Siouxsie & The Banshees: «Happy House» (Polydor, 1980)

Hemos llegado a gritar
En la casa feliz
Estamos en un sueño
En la casa feliz
Estamos todos muy cuerdos

 

Siouxsie_HappyHouse foto 1Hola queridos amig@s, hoy tocar volver a adentrarnos en los terrenos más fértiles de la música británica: cómo no, la época del post-punk primigenio. Nada de neopost-punk y demás inventos del siglo XXI para revivalistas crónicos. En este sentido, no se me ocurre mejor idea que viajar hasta una banda tan infravalorada por las hordas actuales de hipsters y demás especies posturistas como los imprevisibles Siouxsie & The Banshees; y más en concreto, Happy House (Polydor, 1980), el disco que marca el comienzo de su época más sembrada: la que va del LP Kaleidoscope (Polydor, 1980) a A Kiss In The Dreamhouse (Polydor, 1982).

Punto y aparte en la producción discográfica de los Banshees, la publicación del single Happy House vino precedida por un cambio sustancial en la formación del grupo. Así, tras la espantada de Kenny Morris y John McKay, el grupo salía adelante con la llegada de dos reemplazos de auténtico lujazo: Budgie y John McGeoch. El primero de estos, venía de grabar Cut (Island, 1979), el debut en largo de The Slits. Tal como explicaría Ari Up, la cabeza de león del grupo: “Budgie podía tocar lo que le daba la gana. […] Sting amaba Cut. Lo que más le llamó la atención fue la batería. Era un fanático de la batería de este disco. Un montón de gente estaba alabando esa batería. Todos sabían que Budgie tenía una gran técnica. Pero además, el contaba con una sensibilidad especial que le permitía variar con gran facilidad. Él podía pasar del reggae al punk, al funk, al jazz, ¿sabes? Tocaba todos esos palos sin que se notara”[1].

En cuanto a McGeoch, sencillamente estamos hablando del guitarrista principal de los tres primeros discos de Magazine. Obsesionado con las texturas, su llegada a The Banshees fue básica para sus indagaciones sonoras. De la abstracción al efecto trémolo, pasando por su uso en 3D de las texturas acústicas. Definitivamente, el renovado cuarteto quedó compuesto con la formación all-star del post-punk. Porque Severin y Siouxsie tampoco es que fueran moco de pavo. Ni mucho menos.

Con semejante plantel, el cambio de sonido estaba cantado. La panorámica se había ensanchado tanto que cabía esperar cualquier cosa del primer paso discográfico en la nueva etapa del grupo. Con semejantes antecedentes, antes de la publicación de Kaleidoscope, llegó esta reveladora antesala en forma de 7”, con ‘Happy House’ como tema estrella; el mismo al que Siouxsie y Severin se refirieron como la fase dos de Siouxsie and The Banshees. No en vano, este mismo tema fue el utilizado por Siouxsie, Budgie y Severin como prueba en las audiciones para el puesto de nuevo guitarrista de la banda.

Siouxsie: “Fue lo primero que queríamos grabar. Ya teníamos el bajo, la batería y la voz, así que los usamos en las audiciones como una prueba. […] La utilizamos como guía para probar nuevos guitarristas, quienes a partir de la canción tenían que trabajar en su propio sonido”[2].

Curiosamente, el bautizo de esta canción también tuvo algo de especial, premonitorio.

Siouxsie: “‘Happy House’ comenzó siendo un nombre para nuestro club de fans. Luego, acabó convirtiéndose en una canción”[3]

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Budgie, Siouxsie, McGeoch y Severin: el súper grupo del post-punk.

La primera encarnación de ‘Happy House’ fue la demo en los estudios de Polydor, realizada el 16 de enero de 1980. Sin embargo, no cobró forma total hasta un mes después, tras haberse grabado en los estudios de Phil Manzanera.

Budgie: “Hicimos una demo de la pista en el antiguo estudio de Polydor junto a Oxford Street. Fue casi la primera sesión que hice con Siouxsie, Steve Severin y John McGeoch. Las pistas que terminaron en el álbum y el single se registraron en el estudio de Phil Manzanera, The Coach House, en Surrey. Tenía esa decoración a lo años ’30 y el estilo japonés de cortinas movibles que pueden alterar la acústica de la sala. El productor era Nigel Gray, que estaba en el candelero tras producir el primer álbum de The Police”[4].

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Siouxsie, 100% carisma.

Construida con un tacto especial, más esmerado, en ‘Happy House’ ya puede advertirse un salto importante en el sonido, antes monolítico, que la banda había trazado tanto en The Scream (Polydor, 1978) como en Join Hands (Polydor, 1979). El cambio se palpa desde el primer instante. McGeoch trabaja más con las texturas que con los riffs y Budgie crea su propio espacio. Tal como él mismo llegó a indicar: “Creo que en ‘Happy House’ fue cuando empecé a decir que me sentía en algún punto entre Keith Moon, Ginger Baker y yo mismo”[5]. En efecto, los golpes arrítmicos de Budgie suenan como si Baker y Moon hubieran sido filtrados por un embudo gigantesco de resonancia dub.

Budgie: “El ritmo de la batería en la demo era un cruce entre Ginger Baker y Keith Moon, impregnado de reverberación. En el momento en que hicimos el master, nos dimos cuenta que tal vez yo debería tocar un poco menos. Así que trabajé a este ritmo en torno al tom de piso. Fue un poco raro y no podía encontrar la manera de hacerlo, así que puse mi tom de piso donde se encuentra normalmente la caja de la batería y ésta, a su vez, la puse fuera de los platillos. De esa manera, me era fácil llegar desde la caja, los platillos y de nuevo al tom de piso, de afuera hacia adentro. No fue tan fácil cuando volvimos a la disposición regular de tocar este tema en los escenarios”[6].

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John McGeoch, el nigromante de la electricidad.

‘Happy House’ está completamente edificada sobre el golpeo mutante, camaleónico, de Budgie. Su estilo resulta maravillosamente desconcertante, casi casual. Se nota que a Budgie le ha dejado huella su paso por The Slits. Como resultado, el nuevo batería de The Banshees deja ya su sello inconfundible en el primer single junto a su nuevo grupo. Sus baquetas se agitan a contrapié, dando incluso la sensación de estar ante una canción que se mueve al revés. A crear esta inquietante sensación también ayuda la disposición eléctrica generada por McGeoch. Desde los punteos introductorios, la atmósfera queda envuelta en un misterio desasosegante, pero hipnótico. Budgie comienza a golpear mínimamente la batería, Severin desnuda su línea de bajo hasta el hueso y Siouxsie inserta un arrullo melancólico en el corazón de la escena. Tras 35 segundos de fantasmagoría, todo cobra velocidad, como en un sueño con desnivel temporal, donde nada va a tiempo real. En un chasquido, Severin comienza a pulsar su bajo a la velocidad de la luz, como si fuera una máquina de escribir con el piloto automático puesto. Mientras, Budgie transforma su delicada intro en un fragor selvático. Por la parte de McGeoch, el resultado es el mismo que el de sus dos compañeros. Tras el susurro incorpóreo del comienzo, ahora da la impresión de que su guitarra habla: las notas que se escapan de las seis cuerdas parece que están dialogando con Siouxsie. Es como si McGeoch quisiera hace honor a su título de “Jimmy Page del post-punk”. Al igual que Page, la guitarra es utilizada como una voz solista, en vez de como una parte instrumental. Cuando Siouxie recita las letras, sus punteos son limpios, se cuelan entre palabra y palabra. Pero cuando Siouxsie sube el tono vocal, la acompaña metabolizando la carga eléctrica en restañidos rítmicos de aliento salvaje. ‘Happy House’ es un prodigio, como una línea imaginaria que une a Led Zeppelin, The Stooges, el Bowie berlinés y las producciones de Lee “Scratch” Perry.

Después de este desarrollo, para el último minuto, de repente todo el entramado vuelve a la forma originaria del comienzo. Pero con variantes. Budgie se sumerge en el eco del dub mientras todo el sonido a su alrededor se va diluyendo. La sensación es onírica, aunque para esta canción Siouxsie habla de sensaciones más cercanas, íntimas.

Siouxsie: “Tuve una idea para una canción. Era sólo una canción feliz. Del tipo que vas haciendo cuando eres feliz, por ninguna razón en particular. Ya sabes, cuando estás sentado en el baño o cuando se hace tarde y estás caminando en la noche hacia casa”[7].

De hecho, las letras de este tema indican esta felicidad casual como un refugio, para incluso poder olvidarnos de nosotros mismos. Se trata de un espacio idílico que, tal como explica Siouxsie, puede surgir en cualquier momento inadvertido, o incluso rutinario, de nuestras vidas.

This is the happy house
We’re happy here
In the happy house
To forget ourselves
And pretend all’s well[8]

Sin duda, la forma de tocar de McGeoch en esta canción, será la parte más influyente. Por ejemplo, para Johnny Marr, uno de los grandes defensores de Siouxsie[9], no caben más que elogios al preguntarle por la forma de tocar de McGeoch en ‘Happy House’: “Para empezar, es moderna. No cae en cualquiera de los aspectos rocanroleros y decrépitos y además suena como los Banshees, o incluso más. Ahí es cuando realmente comencé a hacerme fan de John McGeoch. Fue una ventaja extra para mí. Habían conseguido un gran guitarrista que había dejado otra banda. No es de extrañar que para mí fuera una situación muy buena. Siempre me ha gustado eso: era como estar aprendiendo siempre lo mejor de John cuando tocaba la guitarra”[10].

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Obviando versiones tan insípidas como las de Hot Gossip o Ginger Ale, el eco más interesante de ‘Happy House’ llegará treinta años después a través de The Weeknd, uno de los grandes ases del R & B electrónico del siglo XXI; en concreto, a ‘House Of Balloons’, uno de sus cortes más redondos. Para éste, no sólo utilizó el comienzo de ‘Happy House’ como sample a lo largo de toda la canción, sino que también replicó el primer verso de la canción.

El hecho de que un corte de The Banshees llegue hasta un artista de concepciones estilísticas, a priori, completamente divergentes, como The Weeknd, no deja de ser otra prueba del amplio espectro de posibilidades que encierra el sonido de Siouxsie y los suyos; y que, tal como demuestra ‘Happy House’, deja en ridícula la estúpida etiqueta de “rock gótico” que siempre les han colocado.

Desde el otro extremo, el de la mímesis, cabe hablar de The Happy Haus, la banda tributo más lograda de The Banshees, y quienes utilizaron el título del single de Siouxsie como nombre.

 

Por otro lado, para la publicación de ‘Happy House’, hay que explicar que John McGeoch aún estaba considerado como un miembro eventual de The Banshees. De hecho, en la edición single sólo se puede leer, “Hello Budgie”,  la bienvenida a uno de los dos nuevos. Por el contrario, para la cara B del single aflora una ironía terrible, condensada en el mensaje, “Bye, Bye Blackheads”, que se refiere a la salida del grupo precipitada y poco elegante de Morris y McKay. Eso sí, migajas ante la mala baba que encierra ‘Drop Dead / Celebration’, la cara B del single. Y es que en esta canción, Siouxsie se desahoga cosa fina. Escrita con los dos desertores en el pensamiento, ‘Drop Dead / Celebration’ suena a terapia de choque. No hay más que fijarse en la letra. Un vómito a horcajadas.

Drop dead
Stinking little creep

You should be put
Down down into the ground
Amongst the worms
And other spineless things
Don’t you see
You’re embarrassing to me
I can’t stand
That boring whiny sound

You’re so pathetic
An insipid, dried up slug
Keep your mouth shut,
You impotent little slut
I’m so ashamed
To be connected with your name
You’re so lame
I wish you’d go up in a flame[11]

Para aumentar el impacto del ataque, que Budgie, el nuevo batería del grupo, sea quien lleve el mando de las hostilidades, no deja de ser un guiño que grita a los cuatro vientos: ya no os necesitamos, bastardos; estamos mejor sin vosotros.

Budgie: “Un latido de reggea militarizado, una línea de bajo  pesada, la guitarra escalofriante, una melodía preciosa y un poco de reverb. Con todos estos elementos tuvimos el acompañamiento perfecto para la despedida de Siouxsie, en forma de alegre despertar, a los dos que se fueron sin dar explicaciones”[12].

Entre la temblorosa telaraña dispuesta, Siouxsie emite rugidos distorsionados. Se puede sentir hasta el último gramo de resentimiento que anida en su interior. Sus palabras suenan más viscerales que nunca. Pero lo más interesante de su parte, proviene de los coros en forma de réplica tonal, con los que añade un eco de belleza intangible, susurrada, que suena como el reverso hermoso que nace de la rabia expulsada. En este caso, un nuevo grupo. En el tramo final, Siouxsie ejemplifica este nuevo sentimiento, mientras entona un más que representativo “celebration” ad infinitum. Porque, tal como indica esta palabra, más que una canción, ‘Drop Dead / Celebration’ es una celebración: habla de cómo renacer entre las llamas; escupir al pasado y prenderlo en una pira de fuego negro. Sólo así se entiende que esta pieza mayor, intensa no fuera seleccionada para Kaleidoscope. No tendría sentido. Su misión fue la de marcar un punto de partida, tras el que ya no hubieran más posibilidades de mirar hacia atrás, hacia un mundo que definitivamente había sido extirpado de la cosmogonía Siouxsie.

Finalmente, el single Happy House (Polydor, 1980) fue publicado el siete de marzo de 1980. El posible temor a la respuesta del público ante el cambio de estilo mostrado en la canción, pronto quedó totalmente disipado, llegando a entrar en el top 20 de los charts. Pero más allá de esta circunstancia, la mayor satisfacción por la salida a la calle del disco, fue para el mismo Budgie: “La emoción más grande para mí fue cuando vi el single acabado dentro de su cubierta. Era la primera vez que había sido parte de un proceso de composición de una canción original lanzada por un sello grande. De vuelta a casa, recuerdo enviar copias del disco a todo el mundo de Liverpool”[13].

A diferencia de sus anteriores singles, ‘Happy House’ también marcó una nueva regla interna dentro de la forma de actuar del grupo. En consecuencia, su importancia radica en el esplendor pop que irradia este single, algo que a partir de este momento se convirtió en algo habitual. ‘Israel’, ‘Fireworks’, ‘Arabian Knights’, cualquiera de los singles siguientes publicados por el grupo son joyas pop, tejidas con una redefinición exótica de los ensamblajes del post-punk. Escuchando las contundentes palabras de Siouxsie, no debería quedar lugar a la duda, a este respecto: “!Todos los singles que hemos publicado son buenas canciones de pop!»[14].


[1]  Icon Issue: «Interview With Ari Up from the Siouxsie Sioux/Shabba Ranks”. (Traducción del autor.)

[2] Nicholls, Geoff: “Happy House: entrevista a Budgie”, Rhythm, navidades de 2004. (Traducción del autor.)

[3] Ibídem. (Traducción del autor.)

[4] Ibídem. (Traducción del autor.)

[5] Punk Top Ten: “Interview”, 08/06/00. (Traducción del autor.)

[6] Nicholls, Geoff: “Happy House: entrevista a Budgie”, Rhythm, navidades de 2004. (Traducción del autor.)

[7] Smash Hits: “Interview”, 01/05/80. (Traducción del autor.)

[8] Esta es la casa feliz
Estamos felices aquí
En la casa feliz
Para olvidarnos de nosotros mismos
Y pretender todo está bien

[9] Al igual que Marr, Morrissey siempre ha sido un fan de Siouxsie And The Banshees. Su admiración le llevará al punto de llegar a compartir un dueto con la propia Siouxsie mediante el tema ‘Golden Lights’.

[10] Mitchell, Pete: Spellbound: The Story of John McGeoch, BBC2, 2008. (Traducción del autor.)

[11] Muérete
Pequeño apestoso

Deberías ser puesto
Abajo, abajo en el suelo
Entre los gusanos
Y otras cosas sin espinas
¿No ves que
me estás avergonzando?
No lo puedo soportar
Ese aburrido sonido quejumbroso

Eres tan patético
Una, insípida babosa reseca
Mantén la boca cerrada,
Tú, putita impotente
Estoy tan avergonzado
De estar conectada a tu nombre
Eres tan débil
Me gustaría verte explotar en una llama

[12] Siouxsie & The Banshees: Downside Up, Universal, 2004, página 20. (Traducción del autor.)

[13] Nicholls, Geoff: “Happy House: entrevista a Budgie”, Rhythm, navidades de 2004. (Traducción del autor.)

[14] Ibídem. (Traducción del autor.)

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