Hazlo por Schopenhauer: hay una serie

Hay una serie en la televisión muy pero que muy graciosa. Se llama La que se avecina, fiel sucesora de la pionera Aquí no hay quien viva. Ambos programas cuentan la vida y despropósitos de una comunidad de vecinos a lo 13, Rúe del Percebe de F. Ibáñez. Conforman un microcosmos de la sociedad española, un reflejo harto cómico y crítico a su vez.

Respecto a su antecesora, La que se avecina ganó en descaro, en subversión. Se despojó de todo elemento dramático (, casi). La crítica social -especialmente en las primeras temporadas- estaba preciosamente hilvanada en el guión; los personajes denunciaban situaciones de precariedad, de injusticia, decían verdades como puños sin sonar a panfletario.

Uno de los personajes, Maite Figueroa, más conocida por «la Cuqui» es el vivo ejemplo de la caída en desgracia de tantos y tantos españolitos a consecuencia de la maldita crisis económica. Bueno, no sólo debido a la crisis… La Cuqui es también el reflejo de una sociedad que ha vivido durante siglos en la miseria, cuya única manera de ser mejor es aparentar tener más.

El periplo de este personaje, el más realista de todos, es digno de mención. Empieza siendo una mujer que ha conseguido el pack de la felicidad: casa, coche e hijos, ah, y marido también, claro. Maite trabaja de dependienta de una boutique. Como es habitual en el gremio, las empleadas pierden la razón y se creen millonarias como las clientas. Con el tiempo, la vida de la Cuqui va dando un vuelco tras otro. Siempre a peor. Se queda preñada del vecino, se divorcia, pierde su empleo. Pero ella no se rinde; es una mujer «moderna», quiere realizarse. Empieza a escribir cuentos para niños, como el de «El puercoespín Serafín». Un horror todos. De modo que vuelve de nuevo al mundo laboral al que pertenece: el de la clase obrera de toda la vida. Pero Maite acaba en la cárcel debido a su adicción al consumismo. Tras salir de presidio, y en libertad condicional, regresa a la literatura. Esta vez prueba suerte con la novela erótica, tomando prestado los escarceos de sus vecinas. Una vez acabada, envía la novela a una editorial. Y, ¿adivinan?, así, sin más, la editorial le da 150.000 euros y la pone a firmar libros junto a Mario Vargas Llosa.

Hasta aquí hemos llegado. ¡Gritos y clamores! ¡Qué injusto es este mundo! ¡Este país! ¡Y sus guionistas que perpetúan la idea generalizada de que si eres escritor, nadas en la abundancia! ¡¡Que poco más y vives en una mansión!! ¡¡¡Y, lo que es peor, que las editoriales pagan millones a sus autores!!!

La pura verdad es que los escritores españoles, en su mayoría, viven en la más pura indigencia. Tienen suerte si les pagan y, cuando lo hacen, sus honorarios no superan los de cualquier niña trabajadora de una fábrica en el sudeste asiático.

 Albur.

 

3 comentarios en «Hazlo por Schopenhauer: hay una serie»

  1. Se me antoja harto difícil concentrar tantas verdades en un texto. Y más con este demoledor final. Qué más decir en este país donde la cultura se ciñe a estereotipos para las masas, aún por encima predicados por la clase de guionistas que se llevan la mayor tajada. Bravo por este artículo. Ya era hora de leer algo así.

  2. En realidad, el esperpento está muy conseguido en el caso de ‘la cuqui’, puesto que ‘su’ novela la escribió su chacha (una exyonqui prostituta) y el éxito fulminante viene a cuento de las sombras de Grey.

    1. Sí, la Cuqui es muy esperpéntica y muy real. Pero la yonqui le escribe su segunda novela, cuando la Cuqui ya está consagrada, cobrando una millonada y firmando libros junto a Vargas Llosa.
      ¡Gracias por tu comentario, Hanom, y por la info sobre Grey! No tenía ni idea. 🙂

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