La Cara B: Dazzling Killmen

Dazzling Killmen: trituradora infrahumana

dazzling killmen fotoBanda originada en la mente torturada de Nick Sakes, para poder filtrar como se merecen sus lamentos infrahumanos  tomará una decisión que, por sorprendente, aún el añade más valor: juntarse a dos estudiantes de jazz para formar una banda de post-hardcore extremo. Brutal  binomio de los que intimidan a las primeras de cambio, Darin Gray y Blake Fleming formarán una de las bases rítmicas más poderosas que se recuerdan de los años ’90. Contando con la ventaja de sus estudios musicales, estos chicos de St. Louis se nutrirán de una dinámica sonora en perpetua mutación, siempre alerta del giro más inesperado en sus desarrollos instrumentales. Batidora bipolar de noise sangrante y metal extremo, el sello característico de esta banda de St. Louis será proporcionado por el bajo imparable del espasmódico Darin Gray. Haciendo de las escalas circulares una razón de ser, las canciones de Dazzling Killmen van variando constantemente de velocidad, hasta que en el algún punto Sakes las hace explotar en una cruenta puñalada atonal directa al cerebelo. Siempre contando con una vigorosa brisa de vanguardia -el saxo de “Ghost Limb”- y métricas de jazz demente, Dazzling Killmen conjugaron entre 1990-1995 una serie de factores únicos durante una carrera muy corta, pero sustancial.

Firmantes de cuatro singles incendiarios recopilados en “Recuerda” (Skin graft, 1996), una casete en directo -“Lounge Ax” (Skin Graft, 1993)- David Wm. Sims –The Jesus Lizard- y dos LPs demoledores. Dazzling Killmen nos dejaron suficientes razones de peso como para tener que recuperarlos del olvido más absoluto. Para tal empresa, ese par de álbumes, mediante los que cimentaron una personalidad intransferible, se antojan como un inmejorable reclamo para el que esté dispuesto a vivir una de esa rara clase de experiencias inolvidables que ocurren muy de vez en cuando. Empezando por la primera de éstas, “Dig Out The Switch” (Intellectual convulsion, 1992) es una obra que supura litros de mala baba. Atómico, fibroso y empapado en un dolor ilimitado, Steve Albini  se colocará en el centro del huracán creado por este trío criminales del math-rock más retorcido y convulso. Llegada providencial, Albini estará a los mandos de esta grabación, tras la espantada de Butch Vig después de su éxito a los mandos del “Nevermind” (Geffen, 1991). Otra obra de reverencia a añadir dentro de sus mejores producciones. Dazzling Killmen aprovecharán la ocasión de parir junto al genio de Chicago minas anti-persona tan cruentas como “Serpentarium”, “Dig the hole”, “Bottom feeder” o “Spiral Mirror”. Apabullante caudal de canciones que van de la estructura más compleja al grito más primigenio, parecía que Dazzling Killmen habían exprimido todo su discurso mediante este debut en largo. Nada más lejos de la realidad. Como si con este álbum imprescindible no hubiesen tenido suficiente, en 1994 nos dejarán otra obra sobresaliente, “Face The Collapse” (Skin graft, 1994). Con un nuevo guitarrista para la ocasión, la llegada al grupo de otro estudiante de jazz como Tim Garrigan  añadirá una gama mayor de pliegues en unos cortes que se retorcerán todavía con más facilidad que en el primer LP. Como si rompieran las canciones en cachitos y las volvieran a pegar bajo un precepto de anarquía total. Este disco es una prueba de punk y experimentación sin corsés elevada a la máxima categoría. Demasiado bueno como para creérselo, “Face The Collapse” supondrá el adiós definitivo de una banda que no pudo aguantar el desgaste físico y emocional que provocaba la ejecución de su desgarrador temario.