Cinco años, cinco. Cinco años en las aulas. “La hipoteca de nuestra vida”

La hipoteca de nuestra vida de Juan Soto Viñolo y Carmen Viñolo vuelve a estar en el programa académico del Instituto de Educación Secundaria de Cheste (Valencia) por quinto año consecutivo.

Tragicomedia visionaria, escrita antes de que la crisis económica del 2008 asolara nuestro país, comparte temario durante este curso 2019-20, nada más y nada menos, con genios de la literatura como José de Espronceda –El estudiante de Salamanca– o Federico García Lorca –La casa de Bernarda Alba-.

Nos alejamos de los alardeos formales, de todo eso tan de moda hoy en día de la innovación escénica, de lo interdisciplinar, etc., y nos centramos en el fondo, en profundizar en una reflexión sobre nuestros tiempos, sobre una sociedad encauzada hacia el despilfarro y la deuda, sobre cómo caminaba la clase trabajadora por la cuerda floja, sobre las consecuencias de una crisis que estaba por venir.

«CRISTINA.- Pero el tiempo va pasando, se acabará el paro ¿y qué haremos? ¿Qué haremos, Óscar? Con mi sueldo no llegamos. Tendré que empeñar las joyas de la abuela, venderme ropa y zapatos.

ÓSCAR.- He llamado a todas las puertas, he escrito a cientos de anuncios, he enviado currículos, he llamado a los amigos, he visitado las oficinas del INEM. Nada de nada. Nos han engañado, vivimos en el mundo de la mentira y las promesas. Todos mienten, todos prometen, pero nadie cumple. Nos han condenado a consumir, a gastar más de lo necesario, porque nos han hecho creer que vivimos en un mundo idílico e inagotable. “¡Ya es primavera!”, anuncian mientras caen chuzos de punta y la sociedad entera se endeuda.

CRISTINA.- Es la publicidad.

ÓSCAR.- Es el engaño institucionalizado, Cristina. La gran mentira.

CRISTINA.- Lamentándonos no conseguiremos salir del atolladero. Hay que tener la mente fría, las ideas claras.

ÓSCAR.- ¿La mente fría y las ideas claras? ¡Imposible! Estamos entrampados hasta las cejas, rodeados de acreedores. Al sastre, al tendero, al de los electrodomésticos o los muebles puedes torearlos, pero los bancos y las cajas de ahorros no tienen sentimientos ni mala conciencia. O pagas o al juzgado. A nosotros nos pueden desahuciar por impago de la hipoteca, pero a los partidos políticos y a los grandes estafadores, y no señalo, les condonan créditos millonarios. ¡Estoy hasta el gorro de ser un parado, mientras algunos se forran desde el poder!

CRISTINA.- Siempre fue así.

ÓSCAR.- Nunca como ahora. ¡Maldita sea!».

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La hipoteca de nuestra vida de Juan Soto Viñolo y Carmen Viñolo.

Gestada en 2005.

Escrita en el verano de 2008.

Publicada por Ñaque, sin pena ni gloria, en 2014.

Después de casi 15 años, La hipoteca no ha pisado tablas.

Nuestro profundo agradecimiento a la Junta Directiva del Instituto de Cheste y, especialmente, al profesor Antonio Espejo por hacer que La hipoteca de nuestra vida se transmita a las nuevas generaciones.

Carmen Viñolo y Juan Soto Viñolo