Celtic Frost: «Into the Pandemonium» (III)

LA VENGANZA

Que Walterbach no tuviera ninguna fe en el disco de Celtic Frost, le llevó al punto del autosabotaje; esto es, una falta de promoción crónica del disco. “Estoy muy orgulloso de que, probablemente, hayamos sido la primera banda de Noise en haber tomado medidas”, dice Fischer. “Sobre todo lo ocurrido, no se puede echar nada en cara a Celtic Frost, aunque, más adelante, todo esto acarreó resultados desastrosos. La presión destruyó a la banda. No teníamos nada que esperar, pero durante mucho tiempo parecía que nunca saldríamos de ello. Nos destruyó por completo, además de cualquier clase de motivación que tuviéramos… y todas las amistades internas que teníamos. Diá tras día, habíamos vivido bajo presión, con malas noticias y llamadas telefónicas negativas. La gira de EE.UU. terminó siendo un desastre. No había dinero para pedir prestado. Fuimos la primera banda en defenderse de las malas prácticas del negocio, cuando lo que podría haber salido de ahí era una relación sensacioncial entre banda y sello”.

A pesar del total desentendimiento de Noise Records a la hora de promover ‘Into the Pandemonium’, éste acabó por convertirse en su álbum de mayor éxito. Y, ya se sabe, cuando un disco está tan adelantado a su contexto, tampoco ayuda…

Tom Fischer: “Sí, pero ésa no era nuestra intención. Yo no era un miembro de RUNNING WILD, ¡queríamos cambios drásticos! ¿Sabes una cosa? Si hubiéramos hecho lo que la gente esperaba de nosotros,  habría sido una manera bastante comercial de pensar. Siempre hicimos lo que queríamos y lo que nos parecía adecuado para nosotros. Nunca hubo un gran concepto ni nada de eso. Acabábamos de empezar a escribir para un álbum y, durante el proceso de compositivo, éste se desarrolló de una manera determinada. Nunca quisimos sorprender o herir a nuestros fans, simplemente tuvimos que hacerlo de esa manera. No podíamos hacer las cosas de manera diferente”

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Contra todo pronóstico, por una vez, el destino se puso de parte de Fischer, Reed y Ain, que, a través del éxito de ‘Into the Pandemonium’, se tomaron cumplida venganza de todos los avatares sufridos con Walterbach. Aunque bien es cierto que su éxito también lo era el mismo que el del mandamás de Noise, que se sacó más beneficios de los esperados. A pesar de este efecto colateral, el reconocimiento cosechado por el grupo a merced de ‘Into the Pandemonium’ abrió la mentalidad de muchas discográficas metal, que a partir de su onda expansiva, comenzaron a contemplar las posibilidades de abrir el campo de acción. Desde aquella, casas discográficas como Relapse Records reforzaron  la senda de hetereogeneidad marcada por Celtic Frost en 1987.

Casualidad o no, en aquel mismo año, otros suizos de excepción como Young Gods dieron con la fórmula para una de las recetas metal más sugerentes que se recuerdan. Así, en su primer LP, materializaron una suerte de metal industrial sincopado para el que la ausencia casi total de guitarras daba respuesta a una cuestión muy peliaguda: ¿Es posible la expresión metal sin guitarras eléctricas? Y a buena fe que dieron con una respuesta afirmativa. Resulta casi un sueño, pero en aquel año, los dos discos de metal más arriesgados surgieron de la pequeña Suiza. Pero así como ‘Young Gods’ cayó en el olvido, ‘Into the Pandemonium’ no ha perdido vigencia en ninguno de los años posteriores a su publicación. Canciones como ‘Babylon Fell’ son muestras directas de la concepción groove metal aplicada por Pantera en ‘Vulgar Display of Power’. Y ahí radica su grandeza, en haber sido capaces de llegar a grupos tan bizarros como los anteriormente mencionados Faith No More, pero también a los de Phil Anselmo o los mismo Death.  

“Éste es generalmente el camino de la creación: sale algo nuevo y es revolucionario. Entonces es cuando, para que pueda funcionar y formar parte de la sociedad, se tiende a incorporarse a la media, a hacer que sea algo seguro y anti revolucionario”, explica Ain. “La música rock and roll ha sido revolucionaria. Elvis era considerado un revolucionario. Y hoy en día está tan establecido que nadie lo consideraría subversivo. Cuentas con una escena de rock and roll que sólo trata consigo misma, que no está interesada en lo que está pasando en el exterior. Little Richard y Jerry Lee Lewis, todos esos chicos estaban haciendo cosas nuevas. Era algo que  se estaba propagando como un incendio por todo el mundo, mientras que ahora tienes a 100.000 pastiches de Jerry Lee Lewis repitiendo lo que él ha hecho. A nadie le importa lo que está sucediendo fuera. Se trata de una pequeña escena de rock & roll que sólo escucha ese tipo de música. Ésta es la forma en que las cosas generalmente funcionan: van a por el enfoque seguro, y luego todo son buenos recuerdos del pasado. Creo que la gente escuchará este álbum y será como ‘Wow, esto es heavy, esto es genial, pero preferiría que sonara como ‘Morbid Tales’ o ‘To Mega Therion’ porque eso es lo que me gusta, eso es lo que sé’. Y eso es en lo que, al igual que cualquier otra, la escena del heavy metal se ha convertido. La escena punk, por ejemplo. La escena punk ha sido tan revolucionaria. Pero ¿Es Green Day realmente revolucionario? ¿En verdad es punk en ese sentido? No lo sé.

Pero como todo camino sellado con la revolución, ‘Into the Pandemonium’ se cobró varias bajas por el camino. La comunidad más extrema de seguidores del grupo menguó. Por el balance positivo, la ampliación del campo de batalla sembró el rastro de Celtic Frost hacia regiones colindantes entre el metal alternativo y el post-hardcore. Muchos aún se preguntan hoy en día dónde radicó el éxito de un disco tan personal como éste. Y la pregunta pocas veces estará tan justificada. En cuanto a las razones para entender tal fenómeno, pocas. Una de éstas se basa en el apartado actitudinal: esa necesidad por romper barreras y tópicos impuestos. Y, en este sentido, pocos discos más estimulantes que ‘Into the Pandemonium’. Por pura inercia, si existe otra razón que pueda ayudar a entender este fenómeno es que estamos hablando de un éxito a largo plazo. Desde este punto de vista, su naturaleza, más allá de los significantes identificativos de su época, le han permitido sortear los cambios de estación en la evolución metal más que a cualquier otro de sus contemporáneos. Más aún, a día de hoy, sigue marcando las directrices de miles de bandas que siguen surgiendo desde los meandros europeos y estadounidenses. Como bien admite Fischer: “Con mucho, fue nuestro álbum más exitoso, así que de alguna manera el tiempo debe haber ido en su favor. Pero tienes razón. Para muchos de nuestros fans no resultó fácil seguirnos con ‘Into the Pandemonium’…”.

Cuando en 1999 le preguntaban a Fischer cómo sería su nuevo disco, ésta fue su reveladora respuesta: “En el momento en que Celtic Frost trabajemos juntos de nuevo, habrán pasado unos 10 años, y no creo que unos Celtic Frost modernos nos harían justicia. Queremos sonar nuevos y frescos, no queremos rehacer cosas viejas. He utilizado porciones extensas del álbum y las he modernizado para Apollyon Sun y eso es algo que vas a oír en [‘Sub’] el álbum que va a salir el próximo año. Por supuesto, tomaríamos elementos de eso para Frost, pero no creo que un álbum saliera de la forma planeada. En lo más hondo de nuestros pensamientos siempre reluce esto, el estigma de que un día intentaremos la verdadera continuación de ‘Into the Pandemonium’. Si eso va a suceder con Apollyon Sun o con Celtic Frost, todavía no lo sé”.