El Congo (VI): La financiación de la guerra

Tal y como apunta Jason Stearns, director de Congo Research Group, las causas de la Primera Guerra del Congo (1996-1997) fueron el colapso del estado zaireño y el genocidio de Ruanda, no los minerales. No obstante, «nada más comenzar, los minerales se convirtieron en una pieza clave para financiarla. Después, en algún momento, los minerales se convirtieron en el objetivo»[1]. La A.F.D.L. necesitaba efectivo para poder comprar armas y así sufragar la rebelión. «Y en el Congo una de las formas de conseguirlo es obteniendo concesiones para la extracción de minerales»[2]. De modo que la A.F.D.L se dirigió a la provincia de Katanga, en el sur del país, donde abunda el cobre y el cobalto. Éste último está muy demandado por Estados Unidos, que lo utiliza en su departamento de defensa. Katanga se convierte entonces en la clave del conflicto congoleño[3].

Algunos empresarios extranjeros vieron claro que Mobutu tenía todas las de perder y que Laurent Kabila iba a hacerse con el control del país. De modo que no perdieron el tiempo y firmaron contratos con los rebeldes para explotar las minas de cobalto, cobre, zinc, así como de diamantes. Entre las empresas se encontraban la multinacional Lundin Mining y la American Mining Corporation, la primera compañía que firmó un contrato con Kabila por 5 millones de dólares[4].

«Además de garantizar el control de los recursos, promoviendo a un presidente congoleño que se amoldase a los deseos de las multinacionales, también muchas multinacionales obtuvieron pingües beneficios realizando contratos muy ventajosos directamente con las guerrillas que se sabía que iban a tomar el poder en la R. D. del Congo, como DeBeers, Lundin o AMFI (American Minerals Fields Inc), que negociaron directamente con los rebeldes del A.F.D.L. […] Las noticias de la prensa internacional de la época de la primera guerra del Congo son bastante elocuentes de los contratos de estas grandes multinacionales con las guerrillas de la época, por ejemplo, The Times, en un reportaje fechado el 19 de mayo de 1997, decía: L. Kabila, un antiguo marxista y amigo del Che Guevara, claramente ha abandonado el idealismo de su juventud. Antes de tomar el poder, ya había firmado contratos multimillonarios con compañías mineras extranjeras para explotar los asombrosos recursos naturales congoleños”»[5].

En suma, los rebeldes ocuparon las zonas mineras del país para poder obtener dinero y seguir financiando la guerra; al mismo tiempo las empresas mineras hicieron tratos con los rebeldes, apoyando -y costeando- la insurrección.

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[1] Michael Ramsdell: Cuando los elefantes luchan, (2015)

[2] Dan Simpson, embajador de EEUU en el Congo durante 1995-1998, en Ibídem

[3] Ibídem

[4] Ibídem

[5] José Eugenio Lucas: R. D. del Congo: 20 años de guerras, Umoya, 25 de noviembre de 2016, https://umoya.org/2016/11/25/r-d-del-congo-20-anos-de-guerras/