El Congo (XIII): ¿Por qué se perpetúa la guerra?

En los últimos veinte años, la guerra ha devastado el Congo. Su población ha sido diezmada y sus recursos, expoliados. Asimismo, el conflicto congoleño es sumamente complejo, viéndose implicadas numerosas facciones y oscuros intereses.

Se podría decir que, irónicamente, lo que ha permitido -y sigue permitiendo- este conflicto es la falta de establecimiento de los tres lemas del propio país: justicia, paz y trabajo.

«Gran parte del problema se debe a las autoridades, a los que dirigen el país. Es verdad que el Congo es un país rico, somos ricos en todo, tenemos todo lo que necesitamos en nuestro país, pero nuestros dirigentes no tienen la voluntad de mejorar las condiciones. Por ejemplo, no hay trabajo en este país. Ellos deberían atraer los negocios para que la gente pueda trabajar. La gente debería poder tener una vida mejor»[1], afirma un hombre congoleño.

A causa las presiones de las guerrillas y al no haber perspectiva laboral alguna, la población se ve abocada al sector de la minería, donde son explotados y, al mismo tiempo, se convierten en cómplices del pillaje sistemático que sufre su país.

El gobierno liderado por Joseph Kabila, débil, corrupto -y probablemente amenazado-, no sólo ha permitido el expolio incesante dentro de sus fronteras, sino que lo ha avivado, debilitando las tropas nacionales y dando carta blanca a sus propios enemigos para que saquen los minerales clandestinamente.

La guerra ha servido para enriquecer a unos pocos, mientras la mayoría es pisoteada. Las riquezas que posee la República Democrática del Congo han sido su perdición.

«El Congo es un escándalo geológico»[2].

«El Congo es más que Arabia Saudí, tiene un potencial de 18 millones»[3].

La solución en la República Democrática del Congo radica en que los tres lemas pasen de ser tres palabras escritas en un escudo a que adquieran su sentido más profundo y se conviertan en una realidad. Ahora bien, ¿qué es lo que impide? ¿Por qué se perpetúa esta guerra cruel e inhumana?

En su revelador artículo, R. D. del Congo: 20 años de guerras, José Eugenio Lucas nos da la respuesta: «En mi opinión quien tiene interés en la continuación de la guerra son los gobiernos de Ruanda y Uganda. Una cosa es el inicio de la guerra en el Congo cuyos objetivos eran sustituir a un presidente congoleño por otro que diese mayores garantías para las multinacionales occidentales y otra cosa distinta es la continuación de la guerra, hasta nuestros días y aquí quien tiene interés son los gobiernos de Ruanda y Uganda. […] Una de las estrategias que siguen Ruanda y Uganda para mantener el control de los minerales congoleños es el de promover la balcanización del Congo que consistiría en favorecer la implosión del estado congoleño en varios estados independientes para posteriormente Ruanda y Uganda controlar aquellos que poseen las minas que por otra parte serían los estados más cercanos a sus fronteras»[4].

Esta estrategia no es nueva, sino que viene gestándose desde hace décadas.

«La anexión de una parte de la R. D. Congo, vía balcanización o directamente, fue una ambición pública por parte de las elites de Ruanda como lo atestiguan cartas de 1981 a la ONU por parte del gobierno en Ruanda donde explican el fundamento de su aspiración de anexión de una parte del este de la R D Congo o muchos de los discursos públicos de las autoridades del FPR en el poder en Ruanda después de 1994»[5].

Para conseguir este objetivo, Ruanda se ha fijado dos metas: «Por una parte crear un escenario de violencia con destrucción de cualquier infraestructura que haga inevitable que la única salida de los minerales explotados sea a través de los países vecinos beneficiando las industrias de transformación allí existentes e impidiendo cualquier posibilidad de que algún gobierno central congoleño se haga con el control de los minerales y por otra parte alentar la expulsión de mucha de la población congoleña de las provincias mineras de modo que una vez balcanizado el Congo, el balance de población en las provincias balcanizadas limítrofes no fuese tan desfavorable a Ruanda y Uganda»[6].

Las cifras hablan por sí solas: «Informes publicados por la ONU en abril de 2001 estimaban que el gasto militar de Ruanda en municiones, abastecimiento y vuelos de su Ejército en el Congo rondaba los 60 millones de dólares al año, mientras otros informes también publicados por la ONU y por comisiones independientes estimaban que en el año 2000 Ruanda había ganado 40 millones de dólares por diamantes, 15 millones por el oro y 191 millones por el coltán, todos extraídos en suelo congoleño. Uganda habría ganado en sus zonas bajo control 1,8 millones por diamantes, 105 millones por el oro y 6,2 millones por el coltán»[7].

Si bien José Lucas apunta que a las multinacionales no les favorece el escenario de constante violencia e inestabilidad[8], pues en más de una ocasión han tenido que subcontratar a otras empresas para que realizaran los trabajos en las minas debido al alto riesgo, no puede negarse su implicación en el conflicto.

Según Caddy Adzuba, la responsabilidad de la guerra del Congo es compartida. «El Congo tiene su parte de culpa, también Ruanda y la región de los grandes lagos, la Unión Africana, la Unión Africana, la Unión Europea y la ONU. […] En relación con la Unión Europea, hay multinacionales que sostienen una buena parte de la economía de los países de la Unión Europea. Los gobiernos europeos han financiado la guerra en el Congo en colaboración con las multinacionales, sacan su provecho»[9] 

Numerosas compañías internacionales han estado operando en el Congo. Tal es el caso de Nokia, Erikson, Siemens, Sony, Bayer, Intel, Hitachi o IBM[10]. La compañía aérea belga Sabena se dedicaba a transportar coltán y casiterita vía Kigali, capital de Ruanda a Bruselas[11]. También han operado la «Barrick Gold Corporation, de Canadá, la American Mineral Fields (en la que George Bush padre tenía intereses) y la surafricana Anglo-American Corporation. Importantes empresas mixtas se han creado sin contar con la RDC como la Sociedad Minera de los Grandes Lagos (SOMIGL) que está integrada por tres sociedades: la Africom (belga), la Promeco (ruandesa) y la Cogecom (surafricana)»[12].

Caddy Adzuba no duda en relacionar a los gobiernos occidentales con la guerra del Congo: «Los gobiernos europeos han financiado la guerra en el Congo en colaboración con las multinacionales. […] Hay paneles de la ONU que dicen claramente qué gobiernos están financiando esta guerra. Todos lo saben pero ninguna medida concreta se ha tomado al respecto porque existen intereses económicos»[13]. Y concluye: «Nos preguntamos, si por ello se ha sacrificado la vida de tantos congoleños, de las mujeres y de los niños»[14].

José Eugenio Lucas advierte que ni el gobierno de Estados Unidos ni los de la Unión Europea han mostrado una voluntad de «acabar con el conflicto en detrimento de sus intereses particulares. Más bien al contrario: muchos países occidentales siguieron ayudando a Uganda y Ruanda tanto militarmente como a través de cuantiosas ‘ayudas al desarrollo’.

Por ejemplo, la agencia de ayuda británica (DFID) anunció en septiembre del año 2000 un préstamo de 95 millones de dólares sobre un periodo de tres años para ayudar al Gobierno ruandés. Resulta paradójico y difícil de comprender cómo era necesaria una ayuda a países que poseían los suficientes recursos para invadir a su vecino»[15].

«Ruanda y Uganda no sólo se beneficiaron durante el periodo de guerra de la ayuda de los países donantes, sino que parte de sus deudas externas fue cancelada y además fueron considerados como modelos de desarrollo económico.

Por otro lado, la ayuda militar también continuó durante el conflicto, y fueron firmados planes de cooperación entre EE UU y los dos países africanos. Sorprendentemente, el acuerdo con Ruanda llegó después de que una de sus guerrillas tomase Bukavu, la capital de Kivu Sur, en mayo-junio de 2004»[16].

«Hoy en día Gran Bretaña continúa siendo el patrocinador extranjero más importante de Uganda y el apoyo de Estados Unidos ha incrementado el ejército de Ruanda, desde los 7000 solados entrenados por los belgas y los franceses del gobierno anterior, cuando Museveni y Kagame invadieron el Congo en 1990, hasta unos 70.000 a 100.000 solados armados y entrenados por Estados Unidos en 2007»[17].

De ahí se deduce el porqué de la escasa información acerca del conflicto congoleño que llega a los medios occidentales, cuando por su magnitud, barbarie y actualidad debería aparecer cada día en los titulares.

Caddy Adzuba, quien recibió en 2010 el Premio Internacional Libertad de Prensa que otorga la Cátedra Unesco de Comunicación de la Universidad de Málaga: «Como periodista, después de mucho de trabajo me he dado cuenta que hay una manipulación en los medios de comunicación para esconder las partes implicadas en el conflicto. En Europa a pesar de la democracia, la prensa no es libre al 100%. Siempre está la mano invisible de los redactores, gobiernos y de otros que quieren reorientar las informaciones. […] Ruanda es el niño mimado de occidente y es por Ruanda por donde pasan todos los minerales que salen del Congo. La prensa internacional se ve obligada a ocultar lo que está pasando. Escondiendo las verdaderas causas de la guerra, la prensa internacional no está haciendo bien su trabajo. El papel de la prensa debería ser el de explicar el conflicto, los actores del conflicto y señalar las responsabilidades y las soluciones para terminar con el conflicto»[18].

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[1] Michael Ramsdell: Cuando los elefantes luchan, (2015)

[2] Ibídem

[3] Ibídem

[4] José Eugenio Lucas: R. D. del Congo: 20 años de guerras, Umoya, 25 de noviembre de 2016, https://umoya.org/2016/11/25/r-d-del-congo-20-anos-de-guerras/

[5] Ibídem

[6] Ibídem

[7] José Eugenio Lucas: El coltán y la guerra del Congo. Rapiña y complicidad internacional, Diagonal, 1 de marzo de 2007, https://www.diagonalperiodico.net/global/coltan-y-la-guerra-del-congo.html

[8] José Eugenio Lucas: R. D. del Congo: 20 años de guerras

[9] Entrevista a Caddy Adzuba en José Eugenio Lucas: Los gobiernos europeos han financiado la guerra en el Congo en colaboración con las multinacionales, Diagonal, 23 de julio de 2010, https://www.diagonalperiodico.net/global/gobiernos-europeos-han-financiado-la-guerra-congo-colaboracion-con-multinacionales.html

[10] Hedelberto López Blanch: El trasfondo económico del coltán. Guerra en la República Democrática del Congo, 23 de noviembre de 2008, Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76377

[11] José Eugenio Lucas: El coltán y la guerra del Congo. Rapiña y complicidad internacional

[12] Hedelberto López Blanch: El trasfondo económico del coltán. Guerra en la República Democrática del Congo

[13] Entrevista a Caddy Adzuba en José Eugenio Lucas: Los gobiernos europeos han financiado la guerra en el Congo en colaboración con las multinacionales

[14] Ibídem

[15] José Eugenio Lucas: El coltán y la guerra del Congo. Rapiña y complicidad internacional

[16] Ibídem

[17] Peter Erlinder: Los aliados de Estados Unidos y del Reino Unido expolian las riquezas del Congo mientras mueren millones de personas. Informe de expertos de Naciones Unidas (2001-2003), 11 de diciembre de 2008, Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=77297

[18] Entrevista a Caddy Adzuba en José Eugenio Lucas: Los gobiernos europeos han financiado la guerra en el Congo en colaboración con las multinacionales