Las víctimas republicanas de la Guerra Civil Española (VI): la derrota y el olvido en la democracia

 

“En la playa donde estuvo el campo de concentración de Argelès una placa conmemorativa reza:

“A todos los españoles que lucharon por la libertad. Hombre libre, recuerda.»”

Voz en off en El sueño derrotado. La historia del exilio.

 

Los españoles fueron de los primeros en llegar al campo de concentración de Mauthausen y los últimos en salir. Aquellos que tenían la esperanza de salir del campo hicieron una bandera republicana española. Tras la derrota del fascismo en la II Guerra Mundial, creyeron que Franco también caería. Sin embargo, las democracias europeas así como Estados Unidos no quisieron involucrarse, abandonando a los españoles que lucharon por una Europa libre. Cuando Cristóbal Robles, preso en Argelès y combatiente en la II Guerra Mundial, mira hacia atrás afirma resignado: “Hoy nos damos cuenta de que éramos unos Quijotes”[1]. María Amparo Sánchez, exiliada a Francia cuando tenía tan sólo 10 meses asevera que los españoles fueron los únicos vencedores de la II Guerra Mundial que resultaron vencidos, porque fueron olvidados. Y señala la gran deuda que España, Europa y el mundo tiene con ellos[2]. Pese al paso del tiempo la derrota todavía pesa. Y los testigos de aquellos días, años de lucha y muerte coinciden en la importancia de conservar la memoria, el pasado. En rescatar la verdad. Todos ellos siguen de alguna manera luchando, esta vez sin armas, con su voz.

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El olvido de las víctimas republicanas en la democracia española

 

“La democracia no ha hecho su trabajo de democracia”.

                                                                                                Ramiro Santiesteban

Con el lema “Libertad sin ira”, que popularizó el grupo Jarcha, España se propuso mirar hacia delante, hacer de tripas corazón. Con ello se consiguió una transición en cierta medida pacífica; la restauración de la monarquía y la democracia; el olvido de las víctimas de la guerra y la dictadura franquista. El precio de la transición y la democracia española fue, pues, la desmemoria histórica.

Hoy en día permanecen en las calles y las plazas muchos monumentos erigidos a los militares franquistas y algunos al mismo Franco. Se han levantado muy pocos a aquellos que lucharon contra el fascismo.

En la provincia de León más de 12.000 civiles fueron ejecutados. La mayoría de ellos sin un certificado de defunción, con el propósito de no dejar rastro. La Fosa de Piedra Fita, en la que fueron enterrados decenas de ejecutados, representa un triste ejemplo de la represión nacional durante la Guerra Civil. En 2003 empezaron las excavaciones de dicha fosa, con el fin de encontrar los restos de las víctimas, identificarlas y darles una sepultura digna. El Parlamento español aprobó una resolución en noviembre de 2002 que se comprometía a honrar la memoria de los muertos y suministrar ayudas para abrir las fosas. El Partido Popular negó posteriormente dichas ayudas.

En 2007 se presentó y aprobó un anteproyecto de ley para la memoria histórica, coincidiendo con la efímera efeméride del estallido de la Guerra Civil Española. El anteproyecto inició su proceso de elaboración en 2004 y ya entonces obtuvo críticas por parte de algunos partidos –IU y ERC, quienes pretendían una “ley de máximos”[3], y el PP, en contra de dicho anteproyecto. El líder del Partido Popular llegó a manifestar entonces “Es un tema cerrado que no interesa a nadie”[4].

En septiembre de 2014 Pablo de Greiff, relator especial de la ONU para la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición presenta un informe acerca de la situación española acerca de las víctimas y los represaliados de la Guerra Civil y la dictadura en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Ginebra. De Greiff ha hecho hincapié en “indiferencia del Estado” hacia las víctimas; la “privatización” de las exhumaciones, pues el Gobierno deja en manos de los familiares lo relativo a la localización y apertura de las fosas. Desde 2011 no ha otorgado las subvenciones previstas[5].

Clara González, quien perdió a varios familiares a causa de la represión nacional afirmó: “Yo no oigo a nadie decir que se olviden del Holocausto, que se olviden del tren de la muerte que iba camino de Auschwitz, ni que se olviden de los que Pinochet, de una manera y otra, eliminó. Sin embargo, en España hubo que correr un tupido velo, olvidar a todos nuestros familiares, olvidar las penas, las angustias y todo lo demás. Aquí, no sé por qué, hay que olvidarlo todo. Y borrón y cuenta nueva. Aquí no se puede buscar responsables”[6].

El olvido de las fosas, de las víctimas civiles, de los que cayeron en combate en su lucha por la democracia y la libertad, de los muertos en campos de concentración españoles, franceses y alemanes, de los niños perdidos, supone una vergüenza y una injusticia que ha de ser reparada antes de que sea demasiado tarde. Nadie ha sido juzgado por esos crímenes. 

“Que con cuarenta años de dictadura y veinticinco de democracia que todavía no se sepa absolutamente nada de lo que pasó, no, no se nos ha dado voz a nadie, ni en canales, ni en radio, ni en prensa. Cuatro libros, veinte libros. Muchas cosas han desaparecido, pero cuando alguien quiere que la memoria perdure, la memoria está ahí. No tiene más que preguntar, yo estoy hablando. No, no se nos ha dado voz. Tengo sesenta y dos años. Es la primera vez que hablo. Es la primera vez que me preguntan”[7].

 

Epílogo

 

Han transcurrido ya muchos años. Demasiados. Y no se ha hecho justicia todavía. Si bien los muertos tienen todo el tiempo del mundo, a los vivos, a los supervivientes les queda poco. Durante cuarenta años las víctimas debieron callar y llorar las penas en silencio. Las represalias aguardaban al acecho. Y eran crueles e implacables. De entre los perdedores, ¿quién no ha escuchado historias sobre asesinatos sin juicio, durante la guerra? La represión perduró, no obstante, hasta el fin de la era francofascista. Pero entonces tocaba callar. Y después, ¿quién dio voz a las víctimas? ¿Quién recuerda a los muertos? Se ha esperado pacientemente a que las víctimas enmudecieran bajo el pretexto de que la guerra y el franquismo es agua pasada. Sin embargo, algunos rebeldes se han atrevido a preguntar, escribiendo, documentando, filmando, en una palabra, mostrando. Y todo ellos coinciden en la importancia de no olvidar, de recordar lo acaecido. Este es el primer paso para que se haga justicia, porque como canta José Mercé con voz rota:

Campana rota no suena,

Hombre muerto no declara”.

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[1] Serra, Jaime/ Serra, Daniel, El sueño derrotado. La historia del exilio, producida por Sagrera T.V y Planeta 2010, España 2002.

[2] Íbidem.

[3] http//:www.memoriahistorica.org  (Consultada a fecha de 19.11.2006).

[4] Íbidem (Consultada a fecha de 19.11.2006).

[5] Junquera, Natalia: El Gobierno esgrime la ley de memoria histórica para defenderse ante la ONU, en El País, 10 de septiembre de 2014, http://politica.elpais.com/politica/2014/09/10/actualidad/1410350684_616505.html

[6] Armengou, Montse/ Belis, Ricard, Les fosses del silenci, en la serie 30 Minuts “La nostra memoria”, producida por Serveis Informatius de TV3, España 2003.

[7] Testimonio de Teresa Martí, niña perdida de la Guerra Civil Española, en Armengou, Montse/ Belis, Ricard, Els nens perduts del franquisme, en la serie 30 Minuts “La nostra memoria”, producida por Serveis Informatius de TV3, España 2002.