Pulgasari – Propaganda al estilo de Corea del Norte

PortadaDeseosos de mostraros el cine de cuantos más países mejor, hoy nos acercaremos a la ignota filmografía de Corea del Norte, ese país llamado eufemísticamente comunista y que vive bajo la rígida dictadura del partido de los trabajadores, otro eufemismo más. Confieso que todo lo que he podido saber sobre ese país, mediante noticias, documentales, reportajes y demás, siempre me ha parecido como una película de ciencia ficción hecha realidad, ya que hasta tal extremo llega la alienación general de toda su población.

Precisamente la película que hoy nos ocupa, Pulgasari (Pulgasari, 1985) es de ciencia ficción, y su historia de cómo se hizo también es auténtica ciencia ficción. Para contarlo todo primero tendremos que retroceder hasta 1978, año arriba o abajo, cuando la población de Corea del Norte vive obligatoriamente feliz bajo el yugo del dictador Kim Il-Sung. Il-Sung tenía un hijo, muy nervioso él y de estrafalario peinado, llamado Kim Jong-Il, que a la postre sería conocido por la población como el amado líder. El joven Kim Jong-Il tenía el cine como gran pasión, y soñaba con formar una industria propia que fuese capaz de transmitir a sus habitantes las enseñanzas y las bonanzas del partido de los trabajadores y sus ideales. Dicho de otro modo, Kim Jong-Il pretendía hacer lo mismo que Franco con su inefable Raza (1941), dirigida por el ínclito José Luis Sáenz de Heredia.

Pero claro, la población tenía suficiente con pasar hambre, y no parecía que nadie pudiese encargarse de dirigir las futuras producciones. Así que Kim Jong-Il pensó que podría traerse algún director de la vecina Corea del Sur para que le hiciese el trabajito. Podría haberle atraído con un buen fajo de billetes, que su padre seguro que tenía de sobra, pero pensó que le saldría más barato si lo secuestraba. En estas que pensó en Shin Sang-ok, un cineasta con una enorme lista de películas a su cargo, de gran éxito en Corea del Sur e incluso fundador de la productora Shin Films. En 1978 Shin Sang-ok andaba de capa caída, su productora había sido cerrada por el gobierno (por entonces Corea del Sur también era un dictadura) y se había divorciado de su esposa Choi Eun-hee, famosa actriz de la época que había trabajado en múltiples títulos de Shin Films.

Choi Eun-hee viajó en aquel año a Hong Kong, hecho que aprovechó Kim Jong-Il para ordenar su secuestro. Shin Sang-ok, decidió investigar por su cuenta y riesgo la desaparición de su ex-mujer, hecho que aprovechó Kim Jong-Il para ordenar su secuestro. Así que el futuro amado líder ya tenía su parejita para comenzar su producción en serie, pero lo primero fue casarlos de nuevo, que uno será dictador pero hay que guardar las formas. A golpe de látigo puso a trabajar a Sang-ok, consiguiendo crear siete películas entre 1983 y 1986. La de mayor éxito fue, precisamente, Pulgasari.

Como era de esperar, Pulgasari es una crítica bastante poco velada del capitalismo, representado por un imperio que aplasta a los pobres campesinos, los cuales viven en comunista igualdad, defendiéndose unos a otros. Esto cabrea mucho al emperador y ordena que los encierren a todos. El más viejo del lugar se niega a obedecer e incluso a comer. Por lo que el resto de pueblerinos, también encarcelados, ofrecen su arroz al anciano. Éste en lugar de comérselo comienza a amasarlo, y de forma inverosímil crea un bichejo en miniatura, el Pulgasari.

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El capitalismo es una caca, te lo dice Pulgasari.

Por la noche el bicho cobra vida ante el pasmo de los presentes. Supuestamente nace para defender al pueblo, pero midiendo escasamente un palmo lo único que puede hacer es provocarle un ataque de risa al enemigo, por lo que primero debe comer para crecer y alimentarse con mucho hierro. Lo lógico hubiese sido haberse comido un buen plato de lentejas, pero el Pulgasari prefiere comerse espadas, lanzas, balas… y todo lo que se encuentre por delante. Con semejante dieta el bicho no tarda en alcanzar el tamaño de una persona, y no contento con eso sigue zampando y aumentando de volumen. Así, el pueblo ya tiene un defensor de categoría, que además parece completamente invulnerable. Incluso se zampa las balas de cañón al vuelo para devolverlas al instante, todo ello con un efecto sonoro que os juro que es idéntico a aquellas piruletas con forma de silbato, que tenían una extensión en el extremo para cambiar la nota.

Con semejante animal de su lado el pueblo vence al malvado imperio y gana su libertad, pero a su vez tienen que seguir alimentando al Pulgasari, que no quiere ni oír hablar de la dieta de la alcachofa. Ante la escasez de hierro, el pueblo tendrá que encontrar un remedio para tal situación.

Hasta aquí llega este Pulgasari, que hay que decir que no está tan mal hecha y se nota el buen hacer de su experimentado director… y de la motivación extra de su productor ejecutivo, Kim Jong-il. Este primo hermano de Godzilla contó con la colaboración de la japonesa Toho, lo que se nota en el resultado final. También destacan las batallas con sus números extras. Hay que tener en cuenta que para eso estaba Kim Jong-il, que chasqueaba sus dedos y tenía a 10.000 soldados listos para ser filmados. Será por medios…

¿Cómo terminó el idilio entre Kim Jong-il y Shin San-ok? Pues con la huida del segundo a la embajada estadounidense más cercana con motivo de un viaje oficial a Viena. No sabemos si Kim Jong-il lloró desconsoladamente  por la traición de su amigo, pero lo que sí sabemos es que después de aquello San-ok siguió trabajando en los Estados Unidos, llegando a producir a Hulk Hogan en 3 Ninjas en el Parque de Atracciones (3 Ninjas: High Noon at Mega Mountain, 1998). Lamentablemente nunca nos ofreció un Hulk Hogan vs. Pulgasari, lo que hubiese sido apoteósico.

Finalmente, San-ok falleció en Seúl en 2006, víctima de hepatitis y el presidente Roh Moo-hyun le impuso a título póstumo la Orden al Mérito Cultural.

Un comentario en «Pulgasari – Propaganda al estilo de Corea del Norte»

  1. Menuda historia!!! Lo del secuestro y que el director vaya en busca de su ex-mujer da para el guión de una película. La realidad supera la ficción, no hay duda.
    Enhorabuena por el artículo y gracias por darnos a conocer esta perla de la cinematografía coreana.

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