La Juventud de la Bestia – Seijun Suzuki desatado

PortadaSeijun Suzuki es un prolífico director japonés que también ha trabajado como actor y guionista. Durante muchos años sus películas no traspasaron las fronteras de Japón, algo normal teniendo en cuenta que estamos hablando, en su mayoría, de cine de serie B de las décadas de los 50 y 60. En cierto modo fue un director maldito y se enfrentó a un gigante como era Nikkatsu, productora de la que fue despedido alegando que sus películas se dirigían hacia un reducido número de espectadores, lo que conllevaba un desastre económico para la productora. Suzuki respondió demandándoles por despido improcedente, ganando tras un juicio de tres años y medio y siendo compensado con un millón de yenes, pero siendo incluido en la lista negra de las productoras por un periodo de 10 años en el que no podría dirigir ninguna película.

Para sobrevivir a tal situación, Suzuki se dedicó a dirigir telefilms, anuncios y series televisivas. Pero el público no le olvidó y poco a poco lo convirtió en un símbolo contracultural. Sin embargo, su mayor reconocimiento llegaría años después, en la década de los 80 y posteriores, cuando sus películas comenzaron a ser proyectadas en prestigiosos festivales, ganando incluso la mención de honor en el Festival de Cine de Berlín, y posteriores ediciones en formatos domésticos consiguieron que fuese reconocido por directores como Jim Jarmusch, Takeshi Kitano o Quentin Tarantino.

Dentro de su época en Nikkatsu, enmarcamos este La Juventud de la Bestia (Yaju no Seishun, 1963), años en los que su estatus de director de clase B le exigían unos rígidos estándares presupuestarios y de tiempo. Las películas de Suzuki contaban con 20 millones de yenes para las producciones en blanco y negro, y contaban con 3 millones adicionales si eran en color. Además, el tiempo estaba estipulado y se dividía en 10 días para preproducción, 25 días de rodaje y 3 días de posproducción. Términos dentro de los cuales Suzuki supo moverse con soltura, ya que jamás se salía de las fechas y condiciones fijadas.

La Juventud de la Bestia se enmarca dentro del género del cine de yakuzas, la mafia japonesa, en el que Suzuki ofreció sus mejores obras. Con una secuencia inicial en blanco y negro donde, en un flashback, vemos lo que aparenta ser el suicidio de una pareja, pronto entra en juego el color y las calles de Tokio, trasportándonos al presente, en un reflejo de la urbe nipona descarnado y violento. Una ciudad de contrastes en la que un grupo de mafiosos amenaza con matarse unos a otros, mientras en la sala contigua, separada únicamente por una mampara, una bailarina agita sus abalorios adornados con plumas rosas. La película es un continuo vaivén de emociones, de intrigas y de traiciones, una mirada a la yakuza sin descanso en la que en cada recoveco te aguarda una bala traicionera.

Fotograma

Pero pese a la violencia que refleja, Suzuki también sabe retratar la belleza urbana de Tokio, convirtiéndolo en un personaje más de la película, quizá el elemento más coherente dentro del desorden manifiesto e intencionado con el que la trama se va desenredando, típico del cine de Suzuki.

Hoy en día, el cine de Suzuki es, hasta cierto punto, asequible, pese hay que recurrir a ediciones extranjeras y no es posible, evidentemente, conseguir versiones dobladas y ni falta que hace. Incluso Criterion, famoso por sus cuidadas ediciones en DVD y Bluray, se ha fijado en esta película para hacer una edición remasterizada para mejorar enormemente la calidad de audio y vídeo.

Un comentario en «La Juventud de la Bestia – Seijun Suzuki desatado»

  1. De Suzuki sólo había visto una película hasta ahora, y me dejó perplejo la cantidad de detalles recogidos por otros directores contemporáneos, como un tal Tarantino, que los hicieron como si fueran logros suyos.

    Genial este artículo y su reivindicación de la figura de Suzuki. Para empezar y no acabar nunca.

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