Remo: Desarmado, peligroso y casposo

Portada¡Ah, los videoclubs de los 80! Qué nostalgia cuando recordamos nuestras visitas a esos establecimientos donde escogíamos qué película veríamos esa tarde. Por entonces no escogíamos algún clásico de cine negro o alguna joya muda del expresionismo alemán, no. Lo que hacíamos la mayoría era, o bien escoger una de terror guiándonos por las portadas, ¡y vaya portadas! pero eso sería tema para otro artículo, o bien ir directamente a por la última del Schwarzenegger o del Stallone, para qué negarlo. Ni dilemas morales ni hostias en vinagre, ¿hay algún problema? ¡Pues se resuelve a guantazo limpio! Tanto dialogar y tanta tontería… eso estaba sobrevalorado. Si ya lo decía Marion Cobretti: “el crimen es una enfermedad, yo soy el remedio”, pues eso. Que sí, que esos dos eran el brazo armado de la propaganda del poco moderado, por decirlo con eufemismos, Ronald Reagan. Pero cuando tienes 10 años lo único que quieres es que Rocky le arranque la cabeza a Iván Drago de un crochet, un directo o aunque sea a mordiscos. Esos dos estaban en una división superior, eran los que más dinero se embolsaban por vietnamita muerto y, en consecuencia, eran los que estaban en las producciones más caras, con más muertos y más explosiones, y las de mayor calidad. ¡Que sí, no me seáis talibanes y me digáis que todo ese cine era basura! Las había buenas creedme. Como decía, ellos estaban en la cúspide de la pirámide, eran los machos alfa de nuestra generación. De repente hordas de jóvenes querían apuntarse al gimnasio para que les saliesen músculos hasta en el lóbulo de la oreja, el ser tan molón como Steve McQueen y sus camisetas interiores ya no era suficiente, queríamos ser auténticos armarios empotrados de escasa movilidad pero presencia imponente. Al amparo de Schwarzenegger y Stallone crecieron otras estrellas que pretendían irles a la zaga, ahí encontraríamos al Van Damme y al Seagal rompiendo huesos a pares, en producciones menores, y, todavía más abajo, encontrábamos una horda de “aspirantes a cachas” encabezados, seguramente, por Michael Dudikoff y su ninja americano. Estos últimos eran directamente carne exclusivamente de videoclub, ahí era donde se jugaban los cuartos y por eso necesitaban  una portada atrayente y si venía con una frase molona mejor que mejor. En ese último escalafón era donde encontrábamos la película que nos ocupa: Remo: Desarmado y Peligroso (Remo Williams: The Adventure Begins¸1985) de Guy Hamilton.

Tú te ibas al videoclub y veías al cara cartón de Fred Ward mirándote en postura de “como te muevas te arranco la cabeza” y ya te atraía. Te acercabas algo más y en un circulito veías un chino, o lo que parecía un chino, diciéndote que te enseñaría a ser una máquina de matar o algo similar ¡Hostia, un chino, esto tiene que molar a la fuerza! Así que picabas como un vulgar merluzo y la alquilabas para disfrutarla en casita con un buen bocata de Nocilla. Picabas… o no, ojo, que luego daba igual lo mala que fuera porque la acababas disfrutando sí o sí, y diré más aún: esta la disfrutas aún hoy en día, aunque seguramente no del modo que esperaban sus productores. El Remo este en cuestión nos tenía bastante engañados, creíamos que era un nuevo Rambo que no necesitaba armas, y resulta que la idea era hacer un James Bond a lo yanqui (que al final resulta ser un nuevo Rambo que no necesita armas, un lío).

Pues eso, que llegabas a casa, introducías la cinta VHS en el reproductor correspondiente (en el Beta no, que ese sólo lo tenían los pijos), te manchabas el jersey con Nocilla, bronca de tu madre y pulsabas el play mientras te frotabas las manos pensando en la somanta de tortas que suponías que verías. El espectáculo comienza y la peli va directa al grano, ahí está el prota de poli comiendo como un cerdo hasta que unos delincuentes comunes llaman su atención. Le pegan una paliza y a continuación un negro con bigote lo lanza al mar junto a su coche ¡Pues sí que ha durado poco la película, ya ha muerto! Pero no, despierta en lo que parece la cama de un hospital y vemos que le han afeitado el bigote pero ante nuestra perplejidad él dice que no se reconoce en el espejo ¿Pero cómo que no, mongol, si lo único que han hecho ha sido afeitarte el mostacho? Pues nada, que aparece de nuevo el negro bigotudo y le dice que le han hecho la cirugía (aquí viene un chascarrillo porque el Remo se mira a la entrepierna para ver si también le han aumentado el manubrio). ¡A mí no me la dan con queso, que sólo le han afeitado el bigote! Además, yo esto ya lo he visto en… en… ¡Sí, le pasaba lo mismo al Hosel… al Hasol… al Hessol… al Chichalsoff en El Coche Fantástico! También le quitaban el bigote y lo hacían pasar por cirugía facial ¡Esto es maravilloso, esto es retroalimentación casposa! No sé si fue primero el huevo o la gallina, pero mola.

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Chiun, el supuesto coreano.

Total, que al fulano le han hecho la cirugía (ejem), le han cambiado el nombre (Remo Williams) y le han alistado en una organización que no tiene nombre y que no existe, pero que supongo que está muy bien. Dicha organización lucha en la sombra contra los empleados del estado y políticos corruptos (aquí es cuando tu mente infantil piensa eso de ¡putos corruptos!) recibiendo órdenes únicamente del mismísimo presidente de los Estados Juntitos de América ¡Porque todo el mundo sabe que el presidente es incorruptible, faltaría más! Que se lo pregunten si no a Richard Nixon. En definitiva, que aquí no se pierde el tiempo, le dan una pistola a Remo (¿pero no era desarmado y peligroso? Me están engañando) y le encomiendan matar a su primer objetivo. Silencioso cual elefante en una cacharrería, Remo se introduce en una casa y solo encuentra a un chino (¡coño, el de la portada!). Ni corto ni perezoso Remo le dispara y el chino le hace un quiebro de cintura que ríete tú del Neo ese de Matrix. Aquí nos paramos y analizamos la secuencia un momento: veamos, tenemos en pantalla un primer plano de la mano de Remo con la pistola y vemos cómo aprieta el gatillo. Suena el disparo y, efectivamente, podemos ver salir una ráfaga de la pistola. Cambio de plano y el chino que está quieto, es en ese momento que se mueve y hasta que no finaliza el movimiento no vemos el impacto de la bala en la pared del fondo. A ver, ¡o están a dos kilómetros uno del otro o aquí hay un fallo de montaje como el canal de Panamá! Pero da igual, obviémoslo porque es evidente que estamos ante los precursores de Matrix, pioneros del cine, por decirlo suavemente.

Como era de esperar, el chino le propina una buena paliza a Remo para que luego entre el negro con mostacho (que no hace más que darle disgustos al pobre Remo) y le diga que el chino no es chino, sino que es coreano y se llama Chiun. Ah, giro de guion imprevisible habemus ¡así que ese va a ser su maestro, toma ya! Ya estábamos hartos de chinos y japoneses en las películas, ya era hora de innovar con un… con un… ¿un coreano? Espera un momento, porque ahora que lo veo bien parece un coreano un poco extraño. Dejadme que repase el reparto… Wilford Bimley no, no suena a coreano, Patrick Kilpatrick aparte de redundante tampoco parece asiático y Michael Pataki será el primo de Elsa, pero coreano tampoco es… ¡Un momento, que el “coreano” es el de Cabaret! ¡Es Joel Grey bajo una capa de maquillaje! Con razón parece tan raro pero… ¿alguien se cree que eso puede colar? Pues parece que a los de Hollywood sí, porque la nominaron al Oscar a mejor maquillaje. Vivir para ver.

Volviendo a la película, como por entonces ya teníamos muchas películas de esas de kung-fu, de kárate y demás artes marciales, pues aquí se ve que quisieron ir más allá y se sacaron un arte marcial que es mejor que todas las demás juntas ¡El Sinanju! Que no sé lo que es pero suena que te cagas. Total, que el falso coreano con pinta de mosquita muerta resulta ser un maestro del Sinanju ese, perteneciente a una estirpe de asesinos que a lo largo de las épocas han ido matando a porrillo a gente malvada por el bien de la humanidad en una continua lucha de poder. Sí, el que haya jugado a los Assassin’s Creed le sonará el argumento (de nuevo adelantándose a su época, esta película es la bomba). La lista de asesinatos es interminable y pasa por Alejandro Magno, Robin Hood… ¿Robin Hood? Pues sí, suponemos que después matarían también a David el gnomo o al ratoncito Pérez, ya puestos. En fin, que el Chiun accede a enseñarle a hacer Sinanju (o a hacer el ganso, no queda muy claro) para convertirlo en una máquina asesina (¡bien!). El entrenamiento consiste, básicamente, en matar de hambre al pobre Remo, obligarle a hacer equilibrios en una cornisa, golpear con el dedo un tablero con forma de virus de la gripe y saltar como una rana por la casa mientras Chiun ve la telenovela (literal). Con todo eso, es “lógico” que al final el Remo acabe sintiendo hasta el movimiento intestinal de sus oponentes, pudiendo así anticiparse a cualquiera de sus reacciones. Con toda esa parafernalia, es normal que el Remo que ya esté más que preparado para ir contra el malo malísimo de la película: un facineroso que se lucra vendiendo armas chungas al glorioso ejército de la América de Arriba, con el beneplácito de políticos corruptos (¡putos corruptos!). Remo no soporta que se le venda material defectuoso a su propio ejército en lugar de a milicias extranjeras como se ha hecho toda la vida y decide tomar cartas en el asunto.

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Un diente multiusos.

Pero el malo es malo y no tonto, así que rápidamente descubre a Remo (vaya mierda de experto ocultista) y le manda a sus matones, encabezados por su lugar teniente que tiene la particularidad de tener injertado un diamante en un incisivo (ojo al dato que es importante). Aquí tendremos la famosa escena en los andamios de la estatua de la libertad (eligiendo lugares a lo Roland Emmerich), con Remo haciendo cabriolas mientras le sacuden tres obreros (¿?) contratados por el del diamante en un diente. Los malos creen salir victoriosos pero no contaban con la astucia y la habilidad de Remo, que se rehace y ya en tierra firme les devuelve el favor. Total, que está claro que aún está un poco verde, así que le toca más entrenamiento por parte de Chiun, que lo sazona con continuos ataques a la clásica alimentación americana a base de hamburguesas ¿Será cabrón el coreano ese? Porque es súper poderoso, que sino el Remo le hacía tragar una vaca de través.

Como llegados a este punto era evidente que la película necesitaba otro hábil giro de guion, Remo se embarca en otra chiquillada de las suyas y en consecuencia el negro del bigote muere en acto heróico voluntario (algo nunca antes visto en la historia del cine) y Remo reclama venganza (totalmente inesperado). Mientras todo esto ocurre, una militar investiga el pufo de las armas y se convierte en una aliada de Remo al compartir objetivo, ni que decir tiene que la militar está de buen ver y acabará rendida a los pies del galán cara cartón. Vamos, que el Remo se infiltra en una base militar, donde el malo campa a sus anchas, y contacta con la militar. Son descubiertos (oh, sorpresa) y les tienden una trampa encerrándoles en una cámara y gaseándolos. Aquí reaparece el malo del piño diamantino, que éste sí que es gilipollas porque en lugar de esperar a que la palmen inhalando gas, entra en la cámara con una máscara anti gas para vengarse de lo ocurrido en la estatua de la libertad. Remo, que debe de aguantar por lo menos 25 minutos sin respirar como Guybrush Threepwood, le propina un guantazo que le rompe la máscara y tiene la feliz idea de resquebrajar el cristal de seguridad usando el diamante dental del malo (ojo con lo bien hilado está todo) en una escena memorable. Así que ya tenemos a la parejita escapando románticamente bajo la amenaza de una lluvia de obuses y del malo, que ahora sí que está cabreado, persiguiéndolos en un jeep mientras se produce un diálogo de los que marcan época:

El malo – “Aquí jefe bandido, acorten las transmisiones y denme las coordenadas sobre el mapa”

El de la radio – “Atención jefe bandido, ahora están ustedes dirigiéndose hacia el norte”

El malo again – “¡Nosotros no, idiota, el blanco!”

Por allí aparece Chiun que se muestra como ultra machista con la militar (contentos que deben de estar los coreanos por cómo los retratan en esta película). Parece que tendrán un nuevo aliado pero Remo, que para eso es el prota, decide enfrentarse él solo a todo el ejército enemigo. A la carrera se lanza para arrancarle la cabeza al malo tratando de que parezca un accidente. Capaz de esquivar todas las bombas que le tiran, finalmente escapa montado sobre un árbol talado que es llevado en volandas por un cable guía (sí, en el mismo lugar en el que hacen prácticas militares hay gente talando árboles). Así, como si fuese una bruja, cambiando la escoba por una sequoia, Remo vuela hacia su objetivo. Pero el malo vuelve a localizarlo (pesadito que es el tío) y lanza uno de esos gritos que no pueden faltar en una producción de este tipo: “¡Matad a ese comunista!” ¡Ahí estamos!

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¡Menuda marimba te espera, campeón!

Torta por aquí, torta por allá y tras volcar el jeep del malo llega el enfrentamiento final. Éste amenaza a Remo con una pistola. ¡Craso error! Se ve que se ha perdido el principio de la película y no sabe que Remo puede moverse cual jilguero esquivando las balas, por lo que inevitablemente se come una buena somanta de hostias. En un acto final Remo consigue hacer fuego frotando con sus dedos una rama (¿?) y la lanza al jeep para que explote y haga que la muerte del malo parezca un accidente. Ya solo nos queda la traca final, con Chiun imitando a Jesús caminando por las aguas (éste ha perfeccionado el sistema, porque éste corre) y metiendo prisa para no perderse el final de la telenovela.

Fanfarria final, la inefable banda sonora ochentera y llegamos al final de Remo: Desarmado y Peligroso. Una experiencia única que recomiendo encarecidamente a todos los amantes de la caspa ochentera.

5 comentarios en «Remo: Desarmado, peligroso y casposo»

  1. ¡Sublime! Nunca vi esta peli, pero el artículo hace que me rinda y haré lo necesario por conseguirla y verla.

  2. Qué lástima que ya no existan los videoclubs ochenteros. Me iba ahora mismo a por la peli!!!! Sin duda, una de las mejores comedias de todos los tiempos.
    Felicidades por el artículo!!!!

  3. conozco la pelicula por telecinco, la vi un par de veces a principios y mediados de los noventa. hasta la tuve grabada.

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