New Order en los 80. Sobreviviendo a Joy Division (IV)

VACACIONES IBICENCAS

“No le pertenezco a nadie

Pero quiero estar contigo

No puedo ser propiedad de nadie

¿Qué se supone que tengo que hacer?

No veo el sentido a tu partida

Todo lo que necesito es tu amor para creer en él”.

 

‘Dream Attack’ (New Order)

La espantada de los Smiths coincidió con una época en la que New Order estaban de vacaciones permanentes en Ibiza. Cuatro meses que parecieron años. Anteriormente, en 1986, Brotherhood (Factory, 1986) tuvo el difícil reto de ser el LP post-Low-Life. Pero, a pesar de contener bazas del calibre de ‘Love Bizarre Triangle’ y ‘Weirdo’, la búsqueda del equilibrio electroacústico no cuajó.

Stephen Morris: “Fue algo desastrado” [1].

Gillian Gilbert: “Una cara era acústica; la otra, electrónica. No me gustan las canciones tanto como otras nuestras. No me gusta la portada. No me gusta el título”[2].

Peter Hook: “Hay algunas canciones muy buenas. Alguna de la mejor música se hace cuando eres desesperadamente infeliz o estás luchando desesperadamente. ¿No es así?”[3].

Bernard Sumner: “No es tan bueno como Low-Life. Recuerdo ir de vacaciones a Corfu, escuchándolo en los walkman, y pensar: ‘Joder, es una mierda. ¿Qué canciones tiene?’”[4].

Brotherhood LP UkBrotherhood fue el resultado de las prisas. Low-Life había escalado hasta el séptimo puesto de la lista de ventas. Había que aprovechar el tirón, y lo consiguieron, aunque el verdadero reclamo del grupo no iba a ser Brotherhood, sino el single True Faith (Factory, 1987). Para éste, contaron con Stephen Hague, uno de los productores más cotizados dentro de los terrenos synth. Y, siguiendo la norma habitual, el trabajo para ‘True Faith’ iba a necesitar de su buena ración de tiempo de composición en el estudio. Como en tantas otras ocasiones, a Bernard le estimulaban las sinergias creativas nacidas en el estudio de grabación. El primer día hicieron algún que otro cambio de notas y un groove. Al día siguiente, Bernard avisó de que no iba a aparecer por el estudio, sino a quedarse en casa trabajando en las partes aprovechables de la canción. Sin embargo, según la versión de Stephen Hague: “En realidad, nadie puede recordar si esto fue intencionado o no, pero cuando los miembros del grupo abandonaron el piso, uno de ellos cerró la puerta y se llevó las llaves al estudio. Barney no podía salir, y al parecer lo único que tenía en casa era una botella de agua y un trozo de bacon algo podrido y mohoso en la nevera. No tenía nada para comer, el teléfono no funcionaba, así que estuvo allí hasta que la banda volvió a las nueve de la noche”.

“Para entonces, además de estar bastante cabreado, comenzó a escribir las letras de ambas canciones del single. En realidad, lo que empezó siendo una prisión ‘accidental’ es lo que terminó por proporcionar los mejores resultados posibles. Aquella noche, toda la banda se quedó hasta muy tarde, mientras él terminaba las letras. Y cuando llegaron al día siguiente, voilà, ahí estaban: ¡las letras de ambas canciones! Tal vez si Barney se hubiera quedado encerrado un poco más de tiempo, podría haber acabado un álbum entero…”.

“Y así fue. Como por arte de magia, ya teníamos las letras casi acabadas de dos canciones. Aunque hicimos un par de cambios; el segundo verso de ‘True Faith’ dice: ‘When I was a very small boy, very small boys talked to me. Now that we’ve grown up together, they’re afraid of what they see’. [Cuando yo era un niño muy pequeño, los niños hablaban conmigo. Ahora que hemos crecido juntos, tienen miedo de lo que ven]. La línea original que Barney había escrito era ésta: ‘Now that we’ve grown up together, they’re all taking drugs with me’ [Ahora que hemos crecido juntos, todos se meten drogas conmigo]. Pensé, ‘Bueno, es bastante cool, pero… Por ahora, esta canción, tal vez, era la destinada a ser el single, así que dije: ‘¿Crees que la radio va a tener problemas con una línea así?’”.

“El manager de la banda, el gran Rob Gretton, estuvo en todas las sesiones, y él me contestó: “Bueno, ya sabes, es la cultura, tío. Esta referencia a la droga pertenece a todo lo que nos rodea’. Yo entendía lo que él quería decir, pero todavía sentía que debía haber una línea alternativa, incluso si hubiéramos realizado dos versiones diferentes. Así que la cambiamos, y una vez que la conseguimos, todo el mundo parecía feliz de seguir con el cambio. Pero en directo siempre han usado la línea original de las drogas”[5].

NewOrder85‘True Faith’ fue un éxito fulminante. La puntería melódica del estribillo, la excitación condensada en una atmósfera sinte de magnetismo turbador. E incluso su cara B, ‘1963’, provista de un estribillo apoteósico, de ímpetu agónico. Incluso más brillante que el del tema titular. New Order se habían asentado en la planicie mainstream, pero sin desapegarse de sus orígenes ni motivaciones underground. Casi un milagro, o más bien un precedente que tantos intentaron y que muy muy pocos han logrado. Sin embargo, en los 80 había que moverse con premura. Las expectativas creadas hacia su siguiente paso en largo multplicaron la euforia de Tony Wilson, que veía a New Order como su tabla de salvación.

Tony Wilson: “Mi alegría en aquel momento, en particular, fue cuando nos vimos preparados para el mismo. El nuevo álbum de New Order estaba a punto de convertirse en una potencia mundial muy significativa, que, al fin, iba a cumplirse en términos de ventas y energía. Lo que siempre había pensado, que era el mejor grupo del momento. Hacía dos años, yo solía decir que seríamos platino, platino doble o triple. Y, sabíamos que si se iba a producir una  revolución, íbamos a estar involucrados junto a los grupos de Factory”[6].

Pero el ansiado LP, Tecnique (Factory, 1989), se hizo esperar más de lo necesario. Tony Wilson estaba cada vez más endeudado. La necesidad de un nuevo LP de New Order se había hecho prioritaria. Mientras tanto, Barney, Hook, Morris y Gilbert se dedicaban a vivir el eterno verano ibicenco. El hedonismo inherente de lo que ya estaba siendo reconocido como Madchester recoge su semántica de esta temporada, en la que unos antiguos working-class se dedicaban a olvidarse de la espesura mancuniana a través de raves de inflamada proyección etílica.

new-order-03-09-16-aBernard Sumner: “La mayor parte de las discotecas estaban en la ciudad de Ibiza o en San Antonio, con dos de las salas principales, Ku y Amnesia, en la carretera que va de una a otra. Desarrollamos la rutina de empezar con unos pocos tragos en un agradable bar que descubrimos en una ciudad llamada Santa Eulalia, un lugar encantador donde una noche vimos a Denholm Elliot disfrutando de unas copas. Desde allí, nos marchábamos a la ciudad de Ibiza, que era de categoría más alta -un poco demasiado alta para nuestro gusto, la verdad- y, una vez allí, íbamos habitualmente a Amnesia, para volver luego a un club nocturno al aire libre. Allí nos poníamos completamente ciegos, y nos quedábamos hasta más o menos las nueve y media de la mañana, cuando nos dirigíamos a un club llamado Manhattan, en San Antonio, y después volvíamos de nuevo al estudio hacia mediodía, antes de que hiciera demasiado calor. A menudo el viaje de regreso resultaba accidentado: recuerdo una vez que tuvimos que darle las llaves del coche a un campesino que estaba en el campo, al que preguntamos si podía llevarnos el resto del camino”[7]

5119-gFJChLPero New Order supieron galvanizar esta sensación dentro de un cuerpo de canciones que esta vez sí logran materializar el esfuerzo fallido en Brotherhood: formular un híbrido electroacústico donde la misma fuerza del pop sea la del tecno, y viceversa. De ‘Fine Time’[8] a ‘Dream Attack’, el trabajo no se hizo desde la conjugación de gramática tecnológica y acústica en una sola, sino por separado. Las sesiones estuvieron marcadas por la lucha interna por no desapegarse de su condición como banda rock. Esta fricción queda solapada por la misma cadencia del cancionero, intercalando los perfiles, y no en bloque, cara y cara, como en su anterior LP. Donde en Brotherhood se potenciaba una profunda división, en Technique emerge un espíritu integrador, aun siendo desde planteamientos bien diferenciados. ¿Cómo pueden convivir en un mismo álbum la euforia acid de ‘Fine Time’ con la dulzura acústica de ‘Love Less’? Éxtasis y melancolía funcionando como actos reflejos. Bernard se acaba de divorciar de su mujer. Aún quedan restos de sentimiento. Las letras están dirigidas a ella. Technique se publica en 30 enero de 1989; su destino, el primer nº1 del grupo en las listas de ventas británicas. Tony Wilson se frota las manos. Madchester está esperando su turno. Pero la sobreexcitación eufórica de ‘Fine Time’ es un espejismo. Las canciones que nutren Technique son castillos en la arena bañados en lágrimas. Tony Wilson lo ha denominado como el Blood On The Tracks (Columbia, 1975) de New Order. Technique es un disco de ruptura que se niega a aceptar la misma. Bernard quiere entender el porqué. En ‘Dream Attack’ le pregunta directamente a su ex. Es un disco modelado sobre un halo de confusión interna. Y ésa es su fuerza. ¿Madchester o no? ¿Tecno o rock? ¿Ruptura o reconciliación? De ‘All The Way’ a ‘Mr. Disco’, se establece un desfile de espejos trucados de los que siempre surcan las mismas facciones: las de una Mánchester fraccionada entre los ecos del pasado y la euforia extasiante del fin de semana redentor. El éxtasis como forma de liberación última, aunque pasajera.

La dinámica electroacústica de Technique abrió una vía que, en el futuro, discos como Get Lost (Merge, 1995) de Magnetic Fields o Un Soplo En El Corazón (Elefant, 1993) de Family siguieron desde una vía miniaturizada, lo-fi en muchos casos.

Technique cerró la década con New Order en pleno exposición frontal de su capacidad regenerativa. Incluso casi cumplen su sueño de haber contado con Brian Eno como productor. Pero fue su último esfuerzo consciente por empujar los tiempos hacia adelante. Lo volvieron a lograr, pero ya no les quedaban fuerzas para seguir marcando el camino. El testigo se veía venir desde hace tiempo. La dualidad The Stone Roses /  Happy Mondays llevaba tiempo gestándose. Tony Wilson había dado con sus Sex Pistols particulares, y estos eran los Happy Mondays, una banda de camellos de Mánchester que ya habían sido teloneros de New Order en la gira de Low-Life.

Peter Hook: “El peor momento fue cuando decidimos parar New Order, que fue exactamente en una habitación de hotel en Los Ángeles en 1990. Me sentí horrible, como que todo mi mundo se derrumbaba. Pero, finalmente, continuamos…”[9].

Sin embargo en aquel momento, la criatura que ellos habían alimentado indirectamente iba a tomar el control. El eterno equilibrio buscado entre pulso tecno y formas rock había dado con un ideal de heterogeneidad, Technique. De todos modos, no eran ellos los llamados a infestar los conciertos rock de DJs ni las pistas de baile de remezclas dance de inhalación vaporosa. Para ello, ya llevaba tiempo cociéndose otra vía, la del house.

 


[1] Lester, Paul: “Touched by the hand of God”. Traducción del autor.

[2] Ibídem. Traducción del autor.

[3] Ibídem. Traducción del autor.

[4] Ibídem. Traducción del autor.

[5] Buskin, Richard: Classic Tracks: New Order, ‘True Faith’, Sound On Sound. Traducción del autor.

[6] Middles, Mark: From Joy Division to New Order, páginas 210-211. Traducción del autor.

[7] Sumner, Bernard: New Order, Joy Division y yo, páginas 214- 215. Traducción de María Tabuyo y Agustín López Tobajas.

[8] En un principio, y muy representativamente, el título inicial de este corte iba a ser “Balearic Beat”. Por otro lado, ‘Snow Joke’ de A.R. Kane comparte el mismo toque de emulator que ‘Fine Time’. Son del mismo año.

[9] Perdiendo mi eje: “Mi entrevista con New Order (VI) y final”.