Las locas de Jaime Hernández: Penny Century.

penny century 5Durante los años comprendidos entre 1996 y el 2000, la producción artística de Jaime Hernández derivó en una mayor atención en la figura de Penny Century; su personaje más fantástico, locuaz, imprevisible. Aunque el peso de los relatos lo siguieron llevando, casi siempre, Hopey y Maggie, ya había ganas de que Jaime abriera el tarro de los secretos, y nos dejará saber algo más sobre el pasado de Beatriz, alias Penny Century, la gran súper heroína de entre todas las creaciones de la gran familia de Locas.

Casada con el ultra millonario de los cuernos, H.R. Costigan, al fin en 2002 Jaime publica “Bahía de treses”, incluido como último capítulo de la recopilación realizada por La Cúpula en 2011, conocida aquí, muy adecuadamente, como “Penny Century”, en la que nos muestran los orígenes de esta estrambótica relación. Ni que decir tiene, que de normal, o lógica, no existe ni una pizca. Lo que sí queda claro es cómo Penny se guarda esa moneda que Costigan le da cuando la conoce siendo ella aún una niña. Esa es la moneda de su destino, la misma que acabará sobre la tumba de un Costigan que acabó sus días en la ruina. La muerte de Costigan sirve como eje central del entrelazado narrativo, en el que tanto Maggie como Hopey aparecen como protagonistas vitales de su narración; sobre todo en el caso de esta última: su relato sobre su presencia en el grotesco funeral de Costigan es de las que se impregnan al instante como piezas más representativas de un artista en estado perenne de eclosión. ¿Se imaginan a Daniel Clowes insertando su humor con el trazo de Charles Burns? Tremendamente refrescante.

La muerte de Costigan sirve para una de las convivencias más surrealistas, e improbables, que uno pueda llegar a imaginarse, la de Penny e Izzy. De esto, mejor ni desvelo nada: hay que disfrutarlo para saborearlo. La expresión de un dolor a través de la enajenación más sana que uno se pueda llegar a imaginar. No como la de Izzy, que se vuelve gigante cuando está atacada de los nervios. Delirante. O eso, o acaba empequeñeciendo de la misma forma dentro de los sueños de Maggie. En estos dos casos, sale a relucir una de los grandes valores de Jaime: hacer que los sentimientos más dolorosos o tensos se reproduzcan de la forma más loca, surreal, fantástica. Esa página de después, la que sirve para reírse de las miserias de uno mismo. Terapia de lo genial.

penny century 4La presencia de Izzy en estos números también resulta vital, gracias a uno de esos fantásticos flasbacks de infancia que tan bien domina Jaime, incluso mejor que su hermano, Beto, en la sobresaliente “Tiempo de canicas” (La Cúpula, 2014). En este caso, podremos conocer los años de Izzy en su niñez, su primer contacto como niñera de Maggie. Este genial encuentro añade pistas sobre lo que más tarde ocurrirá en “Chapuzas de amor” (La Cúpula, 2015), el fabuloso tomo del que hablamos hace muy poco desde esta misma sección.

Jaime domina el recurso del flashback de una forma que nunca suena a truco. Jamás intenta engañar al lector, pero tampoco ofrecer una lectura lineal. Lo intrincado de los sentimientos que dominan a sus personajes jamás podrían ser mostrados en formato telenovelesco. No, su pericia reside en ir sacando trozos de pasado en el momento justo, cuando se ha producido la deriva de los hechos que no sabemos. En este caso, entre las páginas de “Penny Century”, se encuentra la historia de cómo Maggie se divorcia con Tony Chase. Esta situación es la excusa ideal para volver a los años más punks de Maggie Hopey, así como a la época posterior donde estuvieron viviendo en L.A. Las historias se entrecruzan, sirven para dar un paso más atrás hacia los verdaderos sentimientos entre Maggie y Hopey,. La brillantez de este viaje reside en la maestría de Jaime para explicarnos los sentimientos más profundos entre sus dos personajes principales utilizando como método un hecho que, en manos de otro, serviría como acto principal y no como hecho que precipita las continuas dudas entre estos dos personajes.

Pero ahora volvamos a Penny Century, la genial Penny. Capaz de ser la protagonista mayor de una historieta sin necesitar de un solo bocadillo. Algo tan excepcional ocurre en una de las miradas que Jaime nos ofrece de Ray Domínguez, el gran contrapunto masculino de toda su obra. En este relato, Penny juega con Ray a su gusto. Es capaz de pasar de él durante tres meses, y luego hacer acto de presencia de improvisto. Nunca avisa. Puede aparecer y ese día decidir que no va a hablar en toda la noche. Pero lo mejor es cuando se disfraza de lo que es, una súper heroína, y sale a la calle a pasear con Ray.

Que Penny es la más loca entre las locas; de eso, no se alberga la más mínima duda. Su reflexión son sus actos; sus pensamientos, sus locuras geniales. En todo momento, resulta una inspiración ante las convenciones del qué dirán, de las filas de miradas congeladas cuando sucede un acto de genial espontaneidad. Más que Maggie y Hopey, Penny es la máxima inspiración de entre todas estas locas adorables. La vida hay que exprimirla, y si se puede vivir como si estuvieras en otra dimensión paralela, pues mejor. Ella sabe que es la única salida. Hasta el punto de sacar conclusiones tan geniales como ésta: “Mi país crea programas de televisión con opiniones y argumentos que cada día distancian un poco más a hombres y mujeres. Un día de éstos, el amor desaparecerá para siempre”. La certeza más representativa de que locos pueden ser las personas más cuerdas del mundo. En el caso de Penny, la más cuerda de todas. Aunque cueste creerlo.

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Ya para terminar, no puedo dejar de recomendar “La carrera”, una de las partes integrantes de este tomo centrado en Penny Century, el más brillante de todos. Cualquier spoiler sobre esta obra de arte, debería suponer la decapitación instantánea. De hecho, voy a cerrar este artículo aquí mismo: me sobran las ganas de ahondar en esto, pero prefiero seguir teniendo que comprarme camisas con cuello…