Rammstein – Mutter

PortadaLograr el éxito internacional componiendo en una lengua distinta al inglés, al menos en lo que a sonidos más rockeros o metaleros se refiere, parece una tarea prácticamente imposible. Sin embargo, recién estrenado el siglo XXI, Rammstein logró sacar la cabeza de su Alemania natal y lo hizo usando la lengua de Goethe. Cierto que anteriormente se habían dado a conocer con el éxito de su canción Du Hast, que sobrepasó enormemente al del álbum que lo contenía, pero el lanzamiento de Mutter (Universal Music, 2001) significó dar varios pasos hacia adelante. Rammstein ya no sería conocido únicamente como el grupo de Du Hast.

La historia del grupo se remontaba a 1994, cuando el guitarrista Richard Kruspe conocía al cantante, y ex nadador,  Till Lindemann y se unían al bajista Oliver Riedle y el baterista Christoph Schneider. Tras varios conciertos, y un pequeño éxito en un concurso para bandas noveles, llamaron la atención de Paul Landers, quien se uniría como segundo guitarrista y trataría de traerse consigo al teclista de su antigua banda, Christian Flake Lorenz, quien inicialmente rechazó la propuesta y no terminaría aceptando hasta después de muchas conversaciones y de prometerle que la banda cantaría en alemán. Promesa que terminaría siendo fundamental en el desarrollo del grupo.

Rammstein formaba ya un bloque compacto, machacón y monótono con las dobles guitarras de Landers y Kruspe, ausentes completamente de todo virtuosismo, sostenidos con la base rítmica, también sin florituras, del bajo de Riedle y la batería de Schneider. Till Lindemann destacaba más como letrista que como cantante, ya que mientras que era capaz de darle dobles y triples sentidos a sus textos, lo cierto es que su voz sólo destacaba por la capacidad de darle un aspecto teatral al conjunto sonoro. Con lo cual, teníamos un bloque compacto capaz de derribarte a base de golpes continuos, pero con escasa capacidad para emocionar o sorprender,  un auténtico rodillo alemán. Era Lorenz al teclado quien mantenía la magia y le daba el toque de distinción al grupo, el hombre que sostenía la definición de la música de Rammstein como tanzmetall (metal para bailar). Sin Lorenz, Rammstein era un bloque de cemento armado inamovible, con sus teclados Rammstein pudo sobresalir y llegar a vender en todo el mundo.

 

La banda ya había editado en 2001 dos discos de estudio. El primero, Herzeleid (Motor Music, 1995), fue la máxima expresión del tanzmetall ya que las guitarras y demás instrumentos estaban casi ahogadas por los teclados de Lorenz, quien sin embargo tardaría todavía unos años en dar lo mejor de sí mismo. Sin embargo, Herzeleid ya contenía algunos temas que hoy podemos considerar como clásicos de la banda, destacando sobremanera Du Riechst so Gut por su pegadizo estribillo, la emotiva y épica Seemann, única no escrita por Lindemann, sino por Riedl, o la canción homónima Rammstein, cuya opresiva atmósfera convenció a David Lynch para incluirla en la banda sonora de Carretera Perdida (Lost Highway, 1997).

El segundo disco, Sehnsucht (Motor Music, 1997), ya mostraba una evidente evolución en sus temas, se volvían mucho menos monótonos y Lorenz ya se encontraba como pez en el agua, consiguiendo una simbiosis casi perfecta con el resto de instrumentos, Destacaba la cautivadora Engel, el tema que daba nombre al disco, Sehnsucht, y, como no, el que acabaría siendo su gran éxito: Du Hast. De ritmo endiabladamente bailable y sencillo estribillo, tenía todas las características necesarias para triunfar más allá de lo que una banda de metal industrial era capaz. Demostrando una vez más que la complejidad compositiva suele estar reñida con el éxito masivo, ya que Du Hast, objetivamente, no destacaba en casi ningún aspecto respecto al resto del disco.

 

Llegamos a Mutter (Motor Music, 2001) y la banda presenta una nueva evolución. En esta ocasión se centran en las guitarras, que comienzan a tomar algo más de protagonismo y a ejecutar algo más que riffs simplones. La evolución de la base rítmica habría que dejarla para el disco posterior, Reise, Reise (Universal, 2004), en el que al fin Schneider puede llamarse baterista con todas las de la ley, y no únicamente como aporreador de parches. También habría que esperar a Reise, Reise para presenciar una evolución verdadera en la voz de Lindemannm, aunque aquí ya presente una mejoría respecto a sus anteriores álbumes. Sin embargo, en Mutter se podría decir que es Flake Lorenz quien alcanza su cénit, y, paradójicamente, lo logra perdiendo algo de protagonismo respecto a las guitarras, logrando así que su teclado sea el toque que aporta variedad y calidad, demostrando que a veces menos es más.

 

Mutter es el álbum más vendido de Rammstein por méritos propios. No hay nada más que dejarse llevar por la primera canción, Mein Hertz Brennt, con su potente acompañamiento orquestado y perfecta fusión entre emoción y potencia, con guitarras interpretando, por primera vez, algo que podríamos llamar como solo y llegando a tocar de verdad al oyente. Sigue con un pelotazo heavy como es Links 2, 3, 4, que regresa a ritmos más simples pero igual de contundentes. Prosigue la pegadiza Sonne, con el estribillo más fácilmente reconocible de todo el disco, embellecida por los arreglos de Lorenz que, de nuevo, le da un empuje único a la canción.

Podríamos destacar también la canción que da nombre al disco, Mutter, por ser lo más parecido que contiene el álbum a una balada, poderosa y desgarradora al mismo tiempo, consiguiendo que Rammstein explore nuevos sonidos sin necesidad de perder su esencia.

El resto de temas tampoco tiene desperdicio alguno, ninguno parece estar como relleno y todos tienen personalidad suficiente como para destacar. Todos conformando un disco muy notable de una banda que, por desgracia, parece que ya ha dado lo mejor de sí misma y, actualmente, se encuentra en una larga fase de letargo tras un disco de estudio, Liebe ist Für  Alle Da (Universal, 2009), bastante decepcionante.