Nuestros «monstruos» favoritos (Pívots)

¡Ojo, este artículo no pretende ser un ranking exclusivamente de jugadores feos!

En un mundo de gigantes como es el baloncesto, han existido o existen una serie de jugadores que han podido inspirar nuestras peores pesadillas. Vaya desde todo el cariño del mundo y a modo de homenaje estos artículos reseñando a una serie de jugadores que son o han sido buenos o excelentes jugadores, pero que desde luego no nos apetecería encontrarnos en un callejón oscuro por la noche. Siempre han sido los pívots de considerables proporciones los que se han llevado la palma en cuanto a lo poco agraciado de su físico, pero como podremos comprobar en venideras entregas, en todas las posiciones «cuecen habas». Sin embargo, en un ejercicio de consideración hemos decidido comenzar el repaso por aquellos más grandes de dimensiones.

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Roberto Dueñas (España, 1975)

El balón de baloncesto parecía de tenis en sus manos. Descubierto a la tardía edad de 16 años en una parada de bus de Móstoles de camino al instituto, el bueno de Roberto Dueñas terminó por convertirse en el baloncestista español más alto de la historia, con sus 2,21 metros. Pese a sus inicios tardíos, y su enorme humanidad (140 kilos en  óptimo estado de forma), Dueñas fue un magnífico jugador, con una inteligencia excelente para distribuir el juego como si fuera un base y tomar las decisiones más adecuadas para su equipo, además de ser un muro difícilmente franqueable en defensa. Es decir, una especie de Arvydas Sabonis patrio, salvando las distancias. Su palmarés es excelente, con seis Ligas, dos Copas del Rey, una Copa Korac y una Euroliga. Además fue 84 veces internacional, con una medalla de plata en el Eurobasket de 1999.  El Barça además decidió retirar su camiseta.

Drafteado por Chicago Bulls en el año 1997, nunca llegó a debutar en una competición tan exigente físicamente como es la NBA. Sin embargo, si visitó los EEUU en varias ocasiones, existiendo una divertida anécdota al respecto, ya que  estando en Nueva York, asistiendo a un partido en el que jugaba el rumano Gheorghe Muresan, se corrió rápidamente el bulo de que ambos eran hermanos y Dueñas se hinchó a firmar autógrafos.

Un año antes de su retirada, jugando para el Joventut en el año 2007,  cuando jugaba en las filas del Akasvayu Girona, unos ladrones asaltaron su casa, reduciéndolo y amordazándalo para realizar con más comodidad su «trabajo»… ¡Desde luego no se les podía acusar de cobardes!

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Boban Marjanovic (Serbia, 1988)

En Marjanovic, todo resulta gigante: sus orejas, su nariz (¡menudo perfil!), sus manos, sus brazos…y por supuesto todo él con sus 2,22 metros. Su carrera no ha resultado un camino de rosas. En 2010 fichó por el CSKA de Moscú, pero no llegó a debutar. Después llegaron Zalguiris Kaunas, Nizhny Novgorod, Radnicki Kragujevac, Mega Vizura…una carrera sin pena ni gloria, hasta que en el 2013 ficha por el Estrella Roja y aquí la historia cambia. En la temporada 2014-2015, Boban “lo peta” literalmente, realizando una temporada descomunal, tanto en las competiciones locales (Serbia, Adriática…) como en la Euroliga, donde firma unos más que respetables 16.6 puntos y 10.7 rebotes.

Su físico le condicionó siempre para disputar muchos minutos de juego, pero la NBA lo decide reclutar la temporada siguiente, y que mejor maestro de ceremonias que Gregg Popovich y sus Spurs. Marjanovic juega en su primer año pocos minutos pero con unas estadísticas sobresalientes en relación a su tiempo en cancha. Terminada la temporada, y con una suculenta oferta de los Detroit Pistons de por medio, el serbio se decide ir a la Motown, donde inexplicablemente un entrenador con fama de racional como Stan Van Gundy apenas le otorga minutos en toda la temporada.

Bastante descansado de una poco exigente temporada para él, Boban Marjanovic impuso “su ley del terror” en el pasado Europeo bajos los aros, compartiendo dicho honor en la selección serbia con Ognjen Kuzmic, otro muchacho de “belleza distraída”.

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Gheorghe Mureşan (Rumanía, 1971)

Carrera meteórica la del inabarcable coloso rumano, que con sus 2,31 metros, sigue siendo el jugador más alto de la historia en disputar la NBA, superando por escasos milímetros al sudanés Manute Bol. Tras despuntar en su Rumanía natal, el Pau-Orthez francés requirió de sus servicios, y en un mercado con más reclamo baloncestístico, llamó la atención de los ojeadores NBA, siendo los Washington Bullets quienes decidieron seleccionarlo en el draft de 1993.

Y lo cierto es que Muresan hizo unas temporadas más que decentes en USA, siendo elegido el jugador más mejorado en la temporada 1995-96. Sin embargo, su carrera empezó un progresivo declive a raíz de sus constantes problemas de lesiones, que le hicieron abandonar el baloncesto americano a los 29 años en las filas de los New Jersey Nets, aunque aún tuvo tiempo de regresar dos temporadas a Francia (Pau-Orthez de nuevo) para dar por concluida allí su carrera.

Con solo verlo, cualquiera puede intuir que se trata de un tipo entrañable. Y es por eso que su fama traspasó el apartado meramente deportivo, siendo co-protagonista con el gran Billy Cristal (uno de los pocos fans de renombre que tienen Los Ángeles Clippers), de la película “Mi gigante favorito” en 1998, con un cartel que lo dice todo. Por si esto fuera poco, también fue uno de los protagonistas del video de Eminem “My name is”, haciendo de ventrílocuo que enganchaba al rapero tal cual si fuese José Luis Moreno con Monchito. Que le quiten lo bailao…

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Greg Oden (1988, USA)

Lo verdaderamente aterrador de este jugador no son sus dimensiones, ya que si bien uno no pasa desapercibido con 2,13 metros, sí que es cierto que una amplia nómina de hombres interiores de la NBA alcanzan esa altura. Lo que resulta de auténtica impresión es que la foto de arriba fue tomada cuando Oden fue elegido el número 1 del Draft de 2007, con ¡19 años! Sin duda que existen personas rozando los 60 tacos con un aspecto mucho más jovial.

Pero desde luego que su aspecto físico no resultó ningún problema para el pívot de Buffalo. Muchos no entienden como los Portland Trail Blazers, rememorando la «cagada histórica» que supuso escoger a Sam Bowie en lugar de un tal Michael Jordan en 1984, decidieron dejar pasar al gran «mirlo blanco» de ese draft, como era Kevin Durant, para escoger a Oden. Pero lo cierto es que las cortas carreras universitarias de ambos fueron muy brillantes, y en la época el kilo de pívot nato se cotizaba muy alto. Oden sembraba ciertas dudas en cuanto a su evolución en el apartado técnico, pero no así en el físico, ya que demostró ser una auténtica «bestia parda» en la NCAA, que convencía por completo a los expertos de cara a convertirse en un dominador nato de las zonas de la NBA.

Desgraciadamente, la carrera de Greg Oden tuvo bastantes paralelismos con la de Bowie, convirtiéndose en un calvario constante de lesiones desde el mismo inicio de su carrera profesional, ya que se perdió por completo su primera temporada por una lesión en la rodilla derecha que le obligó a pasar por el quirófano. Después le sucedieron dos temporadas muy por debajo de las expectativas marcadas, y con frecuentes ausencias a causa de sus ya crónicos problemas físicos.

Por desgracia, la debacle fue a mayor a raíz de una nueva lesión, en esta ocasión en la rodilla izquierda, que le obligó de nuevo a pasar varias veces por quirófano, y pasar ¡tres temporadas completas! completamente en blanco.

Después de 6 temporadas en Portland, y con apenas 82 partidos disputados (lo que dura una única temporada regular), Oden fichó por los Miami Heat en la temporada 2013-14. No debutaría hasta el mes de Enero, y apenas disputaría 23 partidos con los de Florida, pero al menos le permitirían alcanzar una final de la NBA, en la que los Heat perderían con claridad frente a San Antonio por 4-1.

Una experiencia meramente crematística en China de una temporada ponía el punto final a la trayectoria profesional de Oden con apenas 28 años, llena de sinsabores y con la incógnita no despejada de lo que pudo haber sido y no fue.

“Sé que seré recordado como el mayor pufo de toda la historia de la NBA, pero en realidad no puedo hacer nada al respecto. Si estuviera sano me encantaría seguir jugando, pero no puedo”. ¡Hombre Greg, tampoco hacía falta ser tan severo contigo mismo! Está claro que muchas de las circunstancias de su carrera escaparon a su control.

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Bonus track: Vladimir Tkachenko (Ucrania, 1957)

¿Qué más se puede decir de un tipo que lo ha sido todo dentro y fuera del basket? Pívot arrasador de la extinta URRS, emblema generacional, icono destacado en una época tan pródiga de ellos como fueron los 80, homenaje del indie en forma de grupo, imitado en «La hora Chanante»…fue sin duda el primer gigante conocido por toda una generación de nacidos en los 70 y principios de los 80. Por si fuera poco, un tipo que ha sido fuente inagotable de anécdotas, sobre todo en lo que respecta al ámbito extradeportivo. Para no reincidir en ello, les recomiendo la lectura del magnífico artículo que Marcos Gendre escribió en nuestra web acerca de la vida y milagros del «Goliat soviético».

http://localhost/wp5_full/tkachenko-la-montana-rusa/

P.D.: El ávido lector se habrá dado cuenta que faltan una buena cantidad de pívots en este artículo, pero el hecho de intentar recopilarlos en su totalidad resultaría en un artículo inabarcable. Seguro que en la imaginación de cada uno habrá sitio para sus particulares «monstruos favoritos».