Entrevista a Ramón Oriol, autor de «Música Alternativa: Auge y Caída (1990-2014)»

17066 COBERTA AUGE Y CAIDA.inddHace tres meses que ya alumbramos las tremendas virtudes de “Música Alternativa (Milenio, 2015), uno de esos ensayos destinados a ocupar un espacio entre el altar de las grandes reflexiones musicales. Hoy tenemos en la web a Ramón Oriol, que profundiza en su propia obra y nos muestra las entrañas de su reluciente criatura. Abonado a la tensión permanente, el pulso con el que el autor expone sus ideas es de los que contagian la misma, y maravillosa, enfermedad que inocula el libro: montañas de curiosidad y sana inquietud.

 Pero para qué haceros esperar más, aquí tenéis a Ramón Oriol en estado puro. Para no perdérselo.

 ¿Cómo es el proceso de una obra desarrollada durante 5 años? ¿Cuándo llega el punto en el que te das cuenta de que hay que parar? ¿Cómo te sientes tras haberlo parido?

 Antes de nada, agradeceros que me hayáis llamado para que comentemos el lanzamiento de Música Alternativa. Auge y caída (1990-2014). ¿5 años? Pues sí…

 El esqueleto del libro lo escribí durante el primer año y medio, y tras pasar el manuscrito a gente de la que me interesaba saber su opinión, me pase el resto del tiempo mejorándolo, engordándolo, llenandolo de datos útiles (no olvidemos que se trata de un ensayo) y de anécdotas graciosas o interesantes, todo ello en pos de conseguir una lectura lo más atractiva posible.

 Durante estos 5 años comprenderéis que lo escribí en situaciones y horarios absolutamente dispares, pero siempre que me puse delante del texto para proseguir su escritura lo hice en el mismo estado mental de concentración absoluta y de respeto absoluto hacia el futuro lector y lo que estaba contando, cerrándose la historia de una forma totalmente natural a finales de 2014.

 Me encanta verlo publicado aunque esperaba y espero feedback por parte de los lectores, además de por los músicos y críticos musicales que salen mencionados en el mismo… Todos estamos hiperconectados pero la sobreestimulación que sufrimos a diario no nos permite más que expulsar un lacónico “gracias, tío”… ¡Y eso con suerte! Además esperaba causar un poco de controversia o sano debate entre las revistas musicales con criterio del país y… más allá de grandes críticas, poco más, cuando deberían aprovechar que se habla de ellas (bien y mal) y se evalúa su trabajo…

 A diferencia de los libros que engloban diferentes eras musicales, evitas el formato guía en todo momento. ¿Tenías la estructura del libro antes de comenzar o su desarrollo formó parte de un proceso natural del maremágnum de propuestas que recorren todo el libro?

 Básicamente intenté evitar en todo momento una estructura lineal y repelente que invite al bostezo y a abandonar su lectura. Soy un gran enemigo de las tesis doctorales y del estilo académico inflexible… Vengo de la lectura de revistas musicales y de fanzines, y su aparente anarquía, ese no saber lo que encontrarás a continuación y la capacidad de sorprender es lo que me estimula a seguir contribuyendo con mi modesto granito de arena.

 En cuanto al desarrollo de la estructura, lo que siempre tuve claro era que por encima de todo quería explicar los 90 alternativos a toda una generación que desconoce completamente el estado eufórico de las cosas hace 20 años, especialmente para todo aquél que se sentía diferente de «la corriente principal» de pensamiento adocenado y uniforme… Además de que creo que, involuntariamente, artistas como Arcade Fire o LCD Soundsystem, por no hablar del esteril revival post-punk de hace 10 años se cargaron un poco entre todos lo conseguido por bandas como Fugazi, Sleater-Kinney o Nirvana durante la era alternativa, enterrando progresivamente la naturalidad y la pasión que estos devolvieron a la música.

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Ruta 66, julio-agosto de 1991.

 Una de las cosas que más me atrajeron de la lectura fue que te pones a la altura del lector. No hay ni una pizca de tono académico. Transmites lo más importante, la pasión de los discos, películas o cómics sobre los que hablas. Da la impresión de que intentas (y consigues) entablar un diálogo con el lector. ¿Tenías esta idea de diálogo constante en la cabeza mientras escribías?

 Por supuesto, lo más importante es transmitir, y no existe nadie en este país que sepa transmitir mejor su pasión por la música y todo lo que la rodea como César Martín y Kiko Amat… Ellos consiguen ese diálogo imaginario con el lector como nadie que haya leído hasta ahora…

 Porque si hablamos de “… como nadie que haya escuchado hasta ahora”, ese privilegio debería recaer en Paco Pérez Bryan, locutor y comunicador extraordinario que nos amenizó las tardes del fin de semana de buena parte de los 90 a través de su programa “De 4 a 3” en Radio 3, tratando a sus solícitos oyentes con exquisito respeto y de igual a igual, a pesar de ser la mayoría de nosotros entonces unos niños o adolescentes que se abrían a la vida.

 Pero sin duda lo más llamativo, por inesperado, es utilizar como timón del libro la confrontación entre los tres grandes pesos pesados de la prensa musical estatal. Se percibe una deuda constante con aquellas revistas, fuente obligatoria de la era pre-internet para todos los que teníamos que comprar discos para calmar la inquietud. ¿Cuánto hay de homenaje y crítica en tu discurso sobre aquella prensa de los ‘90?

 En un 95% es un homenaje constante, ya que les debo mucho (y supongo que algunos lectores o ex-lectores pensarán igual) a esas revistas que nos ayudaron en nuestra educación cultural (hasta el punto de que el libro va dedicado en parte a ellas: las revistas musicales españolas con criterio), ya que en cierto modo hemos crecido con ellas y con sus redactores, leyendo su opinión mes a mes durante décadas…

 Por eso y porque nunca he entendido las chanzas hacia Popular 1 por parte de las otras revistas del mercado español (más allá de su terrible maquetación y diseño), me hubiera gustado (y aún espero, como el eterno optimista que soy) un poco de “vidilla” al respecto de cómo las confronto y todo lo que comento en el libro sobre Rockdelux, Popular 1, Ruta 66, RockZone etc… Ruteros de pro como Ignacio Julià, Jaime Gonzalo o Rafa Cervera escribiendo encantados de la vida en Rockdelux, conatos de vuelta de históricos del Popu a la revista que los vio crecer etc. etc. Desde luego hay para todos los gustos y se agradece que haya un poco de movimiento en este tipo de prensa tras años y años de cierto inmovilismo o “piloto automático”.

 Y es que aunque aquí sólo estemos hablando de la prensa musical española (algo minúsculo dentro del esquema general de las cosas), estamos hablando de la prensa musical más pasional que se puede encontrar en el mundo entero, así que me gustaría que se reivindicase más a sí misma… Y estaréis de acuerdo conmigo en que ahora es un buen momento para hacerlo.

 

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Rockdelux, septiembre de 1991.

Otra de las cosas que más me llaman es que evitas las opiniones generalistas sobre los mejores discos de cada grupo. De Fugazi, In On The Killtaker; de Red House Painters, Old Ramon; o de Today Is The Day, Temple Of The Morning Star. ¿Una de tus intenciones era romper los cimientos de la crítica consensuada que vivimos casi continuamente desde siempre?

 

Pues sí, especialmente tras años y años leyendo cosas como que el mejor disco de Le Mans no es Aquí vivía yo o que el destacable de Piano Magic es Artists’ Rifles cuando el que verdaderamente desarma y deslumbra es Low Birth Weight

Sólo es mi opinión, de acuerdo (igual que me parece que la obra valiosa de Nacho Vegas está comprendida en sus intimistas 3 primeros álbumes y que su faceta “política” o social me parezca de trazo grueso y un auténtico coñazo), pero es que realmente creo que en artistas como Fugazi o Red House Painters sus mejores y más inspiradas obras (o más cálidas y cercanas) se dieron más allá de sus canónicos inicios, faltos quizá del alma que sí conseguirían desplegar posteriormente con obras menos tensas y crispadas, desde la tranquilidad que da la consagración o la madurez, según sea el caso.

 

Tu libro lo veo como la medicina perfecta tras leer Retromanía de Simon Reynolds. A pesar de que llegas a la conclusión de que “internet lo igualado todo a la baja”, sigues abriendo vías hacia bandas nuevas como Joyce Manor. ¿Aún hay esperanza o necesitamos otra explosión tipo Nirvana?

 Buff, qué pereza de pregunta (más que nada porque me podría extender hasta el infinito)… Veamos cómo puedo explicarlo sintetizado: hay esperanza en el sentido que siempre encontraremos grupos que nos hablen, aunque cada vez sea más difícil dar con ellos (están todos en Internet pero encontrar letras, sentimiento y música que nos hablen es otro cantar)… La diferencia estriba en que hace 20 años eran 100 grupos nuevos los que conseguían hablarnos y ahora son sólo 10, exagerando.

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Popular 1, octubre de 1991.

Por otra parte, mal que nos pese a todos aquellos que, excitados, elucubramos cada lustro con tal o cuál banda que acaba de aparecer, una explosión como la que protagonizaron Nirvana o antes Guns N’Roses no volverá a suceder por multitud de factores en contra: la música ya no juega el mismo papel que podía jugar hace 25 años en una sociedad más inocente, la industria ya no puede apostar consagrando el talento de artistas como lo hizo en los reinados de los Guns y Nirvana, Internet efectivamente lo iguala todo sin dar oportunidades de destacar, a la juventud sobreestimulada mayormente le interesan más los videojuegos (que actualmente se asemejan más a videopelículas, dificultando la interacción que los hacía divertidos) que la voz propia que puedan encontrar gracias al alma encerrada en una canción, esa canción que los podría desarmar por completo y forzarlos a hacerse preguntas de esas que nadie quiere hacerse, a seguir buscando más cultura de calidad… Y déjame concluir diciendo que antes de que tal supuesta banda nos vuele la cabeza a nosotros, debe hacerlo a toda una generación imberbe que escuche atenta, lo que hace del feliz acontecimiento algo altamente improbable.

 Leer tu libro significa casi obligatoriamente boli y papel para ir apuntando las recetas culturales que se desbordan a lo largo de todo el trayecto. ¿Con cuáles te gustaría enganchar de forma más personal a la gente? ¿Team Dresch? ¿Elliott Smith? ¿Huggy Bear?

 Yo no voy a decir a nadie lo que tiene que escuchar, ni que lo que me gusta a mí es lo “correcto” y lo suyo no… Qué horror. Yo sólo soy un transmisor de artefactos con alma (siento abusar del término pero es irreemplazable) y que la gente escuche, lea o vea lo que les apetezca o más les llame la atención.

 Podéis encontrarme en Facebook en Ramón Libro (y agregaros, si así lo deseáis), donde voy incluyendo varios fragmentos del mismo, mientras que el índice y el primer capítulo están disponibles para su lectura en la web de la editorial Milenio, que decidió apostar por esta humilde obra que espero que disfruten todos los que se hayan molestado en leer esta entrevista. Gracias por vuestro tiempo.