Accattone, reflejo de la desesperación

“Dejar toda esperanza, vosotros que entráis”.

Divina comedia de Dante

Pier Paolo Pasolini muere el 2 de noviembre de 1975 en una playa de Ostia. Brutalmente asesinado. Atropellado por un coche varias veces. Sus testículos aplastados por una barra de metal. El cuerpo parcialmente quemado post mortem. Aún hoy no se conoce el nombre del autor del crimen. Se ha pensado que podría tratarse de un complot de altísimo nivel. Sergio Citti, amigo de Pasolini, declaró que los culpables podrían ser la mismísima policía o agentes secretos[1]. No resulta complicado encontrar un paralelismo con la célebre muerte de Marat. La política y el arte son ámbitos peligrosos. Y Pasolini había echado, para algunos, demasiada leña al fuego. En la oscura U.R.S.S la pena por haber escrito un poema contra Stalin consistía en veinte años en Siberia. Pasolini alzó la voz y murió. Come sus personajes Gesù (Enrique Irazoqui) –El evangelio según Mateo (1964)-, Ettore (Ettore Garofalo) –Mamma Roma (1962)- o Accattone (Franco Citti) –Accattone (1961), Pier Paolo halla una muerte violenta e injusta. Pero su obra sobrevive.

Quizá Accattone no sea su filme más desesperado. No obstante, reproduce y exalta la miseria, el sufrimiento y el futuro sombrío del subproletariado urbano de las grandes ciudades en la Italia de los años sesenta, que aún persiste hoy día, aunque con ropas y lenguas distintas. Podemos encontrarlos en los suburbios de Milán. Allí ya no queda ni uno de los italianos desheredados de Milagro en Milán (1951) de Vittorio De Sica, pero abunda la prostitución infantil rumana.

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Pasolini sacraliza la desesperación de los seres humanos que no encuentran salida en el transcurso de sus vidas.  De aquellos encerrados en la miseria y la violencia que ésta comporta. Escenas crudas como la paliza que le dan uno grupo de hombres a la prostituta Magdalena (Silvana Corsini). Violencia que emana de la imposibilidad de escapar de una situación. Violencia que se da en las altas esferas de la sociedad burguesa. Donde la cólera está prohibida y, cuando se produce, es inmediatamente reprimida. Violencia que se repite en la escena de la lucha entre Accattone y su cuñado. Y que Pasolini retrata con maestría a través de la música sacra de Bach. La Pasión según Mateo. Camino de pasión y perdición. Desesperado y solitario. Instigado por un instinto de supervivencia voraz, despiadado e ihnumano. Primer plano de la cacerola. La anciana está cocinando pasta. Los jóvenes observan fijamente la cacerola. A la espera de la vida. «El hambre es mala», dice uno de ellos. Y Accattone sugiere a otro que se repartan la comida entre los dos, dejando a los demás con el estómago vacío.

La prostituta que envejece.  Que se ve sustituida por una muchachita. Despojada de su fuerza de trabajo. Ultrajada.

Los personajes caminando un largo e interminable sendero. Los observamos de frente -plano que se repite, rebosante de poesía en Mamma Roma-. No hay otra calle, que la que recorren. Ninguna desviación. Ningún atajo. Solamente el transitar. Errantes. Perdidos.

El amor como rendición. Accattone busca empleo. Intenta de rescatarse a él y a la inocente Stella (Franca Pasut) del feroz círculo vicioso. Accattone sueña con su propia muerte. La muerte de Accattone, del vagabundo, del mendigo. También la del hombre. Inmerso en un silencio sepulcral que anuncia la desgracia. Funesto final. El joven no pudo escapar de su destino. Como un personaje shakespeareano escapado de una tragedia griega contemporánea.


[1] http://www.planetout.com/news/article-paint.html?2005/05/10/3

Un comentario en «Accattone, reflejo de la desesperación»

  1. La película con la que descubrí a Pasolini, y la que más me sigue marcando de toda su trayectoria. Gracias por recordármela con este atinadísimo artículo, Carmen. Ya me ha entrado el cosquilleo de volver a darle un nuevo visionado, fijándome en los ángulos nuevos que me muestra tu mirada.

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