ESG, en el hueso del ritmo

Fue en una gira de A Certain Ratio en Estados Unidos, en el Danceteria neoyorquino, en 1981, cuando se dio la feliz casualidad de que ESG coincidieran con la banda menos oscura del catálogo Factory. ESG era una banda formada por las adolescentes hermanas Scroggins. Procedentes del Southern Bronx, su entrada en los circuitos underground fue propiciado por su madre, que, para alejarlas de la inercia negativa de sus calles, que entre los 60 y 70 aumentaba en delincuencia y en casas deshabitadas, les compró sus primeros instrumentos, y se convirtió en algo así como la versión no déspota del padre de los Jackson. Así como recuerda Renne Scroggins, la hermana vocalista: “Lo que me gustaba de nuestra mamá era que no nos decía que éramos terribles. Ella solía decirnos: ‘Se necesita un poco más de trabajo’. Era muy alentadora”[1].

Una de las escenas más habituales de ESG provenía de la figura de la madre en sus actuaciones, llevándoles la cena o recogiéndolas para llevárselas de vuelta a casa tras terminar los conciertos. En uno de estos, se encontraba Tony Wilson. La remodelación escuálida del p-funk ejecutada -todo ritmo y bajos gordos, nada de guitarras- de las hermanas Scroggins le dejó clavado al suelo.

TIU-onetrackmind-Moody-ESG-4-705x1044

Renee Scroggins: “Abríamos para A Certain Ratio, y después de la prueba de sonido Tony Wilson se me acerca y me pregunta: ‘¿Cómo os gustaría hacer un disco?’. Yo pensaba que no me lo decía en serio. Así que le seguí la corriente: ‘Sí, sí, claro’. Eso fue un miércoles. El sábado ya estábamos en el estudio con Martin Hannett”[2].

No era para menos. ESG rotaban sobre una vigorosa línea de funk minimalista, reducida tan al hueso que sonaban como una radiografía en 3D de las interioridades del ritmo. De esta concepción nace ‘UFO’.

Renee Scroggins: “Durante aquel período, yo estaba metida en películas como Encuentros en la tercera fase (Close Encounters Of The Third Kind, 1977) y “La Guerra de las Galaxias” (Star Wars, 1977). Un día me pregunté cómo sería como si un OVNI aterrizara en el medio de la ciudad. ¿Cómo reaccionaría la gente?”[3].

Sin embargo, ‘UFO’ tuvo que entrar por accidente en el disco.

Renee Scroggins: “¡Sí! Después de hacer ‘You’re No Good’, que en realidad era la que le gustaba a Tony Wilson, y ‘Moody’, Martin Hannett vino y me dijo: ‘¿Sabes?, contamos con tres minutos libres. ¿Tiene una canción de tres minutos de duración?’. Yo le respondí: ‘¡Sí, ‘UFO’!’. Es curioso, porque, al principio, mis hermanas odiaban ‘UFO’. La razón venía de que cuando solíamos tocarla las primeras veces, el público nos miraba preguntándose, ‘¿qué diablos es eso?’”[4].

‘UFO’ acabó siendo una de las  canciones más sampleadas de la historia. El minimalismo de su vertebración entre el post-punk y una banda sonora de suspense de Curtis Mayfield no sólo encierra la esencia de una banda como Portishead, sino que su misma definición esquelética del groove elevó puentes de conexión hacia el hip-hop. De los Beasty Boys al Wu-Tang Clan, ‘UFO’ fue prácticamente tan relevante para el asentamiento semántico del hip-hop como Grandmaster Five & The Furious Five o Afrika Bambaataa. Pero a quienes ‘UFO’ también dejó alucinados fue a sus nuevos compañeros de sello, A Certain Ratio, que sólo un año después de la publicación del seminal ESG (Factory/99, 1981) sacaban a la calle Sextet (Factory, 1982)[5].

ESGSólo un año después, ESG cruzaban el charco rumbo al Reino Unido. La ocasión bien lo merecía: el estreno de The Haçienda, el corazón de Madchester, ideado por Tony Wilson, aunque habría que remontarse al mítico concierto ofrecido por Joy Division el 7 de febrero de 1980 en el New Osbourne Club, cuando todos los coches estacionados fuera del local fueron destrozados. Aquel incidente conllevó a que Rob Gretton quisiera montar The Haçienda. Por mera extensión, la idea de buscar nuevas zonas menos peligrosas también tuvo a City Fun como protagonistas, que se refirieron al New Osbourne Club como el “nuevo Electric Circus[6]”.

Mánchester se había convertido en zona conflictiva, por lo que, a lo largo de 1981, el Wigan Casino cierra sus puertas. La euforia punk de los 70 se ha desplomado en un malestar creciente entre la comunidad punk. La paulatina transición de la euforia punk al post-punk grisáceo desplegado por bandas como Section 25 o The Passage implica un descenso en el número de afiliados a la red de conciertos local. En aquellos tiempos, la sala Apollo es la apuesta más segura. El centro de Mánchester necesitaba reactivarse. The Haçienda tiró de oportunismo para conformar un templo a la dicotomía enfrentada entre dance y rock. Su inauguración no pudo ser más sintomática de las intenciones creadas. Ese mismo día actúan A Certain Ratio y ESG.

Renee Scroggins: “La primera vez que vine al Reino Unido fue en 1982 para abrir The Haçienda, y fue una experiencia. Realmente lo fue. El club no estaba propiamente listo, y recuerdo que, cuando llegamos a la prueba de sonido, todo el polvo estaba afectando a mis alergias. Y de lo que, en realidad, me acabo de dar cuenta es que ya nos estábamos en 1982, y yo estaba embarazada de mi hija. Así que ahí me encontraba yo, sobre el escenario, embarazada y estornudando”[7].

El haber escogido a ESG y A Certain Ratio y no a bandas de calado mainstream para su inauguración conllevaba la decisión de incidir en la savia underground como menú principal. Desde Londres, Paul Morley se reinventaba como renegado de lo que en aquel momento consideraba como una escena decepcionante y acabada para, en su lugar, abrazar la irradiación estelar del new pop. 1982 fue el año de Lexicon Of Love (Mercury, 1982) de ABC. El new pop dominaba desde la capital. Y Martin Fry -cantante de ABC- y Morley se erigían en sus estandartes desde los extremos musical-periodísticos. Tras el derrumbe post-JoyDivision, Londres volvía a coger carrerilla. El vacío dejado por Joy Division propulsó la reacción inminente desde la gran capital. Pero Mánchester volvía a estar en movimiento. Y The Haçienda fue un primer paso, aunque tan elitista como todo lo que hacía Factory. Aquella noche, Fry acudió a la llamada. La prensa fue testigo de la reinvención real de Factory como club. Lo que acabó siendo denominado como FAC 51.

 


[1] Amour, Cherie: “Interview – ESG”, The Girls Are. Traducción del autor.

[2] Steiner, Melissa: “It’s Music That Makes You Dance –ESG Interviewed”, The Quietus. Traducción del autor.

[3] Ibídem. Traducción del autor.

[4] Ibídem. Traducción del autor.

[5] La publicación del disco con Factory preconcibió la idea de que ESG se trataba de un grupo británico, cuando en realidad se trataba de una banda afroamericana del Sur del Bronx.

[6] Frank Owen: “Después del concierto ofrecido por los Sex Pistols en diciembre del año anterior [1976], The Electric Circus se convirtió en el escaparate más importante de la ciudad, siendo visitado por las bandas punk de Nueva York y Londres. Allí hubo conciertos clásicos, como los de los Ramones, Talking Heads, The Clash y The Slits, entre muchos otros. Pronto el lugar fue acosado por la policía y los bomberos. Se le denegó una licencia para vender alimentos, lo que significaba que ya no podía permanecer abierto hasta tarde. El departamento de bomberos fue alertado para que restringiera su capacidad. Los propietarios de la sala de conciertos decidieron cerrar, pero no antes de asestar un último golpe mediante una celebración de dos noches a principios de octubre con lo más granado entre las bandas punk de Mánchester”.

“The Electric Circus se encontraba en Collyhurst, uno de los barrios más duros de la ciudad, un desierto post-industrial repleto de escombros, edificios abandonados y ruinosos proyectos de viviendas, que eran el equivalente al sur del Bronx de Mánchester, pero con cuchillos Stanley en lugar de armas. Los locales no estaban muy contentos de ver el espectáculo de fenómenos que, inesperadamente, se vivía en sus puertas cada domingo por la noche, por lo que utilizaban los barrios abandonados para lanzar ladrillos a los punks vestidos de cuero que esperaban en la calle de abajo. La mayoría de los punkis llegaban en transporte público, pero los pocos que llegaban en coche se aseguraron de pagar a los chavales desaliñados que estaban fuera de la entrada. De lo contrario, se encontrarían más adelante sus vehículos bajo las consecuencias del vandalismo o el robo. Los fotógrafos que iban allí a echar fotos de los conciertos para los semanarios musicales británicos tenían que tener especial cuidado: podían ser agredidos por culpa de sus costosos equipos de cámara”[6].

Fuente: Owen, Frank: “Booze, Blood and Noise: The Violent Roots Of Manchester Punk”, Cuepoint. Traducción del autor.

[7] Steiner, Melissa: “It’s Music That Makes You Dance –ESG Interviewed”, The Quietus. Traducción del autor.