La nueva caligrafía tecno: de Depeche Mode a Detroit (II)

Más allá de los círculos de Detroit, la red que fue hilvanando Depeche Mode es tan basta que sería necesario un pergamino kilométrico para poder abarcarla. Precisamente, el maestro del sampler, y visionario del hip-hop, Dj Shadow, a propósito de su veneración hacia el Black Celebration, fue otro de los portavoces que asentaron las claves sobre las que se fundamenta el enorme peso del legado dejado por los de Basildon: “Siempre fueron el único grupo, fuera del hip-hop, con el que reamente me sentía identificado -confiesa-. Siempre parecían estar haciendo música interesante, bien planeada. Parecía que tenían la habilidad de utilizar todos los instrumentos que querías escuchar en un determinado momento, construyendo las pistas realmente bien, de manera que siempre te quedabas esperando lo que venía después. Es muy difícil hacer eso, y ellos nunca te decepcionaban”[1]. Y es que escuchando su pieza maestra, el inigualable Endtroducing (Mo’ Wax, 1996), podremos comprobar un buen número de paralelismos con la electrónica física de Black Celebration, por medio de ejemplos tan reveladores como la mezcla entre la convulsa base rítmica y la línea de bajo infernal que mueve ‘The Number Song’ y, sobre todo, ‘Stem/Long Stem”/Transmission 2’, donde las capas de sintetizadores parten del mismo flujo orgánico que los reproducidos por el synclavier del Black Celebration.

Foto 7 Dj Shadow.
Dj Shadow, el mago del reciclaje.

Sobre la cultura reinante del sampleado, no hay más que acercarse a Recoil, el proyecto personal de Wilder, comenzado durante las sesiones de Black Celebration, donde una obra tan panorámica como 1+2 (Mute, 1986) resulta clarividente del gusto, e influencia, de Wilder en el mundo del sampler. Hasta el punto de responder de esta manera a la pregunta sobre lo que piensa respecto a la influencia de esta técnica: “Positiva, sin ninguna duda. Mediante un sampler puedes lograr sonidos sublimes de forma muy sencilla. Cada vez, antes de empezar a grabar, nos pasamos de uno a cuatro días trabajando en añadir sonidos a nuestra librería. En ocasiones, hemos salido al exterior con micrófonos y una grabadora portátil para poder grabar sonidos. Por ejemplo, una vez conseguimos sonidos sobrecogedores de un vertedero de basura. Más tarde, en el estudio, intentamos seleccionar lo que hemos grabado en función de lo que pueda compaginarse con las canciones. Dentro del grupo experimentamos mucho con samplers y debo decir que algunos sonidos han llegado a inspirar algunas melodías. En muchos sentidos, samplear tiene algo de ‘vampírico’. Succionas lo que necesitas y desechas el resto. Resulta refrescante escuchar a los Beasty Boys sampleando a Led Zeppelin. Una imitación juguetona siempre es la forma más sana de copiar. Ya para concluir, el argumento principal contra la música electrónica se basa en que destruye la parte emocional de la música. En algunos casos esto puede resultar cierto. No obstante, la electrónica te da una gran libertad que puedes dirigir hacia otros, mejores, canales. Las posibilidades están ahí, y el músico tiene pleno poder para hacer uso de ella…”[2]. Siempre buscando nuevas vías de escape a su caudal de sonidos mentales; no obstante, la opinión de Wilder respecto a otras herramientas de la música actual no cuentan con su misma aprobación: “Muchas bandas modernas están perdiendo su originalidad porque usan sonidos conocidos y maqueteados, y a manera de comprobación te desafío a que escuchemos un par de discos, y te apuesto a que oiremos los mismos sonidos. Esto te resta personalidad”[3].

Foto 12 Soft Cell, la erótica del sintetizador.
Soft Cell, siempre a reivindicar.

Vuelta al juego de los reflejos, aparte de Dj Shadow, figuras tan importantes como Andrew Weatherall, el cerebro en la sombra de Screamadelica (Creation, 1991) de Primal Scream, y uno de los principales integradores de la cultura dance dentro del rock en los años ’90, siempre ha citado a Depeche Mode como una de sus principales influencias: ‘Amo el electro-pop. Comencé a ir a clubs en la era de los nuevos románticos. Ahí sonaban los discos de Soft Cell, Depeche Mode, The Normal, Visage. Para mí, esta música fue la banda sonora que me enamoró, con la que empecé a tomar drogas. Estas influencias indefectiblemente quedan grabados en tu cabeza y más tarde acabarán por incrustarse en tu manera de hacer música”[4]. Las conexiones de Weatherall con Depeche Mode llegan hasta su pináculo artístico, Haunted Dancehall (Warp, 1994). En esta obra de electrónica bizarra, donde el house y el dub se funden en aires de tropicalismo humeante, el perfil metalizado de la base rítmica recuerda sobremanera a los trabajos de Depeche Mode junto a Gareth Jones, el visceral experimentador de sonidos.

Fue en los ’90 cuando también se produjo un trasvase hacia una rama electrónica más elemental que tampoco negó las influencias de Depeche Mode. En esta línea, la flecha apunta hacia el tecno híper dinámico de Underworld, quienes llegaron a ser considerados por la Rockdelux como unos “Depeche Mode malotes”, y Death in Vegas, firmantes de dos piezas fundamentales para continuar con la fusión total entre rock y electrónica, por la que tanto hizo Depeche Mode, y que predominará ya a partir de estos años: The Contino Sessions (Concrete, 1999) y  Scorpio Rising (Concrete, 2002).

Foto 19 Interior de la Bravo en una entrevista de 1984.Tal como hemos citado anteriormente, uno de los puntos de influencia más consistentes del sonido desarrollado por Depeche Mode tuvo su puerto de entrada en el house desarrollado, inicialmente, desde Chicago. Orígenes que, al igual que ocurre con el tecno patentado en Detroit, nacieron en el seno de la comunidad negra. En este sentido, el house ya tuvo sus primeras ramificaciones cuando el club Warehouse abrió sus puertas al público en 1977; curiosamente, el año que el punk rompió, pero también cuando Giorgio Moroder abrió la veta de la curiosidad que desembocó en el house, gracias su incunable From Her To Eternity (Casablanca, 1977). Años de fiebre disco, en un comienzo, el house fue considerado como un afluente de esta otra corriente rompepistas. Así, la mayor herencia dejada por la música disco fue la de haber introducido la figura del Dj y la cultura de la remezcla en 12” repleta de giros percusivos. La otra gran revolución vino por medio de la segunda ola británica; en este caso, la rama encabezada por grupos como Soft Cell y los propios Depeche Mode. Aparte de los adoradores británicos del sinte, el house tuvo otros puertos de entrada por medio de “los sonidos más disco de Giorgio Moroder, Klein & MBO, así como también las producciones italianas, y que en conjunto hicieron crecer el house. Dos clubs, el Warehouse de Chicago y el Paradise Garage de New York, que promocionaban la música europea, rompieron al mismo tiempo las barreras de raza y de preferencias sexuales (el house estaba enfocado a la comunidad gay). Antes de que el Warehouse abriera, sólo había clubs diseñados para segregar a las diferentes razas. Sin embargo, en el Warehouse no había diferencias entre negros, hispanos o blancos; el interés principal era la música. Y la música era tan diversa como los clientes”[5]. La música de los marginados, de los guetos. El propio carácter integrador de la música de Depeche Mode funcionará como un reflejo exacto de todas estas nuevas comunidades musicales desarrolladas en los bajos fondos desde finales de los ’70.

Pese a todas estas conexiones, Alan Wilder tiene una percepción diferente del peso de Depeche Mode en el florecimiento de todas estas nuevas culturas de la música de baile: La conexión entre Depeche Mode y la cultura dance y el tecno es algo que nunca entendí realmente. Me decían: ‘¿No te das cuenta lo influyentes que son ustedes?’. Para mí, la tecnología no era el aspecto más importante del grupo. Había algo ahí para ser usado y algo para intentar mejorar lo que era más importante, que eran las canciones. Y todavía creo que lo son. Teníamos una actitud abierta respecto de la tecnología y sobre el hecho de que queríamos usar montones de sonidos diferentes, pero simplemente hacíamos discos de canciones. Y de repente éramos citados como grandes influencias del tecno y la dance music, lo que nos resultaba bastante extraño. Aún hoy sigo sin entender el nexo. Diría que la música dance tiene mucho más en común con los ancestros de la música electrónica como Kraftwerk, Tangerine Dream, DAF y todos esos grupos electrónicos alemanes de fines de los 70”[6]. Más contundente todavía, al respecto del encuentro entre Depeche Mode y Derrick May arreglado por The Face en 1989, cuando los británicos llegaron a Detroit, Wilder describiría a May como “el gilipollas más arrogante que he conocido en toda mi vida. Además, su música es jodidamente horrible”[7].

Sobre este aspecto, Gore y Fletcher no tienen la misma opinión, precisamente. Influencia de la que Gore se enorgullece: “Creo que es un testimonio sobre la diversidad de nuestra música a través de los años, por la que nos citan las comunidades tecno, house e industrial. Tenemos un montón de elementos diferentes en nuestra música. Creo que lo más importante para las corrientes tecno-house y sus creadores era la forma en que hacíamos música: el hecho de que fuéramos una banda de música electrónica y unos de los pioneros”. Andy continúa: “Las programaciones y nuestra propia manera de trabajar en el estudio. Sin límites, sin estar limitados por los estándares del rock. Sin reglas[8].

 


[1]Malins, Steve: “DepecheMode” (traducción de Iván Moldel Vallejo), Ma Non Troppo, Barcelona, 2007, pag. 116.

[2]Jagger, Chris: “Depeche Mode”, Backstage, abril de 1988 en http://www.tuug.utu.fi/~jaakko/dm/dmtekstit/backstage.txt, traducción del autor.

[3] http://www.argentinamode.com.ar/archivos/prensa/recortes/rocktop_281288.htm

[4]Ward, Alex:” Andrew Weatharall: 2003 interview”, Spannered, en http://www.spannered.org/music/726/, traducción del autor.

[5] Knuckles, Frankie: “The Beginning of hpuse music”, en http://www.univie.ac.at/Anglistik/webprojects/LiveMiss/Chicago-House/house-text.htm, traducción del autor.

[6] “Siempre hemos pensado que nos iba a ir muy mal” (Trad. Roque Casciero) en http://www.pagina12.com.ar/1999/suple/no/99-03/99-03-25/nota1.htm

[7] Dalton, Stephen: “Just can’t get enough”, Uncut, 2001, en http://www.oocities.org/sara_beaniegirl/dm_uncut_2002.html, traducción del autor.

[8] Passet, René: “Respect to the originators”, en http://www.tuug.org/~jaakko/dm/dmtekstit/respect.html, traducción del autor.