Kenia: african power

Hace pocos días que ya hablaba del reciente Mundial de atletismo. No obstante, su constante recuerdo me trae no pocas reflexiones a la quijotera, unas que necesito exponer como sea. Y es que un evento deportivo de esta (la máxima) importancia concluya con Kenia como país vencedor en el medallero no es sino un halo de esperanza desde el tan poco democrático panorama deportivo mundial. Y eso sin necesidad de hablar de deportes tan clasistas como la vela, el golf, el tenis y demás deportes vetados para las clases bajas y ya no digamos para los países tercermundistas. El colmo del espíritu olímpico, vamos… ¿Y a cuento de qué viene todo esto? Hace un par de días, recordando los duelos Kenia contra Etiopía en los 5.000 y 10.000 metros, Carmen Viñolo me comentó: “Es que el atletismo es el deporte más democrático que existe”. Desde luego, echando una mirada a los cinco primeros puestos del medallero final, esta teoría se cumple de forma elocuente. De entre la cabeza de honor, se encuentran dos países tercermundistas como Kenia y Etiopía. Pero es que, además, la segunda del medallero es Jamaica. Sólo Estados Unidos y Gran Bretaña rompen la hegemonía africano-caribeña. Aunque si nos fijamos bien, la mayoría de los medallistas de estos dos países también cuentan con raíces africanas. Porque tampoco es que Mo Farah tenga relación consanguínea con la realeza british… A pesar de tal cúmulo de evidencias, quizá el hecho que más refulge sobre todos los demás es el hecho de comprobar cómo Antigua & Barbuda fue capaz de colarse en la final del 4×100 masculina. Sencillamente glorioso.

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Si miramos más hacia abajo, sorprende cómo países tan poco habituales en el dominio del deporte mundial como Polonia, Suráfrica, Cuba, Bielorrusia, Eslovaquia y Colombia también destaquen de manera destacada. ¿Y España? ¿Dónde está España? Pues amigas y amigos hay que mirar hasta el puesto 15º. Muchos dirán que tampoco está tan mal esta posición. Aunque tampoco nos engañemos, se trata de una posición completamente irreal con los resultados final. Para empezar, esta posición se logra gracias a una solitaria medalla de oro, la de Súper López. Porque lo realmente sangrante es el hecho de que, aparte del mencionado Súper López, la única atleta que dio la talla fue Ruth Beitia. Luego, el vacío más absoluto. Aunque sería injusto criticar a los deportistas españoles, en clara desventaja estructural con la mayoría de países participantes. Porque no nos engañemos, en España el atletismo despierta menos interés que los campeonatos regionales de tute. Sí, esto es lo que pasa cuando contamos con una prensa deportiva monofutbolera. A los demás, que les den. Y del atletismo, con subrayar de vez en cuando las proezas de Usain Bolt, ya basta. Y así nos va. Como el culo. Esto no es sino una representación a escala deportiva de los males que nos asolan a nivel social. El fútbol ha sido totalmente extirpado de sus valores deportivos -al menos en las altas esferas, otra cosa es todo lo está por debajo de los equipos Champions- y es utilizado como opio para el pueblo. Porque el resto de deportes no sirven para homogeneizar la memoria colectiva mediante discursos tan penosos como: “Si por 90 millones de euros, Cristiano ha salido barato”. Aunque casi es más delirante este otro: “Si es que Messi sólo quiere cobrar 12 millones de euros al año”. Y os juro que semejante colección de perlas las he escuchado más de una vez. Y no, la fuente emisora no provenía de directivos Bankia, sino de gente en la cola del Inem. ¿Hasta dónde puede llegar la manipulación? Acojonante.

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Pero volviendo al tema central, lo que ha conseguido Kenia supone un punto de inflexión de transcendencia mayor: es la primera vez que un país africano copa la posición más alta de un medallero en un Mundial de atletismo. Ahora sólo falta que esta victoria aumente las posibilidades de Kenia a acceder a mejoras a niveles sociales, que más falta les hace. Si no tampoco habrá servido de mucho lo logrado. Pero para que todo esto llegue a buen puerto, tampoco estaría de más que desde la prensa dejen de sembrar dudas sobre el verdadero valor de sus logros. Me explico, nada más ganar el Mundial, no poca parte de la prensa está comenzando a hablar sobre los 30 o 40 positivos que han dado atletas keniatas entre 2013 y 2014. Con todos mis respetos, miremos a todos con el mismo grosor y un poquito de objetividad. Que nunca está de más. Porque si salieran las cifras de todos los atletas norteamericanos que sortean el dopaje gracias a sus técnicas más desarrolladas, a los yanquis sólo habría que dejar que colgaran de sus cuellos cuatro o cinco preseas de las 16 que han obtenido. ¿Ha alguien le suena el tema Gaitlin? Por otro lado, salvo la maratoniana Rita Jeptoo, todos los atletas keniatas que han dado positivo eran de perfil muy bajo. El problema del dopaje en Kenia es diametralmente opuesto al de países como Estados Unidos, cuyo mayor índice se encuentra entre sus atletas más reputados, y un único objetivo: mejorar marcas. El problema de Kenia es que los modelos a seguir, y me refiero a estrellas tales que Kiprop o Kemboi, a veces provocan un tipo de necesidad apresurada por alcanzar el status de sus ídolos, de poder acceder a un nivel mejor de vida, no a conseguir mayores éxitos deportivos. Vamos, el fin no es otro que escapar cuanto antes de la pobreza implícita en su vida diaria. Esto es un problema que ya apunta a soluciones de calado social. ¡Ah! Pero se me olvidaba. Hay otro dato en esto del dopaje bastante más escandaloso que el de Kenia, y no es otra cosa que Rusia sufra de dopaje endémico… Sólo así fue posible que ganaran el medallero en Moscu 2013.

Ya para terminar, sólo me queda decir que, aunque si bien es cierto que el atletismo sufre de males que pervierten otras disciplinas como el ciclismo, la natación, la NBA y el fútbol -no nos engañemos, en estas dos últimas modalidades el doping está más encubierto que los pellizcos monetarios del sr. Rato. Como ejemplo mayor, no olvidemos que en Barcelona 92 el equipo norteamericano de baloncesto llevo a las estrellas de la NBA con la única condición de no tener que pasar el control antidoping, y se lo permitieron…-, quizá sea el único deporte que aún conserva la esencia de lo que significa el “espíritu olímpico”. Que sus máximos exponentes sean figuras como Bolt, las Dibaba o la truope imparable de keniatas ya resulta suficientemente representativo-. Digo yo.

 

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