Hazlo por Schopenhauer (XVII): dos viejecitas

Me gustaría hacer una pregunta: ¿Qué es un artista? Y esa pregunta (de)viene, sin duda, de otra pregunta: ¿Quién es un artista? ¿Es alguien que hace arte? ¿o es sólo un tío con bigote?

Estos tiempos que vamos pisando son realmente una locura, decía una viejecita sentada en un banco de la calle a otra aún más viejecita, que a su lado se encontraba. En efecto, respondió la segunda:

-El mes pasado fui a una exposición de pintura con mi nieta…

-¿Con qué nieta? ¿Candelaria?

-No, la otra, Isadora.

-Ya me extrañaba a mí.

-A Candelaria no la metes en una galería de arte ni sobornándola con un maletín lleno de billetes. Ni a punta de pistola. Ni prometiéndole el elixir de la vida eterna, que ahora no le hace falta, pero cuando empiece a estar como nosotras, otro gallo cantará.

-Sigue, que te pierdes.

-Isadora estaba muy emocionada; no hablaba de otra cosa, porque la exposición, se decía, iba a ser todo un acontecimiento. Estuvieron anunciándola a bombo y platillo durante semanas como el evento del año. ¡La metavanguardia! ¡Lo mejor desde las exposiciones impresionistas! ¡Como lo más grande!

-Creo que esa expresión ya no se usa hoy en día.

-Ah, ¿no?

-No.

-¿Y qué otra se usa?

-La hostia.

-¿Cómo?

-La hostia. Se dice que algo es la hostia.

-Uy, qué ordinariez.

-Ordinariez o no, es lo que se dice.

-Pues nada, que llega el día D y acompaño a la chiquilla a la exposición.

-¿Y qué tal?

-Me quedé como cuando me acostaba con mi marido.

-¿Con Jasón?

-No, con el otro, con Saturnino.

-Menudo chasco, ¿no?

-Tú dirás. Tantas expectativas, tanta propaganda, ¿para qué? Me tomaron el poco pelo que me queda.

-Qué cosas. Si pintaba como con Jasón…

-No empieces con tus teorías nietzscheanas de que la voluntad, durante la contemplación del arte, no se erradica, sino se transforma, porque la tenemos.

-Tampoco es para ponerse así, yo lo decía por lo del éxtasis estético.

-Ya sé por qué lo decías, pero no me mezcles conceptos.

-Ideas.

-Eso.

-Mira, ahí vienen las palomas. Saca la bolsa con el pan.

-Titas titas titas…

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