“La Quadrophenia de Pete Townshend” de Javier Cosmen Concejo

Si en materia rock, existe un cirujano maravillosamente adaptado a la técnica de la exploración y diseminación del LP, ese es Javier Cosmen Concejo. Lógicamente, estamos hablando del autor de “Rolling Stones, cómo se hizo Sticky Fingers” (2014), sin duda, el estudio más concienzudo que se haya hecho jamás por estos lares en materia Stone.

Para todos los que quedaron deslumbrados por semejante tour de forcéliteraria, ahora cuentan con la posibilidad de adentrarse en las tripas de otro disco referencial de los años setenta: nada menos que Quadrophenia (1973), el álbum más ambicioso de sus amados Who, a los que dedica un estudio que evade impresiones de fan para, en su lugar, contemplar la criatura discográfica desde una distancia, basada en certeros análisis y toda clase de reflexiones que invitan a una escucha reveladora. En este caso, desde tantos nuevos ángulos como canciones nutren tan exuberante Moby Dick de la fauna rock.

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Y es que como tan perfectamente nos muestran en todo momento estas páginas, estamos ante algo que supera su mera percepción como objeto musical. No en vano, la verdadera dimensión deQuadropheniallega a su condición como símbolo de toda una generación que también le pudo poner rostro a sus canciones por medio de la icónica película realizada seis años después de su publicación.

Que, seguramente, estemos hablando de la ópera rock que ha generado más ríos de tinta lo demuestra este nuevo estudio, a cargo de un Javier sembrado de fluidez narrativa, capaz de armar un recorrido que, como todo fenómeno digno de ser considerado como tal, está captado desde los orígenes y el eco de la criatura analizada. Y Quadropheniacontaba con razones que parecían estar esperando a ser plasmadas por un autor que no solo demuestra ser la voz más sabia en materia Townshend, sino que es capaz de arrastrar al neófito a lo largo de una serie de cebos literarios fraguados desde la duermevela. Javier es de esa clase de personas a que le invaden ideas y reflexiones, y necesita darles forma compulsivamente pero siempre buscando la pausa de la narración fluida. Y aquí se nota en todo momento.

 

Tal maremágnum siembra cada una de las páginas que nutren este relato simpar, narrado por un explorador de la psique de Townshend. De hecho, en el título del libro, Javier alude a la Quadropheniadel mítico guitarrista, no de los Who.

De su obsesión por canalizar el genio del estandarte mod a través de Townshend, surge un relato subyacente a lo largo del libro, fraguado desde la inmersión hasta las profundidades de sus ambiciones. Las de un genio tan controvertido como capaz de idear una obra musical que, así como en Quadrophenia, es capaz de evadir los tópicos y superficialidades gestuales de toda ópera rock para, en su lugar, edificar una obra didáctica sobre cómo agitar una década y salir triunfante en el intento. Gesta para la que el autor se ha puesto a la altura de las circunstancias con un fin último: regalarnos un nuevo pedazo de literatura musical de cinco tenedores.

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