Dream Home: sangre y especulación inmobiliaria

Dream_Home-834280022-largeDream Home (Wai dor lei ah yut ho, 2010) se presentaba al mundo como el primer slasher nacido en tierras hongkonesas, más dadas a espectaculares películas de artes marciales o vertiginosos thrillers policíacos con miles de tiros en pantalla. Esta falta de tradición provocaba cierto temor a que la producción pasase sin pena ni gloria por las pantallas de los festivales especializados, y su mensaje inicial, en el que habla del boom inmobiliario de Hong Kong, lograba dejar ojiplático al espectador medio, que no acaba de adivinar qué tendría que ver eso con una película gore.

Pero Dream Home se muestra, precisamente, como una sangrienta propuesta con contenido. Su propio título evoca al deseo del hogar soñado, el mismo que tiene la protagonista que desde niña quiso vivir en el imponente edificio sito enfrente al Victoria Bay, el puerto de Hong Kong. Pero su sueño se ve truncado por la especulación inmobiliaria, la misma que destroza vidas por el ansia de conseguir más beneficios, haciéndole la vida imposible a gente cuyo único pecado es tener una casa en un terreno con perspectivas a ser sede de un nuevo rascacielos. Los precios se inflan y el sueño de la protagonista se hunde ante la imposibilidad de poder pagar el precio de un apartamento. Su anhelo crece y poco a poco muta hasta convertirse en obsesión, promovida por sus experiencias pasadas que iremos viendo mediante flashbacks en los que se nos muestra como una persona manipulable y con una vida aciaga. Termina por abrazar la ley de la oferta y la demanda, olvidándose de cualquier sentimiento humano y llegando a la conclusión de que su mejor opción es irrumpir en el edificio y cometer una serie de asesinatos para provocar el pánico, crear una leyenda negra alrededor del edificio y, por lo tanto, lograr que el precio baje ¿Lógico? Realmente tan lógico como el pensamiento del especulador que echa a la gente de su casa, despreciando cualquier ética por el logro de un objetivo.

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Llegados a este punto, y con las cartas sobre la mesa, a Dream Home le llega el momento de revelar su vertiente gore, y la verdad es que dejará satisfecho a los amantes del género, porque no se reserva prácticamente nada. Eso sí, con agradecidos toques de humor negro que ayudan a suavizar el visionado y de paso la alejan de vertientes más duras como el ultragore alemán. Es en este momento donde deja a un lado sutilezas, símiles y demás mensajes para salpicar de sangre la pantalla entera en un espectáculo excelentemente montado, que mereció el premio en Sitges al mejor maquillaje, y que además encumbró a su protagonista, Josie Ho, como la mejor actriz del festival.