El Lienzo – El mundo a través de la pintura

le_tableau-533945667-largeCinco largometrajes y cuatro cortos no son un largo expediente para 50 años de carrera como director. Quizá sea por haber sido de animación, y por ello no ha recibido tanta atención como merecería, quizá por eso tuvo más dificultades para llevar adelante sus proyectos, o quizá simplemente a Jean-François Laguionie le gusta cocinar a fuego lento, muy lento. Sea lo que sea, lo cierto es que cuantitativamente el bagaje es escaso, no ocurre lo mismo cualitativamente dejándonos un buen puñado de producciones de alta calidad.

El Lienzo (Le Tableau, 2011) no es una excepción, todo lo contrario, es una confirmación de la alta calidad que Laguionie puede ofrecernos, tanto en la dirección como en el guion, en este caso escribiéndolo junto a Anik Leray. Un argumento que atrapa, pese a tener que combatir a brazo partido contra la realización artística, absolutamente sobresaliente.

La historia se desarrolla en torno a un cuadro, un lienzo, y a sus moradores, sus personajes. En este caso se dividen en tres clases: los Toupins, que son los que han sido completamente pintados por su autor. Los Pafinis, casi terminados, aquellos a los que les falta alguna parte por pintar o por darle color. Por último tenemos los Reufs, bosquejos, los que han sido descartados sin haber pasado de la fase inicial de esbozo. Las tres clases podemos asimilarlas fácilmente como la clase alta, media y baja, haciendo un símil con nuestra propia sociedad y pudiendo apreciar cómo los Toupins viven en el castillo del cuadro, con todas las comodidades y con la idea de ser superiores al resto de clases del cuadro. Los Pafinis viven en el bosque contiguo, al lado de los Toupins y al mismo tiempo muy lejos en lo que a comodidades se refiere. Los más desafortunados serían los Reufs, cuya simple apariencia es rechazada por los Toupins, siendo perseguidos en cuanto se atisba su presencia por las cercanías del castillo. La relación entre Pafinis y Reufs tampoco es satisfactoria, pese a ser aceptados también sienten una ligera desconfianza y no suelen mezclarse.

le_tableau_3

Pero, como si de Romeo y Julieta se tratase, un Toupin está enamorado de una Pafini, y con la ayuda de otra Pafini, Lola, consigue escapar del castillo junto a un Reuf, Plume, adentrándose en el bosque, donde ningún otro personaje del cuadro había llegado. Allí encontrarán la salida del cuadro y comenzarán su viaje a través de las obras del pintor, en la búsqueda del mismo como su dios creador, para que les complete y así pasar a ser Toupins y ser finalmente aceptados. Su idea es que el pintor dejó el cuadro a la mitad, y necesitan saber por qué les ha abandonado.

Un viaje de auto realización, de búsqueda de la propia identidad mientras descubren que el mundo es mucho más extenso que su cuadro, ampliando su conocimiento y expandiendo su mente al aceptar nuevas formas y tonalidades, aceptando la diversidad.

El diseño artístico de El Lienzo sólo puede ser definido como apabullante, cautivador, un lujo para los sentidos que nadie debería perderse pese a las trabas de siempre: la limitada distribución de la película.