David Grubbs: The Spectrum Between (Drag City, 2000)

David GrubbsEl clásico condenado a un anonimato autoimpuesto, Dave Grubbs es una de las cabezas que más humo lleva desprendiendo desde los subsuelos del sub underground americano, hace ya casi tres décadas.

Uno de los soportes que dieron consistencia al nacimiento del post-hardcore en Lousville –Squirrel bail–  y Washington –Bastro-; poco después volverá a dar un paso más allá por medio de los inclasificables Gastr De Sol: su proyecto junto a otra alma afín como la de Jim O’Rourke. Tras partir peras en 1997, Grubbs se ha puesto a navegar en solitario con absoluta autonomía por las corrientes del folk experimental. Precisamente, uno de sus puertos de embarque más embriagadores es este The Spectrum Between (Drag City, 2000).

Una de las figuras más significativas en eso de ir moviendo los rieles de la evolución del rock más incómodo desde las catacumbas, Grubbs siempre ha tenido que vivir la resultona etiqueta “post-rock”, por lo menos para lo que él hace, que tiene mucha más chicha que hacer no-rock con instrumentos rock.

En este disco en particular, se parte de una renovación del virtuosismo acústico de los reyes del folk progresivo, John Fahey y Davy Graham, desde la que, sin anestesia, se van injertando en la matriz de las canciones bandazos de  trompetas desquiciadas, cascadas de percusiones taquicárdicas y algún brote eléctrico succionador. Temas que brotan desde la calma otoñal que emerge del tono neutro de la voz que posee David, éstos van creciendo horizontalmente, con el fin de crear vastos paisajes e inabarcables planos invadidos de imágenes fascinantemente balsámicas y emotivas. Unas veces más desnudo -‘A Shiver in the Timber’ y ‘Two Shades of Green’-, otras más panorámico y turbulento -‘Whirlweek’ y ‘Gloriette’-, y hasta haciendo instrumentales donde se desparrama a su gusto -‘Preface’ y ‘Stanwell Perpetual’-. The Spectrum Between siempre mantiene el pulso gracias a la sabiduría aplicada por un trotamundos que se las sabe ya todas y siempre sabe cómo sorprender, una vez más.

Gran reserva de corto minutaje pero de largo recorrido, este es uno de esos discos “cebolla” que, a cada escucha, siempre muestras un aroma nuevo o hacen rememorar alguno añejo. Sin duda, una delicia para descorchar los deja vu más sabrosos.

Paradigma de lo que responde al término “atemporal”, The Spectrum Between genera  que cada escucha nueva sea siempre más interesante que la anterior; nada que ver con la fugacidad de las modas o los revivalistas singles perecederos con los que estamos siendo bombardeados desde hace ya unos cuantos añitos.

Ya para acabar, sólo me queda recordar la peligrosa miopía que siempre suele agravarse cuando se trata de fijar la vista en los terrenos menos acomodados del universo pop. Caminos sin mapas ni destinos marcados por el que espeleólogos como Jim O’Rourke, David Pajo y el propio Grubbs llevan ya mucho tiempo embarcados.

Mucho más que simples virtuosos con inquietudes vanguardistas, discos como The Spectrum Between nos deberían recordar que al referirnos a Grubbs y compañía, se deberían a empezar a usar términos más relacionados con la creación en estado puro y, sobre todo, las ansias siempre latentes de forjar nuevas vías de entrada a mundos sin órbitas ni perniciosos satélites espía.