My Bloody Valentine: «The New Record By» (Kaleidoscope Sound, 1986)

my bloody valentine foto 1El punto de inflexión más significativo en la evolución del sonido del mejor grupo irlandés de la historia. Eso es, ni más ni menos, lo que se muestra entre las cuatro esquinas de esta flamígera explosión de ruido blanco. Pero, ¿qué es lo que ocurre para que se de esta providencial circunstancia? Pues que Dave Conway deja de intentar imitar a Nick Cave y se pone a cantar de manera más melódica, hecho que se agradece sobremanera, permitiendo correr un tupido velo sobre la primera e insustancial etapa de los de Kevin Shields. Pero lo más importante en este cambio sustancial, es  lo que genera que nos encontremos con unos de los momentos clave de la historia de la música popular: cuando los de Kevin Shields, al igual que The Jesus & Mary Chain con el inmortal Psychocandy (Banco y Negro, 1985), hacen chocar su muro de tormentas eléctricas con la inmediatez del pop. Algo tan sencillo, dicho de esta manera, como definitivo. Y eso es lo que nos ofrecen aquí: diez minutos de erupciones volcánicas de pop abrasivo, que arañan el sistema nervioso, y te dejan con un incontrolable subidón de adrenalina pura.

Con esta maravilla se abriría el filón de obras maestras en la trayectoria de los de Kevin Shields, en una sucesión imparable de EP para el recuerdo: Strawberry Wine (Lazy, 1987), Sunny Sundae Smile (Lazy, 1987) y el más que imprescindible You Made Me Realise (Creation, 1988). Eso por no hablar de sus grandes logros: los largos Isn’t Anything (Creation, 1988) y Loveless (Creation, 1991) este último, sin duda, el trabajo más inspirador de los noventa. Estas obras serán el incólume aval por los que My Bloody Valentine siempre serán recordados como los patriarcas de la tribu shoegazer y unos de los más influyentes de toda la escena alternativa -del pop a la música electrónica- en estas dos últimas décadas. Durante esta constante evolución, el afán de superación de Shields fue providencial. Todo debido a su obsesión por el arreglo perfecto y la concepción de un sonido endogámico, en el que no habría más influencia que el de la propia fortaleza que estaban forjando a su alrededor, mediante las capas de ruido  más atrayentes e  indestructibles que se hayan concebido jamás. Pero no va a ser solo hablar sobre Shields cuando, aún por encima contaban con la figura,  cada vez más protagonista con el paso del tiempo, de Bilinda Butcher, quien se acabaría convirtiendo en la mano derecha Shields, y con el que formaría la dupla de voces -sobre todo cuando se cruzaban mágicamente- más sugestiva, etérea y sensual del planeta pop. Puro magnetismo sobrevolando sobre un tsunami de distorsiones liberadoras.

my bloody valentine foto 3Siempre en ascensión vertiginosa, el cuarteto llegaría hacia el Olimpo pop a través de un atajo diseñado por ellos mismos, que parte desde este The New Record By… (Kaleidoscope Sound, 1986), hasta su último paso de gigante en su vuelo distorsionado por encima de los demás mortales, con esa supernova de ruido inteligente llamada Tremolo (Creation, 1992). Sin duda, la progresión musical más excitante, providencial y visionaria, que un servidor recuerda, en estos últimos treinta años. Progresión que desde su vuelta a los escenarios en 2008, también nos ha deparado el regreso más sonado del mundo indie a través de MBV (2013).

22 años de espera tras sus años dorados, visto el genial resultado de su último giro sobre sí mismos, ahora no cabe más que frotarse las manos ante el EP y LP prometidos por Shields. Sólo esperemos que el perfeccionismo crónico de Shields -recordemos que para Loveless llegó a contar con más de cuarenta ingenieros de sonido- no sea razón para tener que volver a esperar otras dos décadas. Mientras tanto, una de las medicinas más eficaces contra la impaciencia radica en volver a descubrir los altos placeres epidérmicos que muestra este póquer de bombones bañados en pop radioactivo.