El Congo (IX): Poder y traición

Joseph Kabila vendió Gecamines a precio de ganga, arruinando al pueblo congoleño. Ahora bien, esto no es lo peor. El presidente de la República Democrática del Congo ha contribuido a perpetuar la guerra, aliándose con el enemigo que invade su propio país.

«No pocos congoleños expatriados acusan al presidente Kabila de mantener conscientemente la debilidad de las Fuerzas Armadas Congoleñas para facilitar y hasta justificar la progresiva anexión del este del Congo a Ruanda. Se apoyan en que mientras Goma caía en manos de los rebeldes del M23, el presidente Kabila volaba a Kampala para reunirse con el presidente ruandés Kagame, convocados por el ugandés Museveni, revestido repentinamente de mediador»[1] 

Sin lugar a dudas, la débil democracia congoleña es un serio problema que impide la solución del conflicto.

«La falta de legitimidad democrática del actual gobierno de Kinshasa, ha derivado en una inestabilidad política en aumento, fundamentalmente por la voluntad del presidente “democráticamente” elegido en 2003, de perpetuarse en el poder.

Las constantes protestas políticas con sus consecuentes represiones, riegan casi a diario de sangre las calles de la capital.

Esta situación se da con más claridad en el oriente del país, donde […]  los movimientos separatistas, alentados tanto por Burundi y Ruanda, se aprovechan de la anarquía existentes en todo el país»[2].

Fidel Bafilemba: «¿De quién es la responsabilidad de entrenar a un ejército profesional y capaz de proteger a nuestro pueblo, capaz de defender nuestras fronteras? Es realmente vergonzoso que el Congo no haya podido tener un líder que pudiera hacer respetar la ley o restaurarla»[3].

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