canciones en castellano he ido siendo más claro, al menos para mí mismo.

De todas formas, al mismo tiempo, sigo comprobando que muchas letras se me revelan en su sentido más cierto al tiempo de haberlas grabado y cuando las he tocado bastante en directo.

Supongo que aún hay una buena dosis de inconsciente que se revela y del que no puedes saber de buenas a primeras cuando escribes. Sólo cuando pasan por el líquido revelador del tiempo.

En otra, comentabas que te fijaste mucho en Carmen Santonja para empezar a escribir castellano ¿Qué canciones fueron las que tomaste como principales ejemplos a seguir? Bueno, sí, bastante. Me fijé en mucha gente española (y algunos argentinos) sobre todo de los años 70 y 80. Las canciones de VD, no sé, varias, muchas pero un poco las más tremendas como “El tigre del Guadarrama”.

¿Cuándo descubriste a Vainica Doble? ¿Fue amor a primera vista?Me lo descubrió, precisamente hacia el 98 o así mi amigo Diego Yturriaga que tocaba también en Migala. En los momentos de descanso y parranda de las sesiones de ensayo que hacíamos de todo el fin de semana encerrados en una casa de la sierra de Madrid, nos ponía bastante dos discos de Vainica, los que tenía él en CD. Me parece que “Heliotropo” y “Taquicardia”. Me hacían mucha gracia y me llamaban la atención. Pero yo de aquella estaba más en otras cosas,  aunque es verdad que escuchaba de todo.

La influencia de los arpegios y cambios de acordes con acordes de paso y tal de la banda sonora de Furtivos en alguna cosa de “Arde” como “Cuatro estaciones”o incluso en “The Guilt”, me parece ahora clara.

Recuerdo también el viaje a El Puerto de Santa María para grabar con Paco Loco el disco de Migala La increíble aventura, en invierno de 2003, que íbamos en un coche Nacho R. Piedra y yo con Nacho Vegas (que por aquel entonces estaba enrolado, un poco a su ritmo pero enrolado, en Migala), y éste nos puso Vainica durante buena parte del viaje y fuimos comentando las canciones y así.

En cualquier caso yo las escuchaba de vez en cuando y me enganchaba. También porque me gustaban mucho Le Mans y en cierto momento empecé a envidiar que pudieran escribir las letras que escribían y sabía que ellos bebían de ahí porque Ibón lo iba comentando y yo me fijaba, pero seguía estando en otros rollos.

Cuando me llegaron hasta el tuétano llegaron a impulsar, junto con otros, mis ganas de hacer canciones en mi lengua, con toda su riqueza. Y, claro, llegué a fijarme con atención en ellas, mientras empezaba a batirme con el castellano, entre el 2005 y el 2008 o así, las escuché mucho.

“Siempre ella”, “Por si Charlie Pace no pudo acabarla” “El Hada de los Dulces”, y, sobre todo, “Baladí, Baladí”, Madrileñaes un disco que me recuerda enormemente a Vainica Doble ¿Estás de acuerdo? Si es así, ¿Tuvo que ver la participación de un devoto vainiquero como Raül Fernández para encauzarlo hacia el universo de Carmen y Gloria? Bueno, cuando Raül empezó a colaborar conmigo en El Hijo digamos que ya compartíamos los dos el amor por Vainica. Como tantos otros amores. Las teníamos presentes pero la verdad es que lo vainiquero se me fue pegando a mí solo. Sí que es cierto que Refree cuando llegué con las canciones de “Madrileña” puso el pulgar para arriba entre otras cosas porque le parecieron muy vainiqueras. Las que comentas y “Toda la noche nevando”, por ejemplo.

 

Los arreglos de Pepe Nieto en Vainica Doble Heliotropo; Yanes, en El Eslabón PerdidoEl Tigre del Guadarrama; y El Reverendo en Taquicardia.Cómo músico y productor ¿Con cuál de estos tres te quedas? ¿Por qué? Me gustan todos. Todos. Quizá ahora mismo, porque lo he descubierto más tarde, me gusta mucho la dureza de “El eslabón perdido”, esas baterías y bajos en primer plano, esa cosa básica, esa soltura. También me flipa como suena “Taquicardia”de depurado y orquestal. Y  El tigre del Guadarrama sobre todo su parte más oscura. Y el rollo más psicodélico de los de Pepe Nieto también. Y “Contracorriente” con ese “Eso no lo manda nadie”, ¡ufff! y “Furtivos” y “En familia”… Menos “Carbono 14” que suena horrible…

Pero la verdad es que creo que son ellas lo que brilla, la voz/voces, las armonías, los giros y recovecos melódicos, los estiramientos, los cambios de rumbo rítmicos… Y cómo tratan las guitarras acústicas, pianos y órganos, los recursos sinfónicos, además de las voces, se mantiene bastante uniforme…

Le comentaba a Paco y María Tamarit que de la manera que existe la dylaniana como un estilo en sí mismo, en España podríamos hablar de “canción vainiquera” ¿Cuál es tu opinión al respecto? Sí, pienso que hay una manera de hacer una canción, como decía creo que era Carlos Berlanga, pensando en cómo las habrían hecho Carmen y Gloria. Aunque también me parece que nadie ha conseguido continuarlas, seguir con personalidad propia su línea y llevarla más allá. Hay gente influida, muy influida e incluso que toman tanto de su rollo como para que resulte un poco demasiado. Pero, que yo sepa, nadie ha recogido su legado como una tradición que honrar y también, o por ello, traicionar.

Al igual que hacía Vainica Doble con su single navideño, con “A Belén”, “Los reyes que te traigo” y “Toda la noche nevando” recuperas la tradición del villancico para adaptarlo a tu estilo ¿Cómo surge esta idea? ¿Te inspiró su manera de adaptar géneros tan inusuales hoy en día como los cuentos tradicionales y las fábulas? Me gustan los villancicos y las fábulas. Las leyendas y los refranes. Los viejos cantares. Me gustan las cosas viejas que son tan potentes como para no desaparecer. Y las cosas locales que tienen raíces tan fuertes como para no caerse. Creo en ello. Creo que es una de las cosas que me conectan al legado de Vainica Doble. Pero no sé si tuve mucho en mente su modelo al hacerlo.

Con Migala, Emak Bakia y ahora El Hijo, tu trayectoria está marcada por una incesante  búsqueda de nuevos territorios en tu forma expresiva ¿Has llegado a la fórmula definitiva con El Hijo? ¿Qué nos depara tu futuro musical? No he llegado, no. La forma es infinita. Mi futuro nos depara más música, espero. Y más cambios en las formas, probablemente más drásticos aún que hasta ahora. Pero no lo sé. Estoy en ese momento casi a punto para empezar algo nuevo.

En mi opinión, los artistas que más tenían que ver con Vainica Doble en los 70, aparte de Cecilia y Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, eran los heterodoxos, como Sisa y Mikel Laboa, con quienes tenían más puntos en común por su visión sin corsés a la hora de crear. Dentro de esta vertiente de la libertad creativa como fin máximo, artistas como Franco Battiato o Scott Walker creo que son como sus primos lejanos en el extranjero ¿Estás de acuerdo? ¿Qué más paralelismos podrías añadir? Me quitas las palabras de la boca. Quizá Laboa, Sisa, y quizá, en algunos aspectos, también Chicho Sánchez Ferlosio (sobre todo cantando cosas en latín de Agustín García Calvo y poemas de su padre), junto con Vainica componen algo propio de aquí. 

Por supuesto en ese círculo incluiría a Iván Zulueta, que creo que sin ser esencialmente músico, habitó habitaciones contiguas a las de ellas.

Creo que las líneas atrás llegan al Siglo de Oro al Quijote y a Dalí, sin lugar a dudas, quizá un poco a ciertos poetas del 27 y a Ramón Gómez de la Serna.

Y la conexión con Battiato es clara en la amplitud de temas, la búsqueda melódica y cómo consiguen destrozar las barreras entre alta y baja cultura o modernidad y antigüedad. Canciones como “Alas” las podría haber escrito el siciliano. Primo hermano, diría yo.

Lo de Scott Walker no lo había pensado pero igual tienes razón. Me lo miro, jajajaja.

Añadiría a Serrat entre los un poco más ortodoxos. Discos suyos como “Ara que tinc vint anys” (éste sí me lo descubrió el amigo Refree) conecta asimismo en temas y formas musicales.

 

Vainica Doble tenían una conexión muy fuerte con el cine, que derivó en bandas sonoras como “Furtivos”. Dentro de tu obra, “Arde” tiene un fuerte componente cinematográfico. Extractos de El Hombre que mató a Liberty ValanceEl Graduado, la huella de Morricone, da la impresión que algún día te gustaría empezar a hacer bandas sonoras ¿Estoy en lo cierto? ¿Para qué director de cine te gustaría componer? ¿Hasta qué punto influyen tus  querencias cinéfilas dentro de tu perspectiva musical? Bueno, lo cierto es que ya las hago. He hecho las de un par de cortos y el año pasado la de un documental poético y mágico que se llama La casa Emak Bakiade Oskar Alegria. Me encanta hacer música de encargo para imágenes ya hechas, sí. Disfruto mucho. En realidad me apetece tanto que he hecho cosas para televisión y así. Me encantaría trabajar con cualquier director con personalidad que se atreva a romper géneros, convenciones y pase de previsiones de taquilla. Gente como Jonás Trueba, con quién ya he hecho alguna cosa, o Javier Rebollo, por ejemplo.

Vainica Doble integraban la naturaleza a nivel letrístico e instrumental de forma magistral en varias de sus canciones. “El Tigre del Guadarrama” es un tema que para mí es la quintaesencia de esta síntesis, en la que la música fluctuaba en concordancia a unas letras tremendamente físicas. En “los movimientos”, utilizas admirablemente esta manera de concordar las letras, con la naturaleza está en constante flujo, y la música como si fueran inseparables ¿Hay alguna receta para llegar a esta modélica condensación? ¿Qué significado tiene para ti la naturaleza en discos como Las Otras VidasLos MovimientosBueno, gracias por tu estima. La naturaleza la veo como anhelo de otra vida, deseo de belleza y pureza, temblor y temor por su magnitud. En mis canciones funcionan como símbolo tanto de esos aspectos como de otras cosas, a la manera de las fábulas de antaño.

Creo que un poco me pasa que pienso en la música como un fenómeno natural y mágico, capaz de propiciar la transformación.

Te agradezco que relaciones mi inclinación hacia las cosas naturales con esas maestras de tal clase de conexión.

Da la impresión de que existe un grado poderoso de influencia inconsciente de Vainica Doble en tu obra ¿Es realmente así? ¿Hay alguna vez que hayas compuesta deliberadamente tomándolas como base? Creo que por una parte hay una influencia formal en letras y quizá música y por otra puede haber cosas que su música me ha reforzado. Lo que quiero decir es que cuando escribo una canción como “Exteriorización del cuerpo astral” quizá en cierto momento dude de su pomposidad, barroquismo y rebuscamiento pero entonces pienso en canciones de ellas y me digo que es un buen camino. Es como que su legado a mí me diera más que una forma concreta, una carta de libertad.

En una entrevista del año pasado para El País, comentaste que todos los artistas de la escena musical independiente española le debíamos algo a Vainica Doble ¿Podrías exponer tus razones para hacer una aseveración de esta relevancia?

Quizá exageré un poco (o exageró quién extractó mis respuestas) y no sean todos pero sí muchos, bastantes de los que tienen un nombre. Como hablábamos, son una figura que ha influido tanto directamente en una manera bastante concreta de hacer canciones, como indirectamente: en una ampliación del campo de batalla, una expansión del campo de posibilidades del lenguaje y las formas, de manejar la herencia de la tradición y lo de fuera. Empezar a conocer sus canciones es caer en la cuenta de que hay muchas formas posibles de decir y muchos temas que tratar más allá de lo sentimental e incluso dentro de lo sentimental.