The Clash: «The Cost Of Living»

“Me gustaría estar en USA

Fingiendo que las guerras han acabado”.

‘Guns On The Roof’

 

La furia. London Calling significó uno de esos vitales puntos de inflexión que provocan que la música popular avance, coja nuevos significados y matices. En este caso, The Clash demostraron que el rock podía tomar sorprendentes pliegues sonoros, conviviendo con nuevas culturas y géneros, haciendo chocar polos antagónicos. Su función vino a ser la de un catalizador donde pasado presente y futuro confluían. Mientras, consolidaban y ponían la guinda final a una misión que en 1975 había sido comenzada por Patti Smith y Bruce Springsteen. Si la primera había insuflado un libérrimo chute de poesía inflamada en las arterías del rock & roll mediante Horses (Arista, 1975), Springsteen le había dotado de renovado brío spectoriano. Vamos, la antítesis a la épica progresiva desplegada por Yes, Genesis y demás bandas sufrientes del síndrome epopéyico.

Para 1977, Television fueron los que, a través de Marquee Moon (Elektra, 1977), insertaron la caligrafía punk dentro de un traje de elegancia infinita, sobrecogedora. Las guitarras podían hacer solos, siempre y cuando éstas hablaran, tal como había demostrado anteriormente un tal Jimmy Page. Un año después, la sacudida post-punk atentaba contra toda la liturgia rockera mamada durante dos décadas. Los monumentos están para derribarlos y bandas como Public Image Limited, Talking Heads, Pere Ubu, The Fall, The Slits, The Pop Group y Wire fueron los vándalos que enseñaron el terraplén al que lanzarse, pudiendo evitar toda -o casi toda- influencia americana en su vibrante caminar. De la intensidad germánica del krautrock a la pulsión jamaicana dub. Definitivamente, el futuro se encontraba en parajes fuera, aunque cerca, de la fuente anglófila. El rock & roll era un cadáver al que había que revivir mediante una lobotomía de descargas alternas.

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Mientras se abría el tragaluz, The Clash iban a hacer todo lo contrario que sus coetáneos británico: ir a Norteamérica. Para mirar hacia adelante, primero hay que saber de dónde viene uno. Lo que se dice una sustanciosa lección de historia. Esto es lo que debieron pensar Joe Strummer, Mick Jones, Paul simonon y Topper Headon cuando arrancan a principios de 1979 con “Pearl Harbor”, su primera gira americana. Durante ésta, The Clash se sumergen a pulmón abierto entre las raíces del rock & roll y comparten escenario con leyendas vivas como Screamin’ Jay Hawkins o Bo Didley.

El hecho de ir encontrándose con las caras que inventaron todo ese invento llamado rock & roll, fue vital en el giro trazado por The Clash. Había que pulir los errores de su anterior LP, el tortuoso pero infravalorado Give’Em Enough Rope (CBS, 1978). En esa obra The Clash habían dado un paso adelante en sus intenciones aperturistas, pero se habían olvidado del groove. Una producción tan lustrosa no podría servir como cimientos de una empresa tan audaz como la que estaban llevando a cabo. Antes de dar el siguiente gran paso, los Strummer y compañía aprovecharon las enseñanzas recibidas durante su gira americana para ir rodándose con un providencial disco de transición. En este caso, el EP The Cost Of Living (CBS, 1979).

Efectivamente, La génesis de una atalaya tan vertiginosa como London Calling comienza en este perfecto prolegómeno en forma de EP. Esta obra será llevada a cabo en Norteamérica entre gira y gira, dejándose llevar por la misma inercia del correoso baño que estaban pegándose. The Clash se empaparon como nunca de toda la tradición rock americana. Eso sí, el remozado respeto hacia las raíces estadounidenses no podía venir sin un trago de mala uva; ya expuesto desde el mismo título del disco: “The Cost Of Living” [El coste de la vida].

Paul Simonon: “En la televisión o en los periódicos hablaron de algo relacionado con el coste de la vida y, por algún motivo, Joe y yo detectamos cierto humor en aquellas palabras y acabamos arrodillados, tronchándonos de risa y diciendo: “!Oh, no, el coste de la vida!”[1].

the clash 1El nuevo trabajo de la banda fue grabado en Highbury, New Park N.5, Londres. Uno de los encargados de la producción fue Bill Price. Junto a Chris Thomas, Price había sido uno de los responsables de grabar el icónico Never Mind The Bollocks (Virgin, 1977) de los Sex Pistols. El  funeral más rabioso a esa criatura llamada punk ’77, Price había sido clave en haber conseguido que el punk pudiera ser captado dentro de un zoom en cinemascope sin que por ello tuviera que perder su sarpullido fibroso. Un ingeniero de sonido ideal para los propósitos de The Clash, tal como lo recuerda Mick Jones: “The Cost Of Living Ep supuso nuestra primera colaboración con Bill Price, que había trabajado con toda la gente adecuada. Era un profesional excelente y todo un caballero inglés, aunque solíamos sacarlo de sus casillas[2].

Rebajando la estridencia del punk de sus comienzos, inflando el sonido con harmónicas, acordes acústicos y pianos puntuales, y bendecidos con el Don, The Clash acabaron por desviar la dirección de la brújula punk unos noventa grados para ir consolidando su propia senda natural. Porque tampoco nos engañemos: si The Clash estaban de excursión por el sustrato de la cultura americana, no era para venderse a ella, sino para moldearla a sus propias necesidades: marcar un punto de salida para una maratón que, por la propia naturaleza vampírica de Strummer y Jones, se antojaba sin meta posible. Con esta fijación en la mente, The Clash consumaron The Cost Of Living.

Apabullante sucesión de bocanadas de rock pervertido por la fiebre del R&B y la picadura del pop más embriagador y vitalista del momento. El grupo suena con un barnizado extra de poderío, donde las melodías adquieren matices realmente jugosos. Entre los cortes contenidos en este trabajo, brillan con luz propia la acelerada versión del ‘I Fough The Law’ de Sonny Curtis, una cabalgada irrefrenable expulsada entre  bocanadas de punk-pop híper vitaminado.

Para esta canción, el trabajo de Bill Price comenzaba a dar sus primeros frutos significativos. Las pistas sonoras empezaban a convertirse en un filtro para la construcción, no para la mera acumulación de puentes.

En cuanto al origen de esta versión, la esencia de The Clash reflota por su genial juego de máscaras.

Topper Headon: “Cuando Mick y Joe la tocaron por primera vez con la guitarra acústica, les dije: ‘Ah, no, yo no pienso tocar eso’. Suena horrible. Por supuesto, en cuanto se incorporó la batería y se electrificó, sonaba estupenda”[3].

Una de esas tantas versiones que The Clash solía interpretar de vez en cuando, los orígenes de este corte ya databan de su anterior LP.

Mick Jones: “Cuando trabajábamos en Give ‘Em Enough Rope en San Francisco había una gramola fantástica en el estudio, el Automat. En ella estaba la versión que hicieron los Bobby Fuller Four de ‘I Fough The Law’, y Joe y yo disfrutábamos mucho escuchándola. Muchas de nuestras versiones eran temas que nos gustaban, que escuchábamos y tocábamos por la misma época”[4].

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En su momento, The Clash llegaron a plantear ‘I Fought The Law’ como el nuevo single de la banda, con ‘Gates Of The West’ como cara B. Sin embargo, CBS tenía otra idea. Por consiguiente, el 23 de febrero de 1979 sale a la calle un single diferente: ‘English Civil War’ / ‘Pressure Drop’. Cómo no, The Clash acabarían saliéndose con la suya. El azote de la industria discográfica, la misma publicación del EP The Cost Of Living con ‘I Fought The Law’ como tema bandera significó la revancha más dulce.

Para redondear tal artilugio, The Cost Of Living fue rematado por un proverbial trío de ases. El primero de éstos era una nueva toma de ‘Capital Radio’, la cual regrabaron para incluirla en este disco, ya que el single original se estaba vendiendo a precios exagerados.

Pero los dos cortes que aumentaron de forma reveladora la gama de tonos en el caleidoscopio de la banda sonGroovy Times’ y ‘Gates Of The West’.

En cuanto al origen de ‘Groovy Times’, la metáfora estaba servida en bandeja.

Joe Strummer: “Esa canción vino motivada por las vallas que estaban colocando en los campos de fútbol ingleses. Era horrendo, parecían jaulas. Aquello me sacaba de quicio”[5].

Mick Jones: “Yo siempre la relacioné con el detergente en polvo, con un paquete de Daz. La idea de Bob Jones tocando la armónica fue mía. Era una broma sobre Bob Dylan”[6].

A pesar de las diferentes concepciones de Strummer y Jones sobre el mismo corte, lo que queda claro es que The Clash estaban volviendo a meter el dedo en la llaga. Carne de cañón de los famélicos tabloides británicos, la controversia salió a la luz como chispeante caldo de cultivo.

Mick Jones: “Todos sabemos lo que ocurrió ese día y no es sorprendente que un crítico exclamase que el disco sonaba exactamente a paranoia izquierdista y que de The Clash  deberían relajarse y disfrutar del viaje como el resto de la gente. The Clash no están comprometidos ni con la derecha ni con la izquierda. No descartamos ciegamente estas críticas sino que, por el contrario, observamos el llamado viaje más cuidadosamente que nunca”[7].

Joe Strummer: “La música es lo primero y después la política. No estaríamos aquí si no nos gustase tocar la guitarra. Obviamente tenemos ideas políticas pero el sonido de la música lo infecta todo. De todas maneras cuando empezamos a tocar la guitarra, tenemos que saber qué decir para hacer un buen uso de esa oportunidad que se nos brinda”[8].

De fastuoso tono oratorio, ‘Groovy Times’ está exaltada por el canto de un Strummer que parece estar cantando hacia las alturas. La fuerza de las letras alcanza una nueva dimensión, de nuevo gracias al trabajo de Bill Price. Así, no se escapa el trabajo de la nueva pieza de la banda desde la sombra. Atenuando la densidad eléctrica providencialmente, para este corte destaca la prominencia de una penetrante rugosidad acústica como plantilla para los sencillos -pero emotivos- punteos de la guitarra solista que ejecuta Jones. En este sentido, la formulación instrumental ideada para este tema resulta una clara antesala de una pieza posterior como ‘Spanish Bombs’.

Por su parte, para ‘Gates Of The West’ “la música y la melodía básica de esta canción se basó en ‘Ooh Baby, Ooh (It’s Not Over)’, una composición de los comienzos de Mick Jones que él escribió antes de que The Clash se formara en 1976. Su primer intento de grabación fue durante las sesiones de Give ‘Em Enoug Rope en los Basing Street Studios durante mayo 1978, bajo el título de ‘Rusted Chrome’. La canción se siguió en las sesiones realizadas en Nueva York durante septiembre de 1978 y, finalmente, se terminó en Wessex con el ingeniero Bill Price (que pasó a ayudar en la producción de los álbumes de The Clash, London Calling y Sandinista!). Las influencias más claras sobre ‘Gates of the West’ incluyen ‘Time Is Tight’ por Booker T y los MGs, de los cuales el riff de bajo de apertura es muy reminiscente -The Clash versionaron la canción para el LP de rarezas, Black Market Clash-.

“La letra “I should be jumpin’ and shoutin that I made it all this way, from Camden Town station to Fortieth and Eighth” [Yo debería estar saltando y gritando por haber hecho todo este camino, desde la estación de Camden Town hasta la Cuadragésima y la Octava] es un guiño deliberado del ‘All The Way From Memphis’ de Mott The Hoople, que incluye la línea “From the Liverpool docks to the Hollywood Bowl” [Desde los muelles de Liverpool hasta el Hollywood Bowl]”[9].

 Tanto ‘I Fought The Law’ como ‘Groovy Times’ se convirtieron en las perfectas compañeras a la estocada inicial, ‘I Fought The Law’. Con estos nuevos ingredientes, The Cost Of Living terminó por erigirse no sólo como la antesala de lo que estaba por venir por medio de su siguiente trabajo en largo. En realidad, estamos ante un póquer de fogonazos de rock imperecedero, contagioso y totalmente autónomo que sirvió como providencial claraboya.

La semilla ya se había sembrado. The Cost Of Living fue publicado el 11 de mayo, sólo ocho días después de que la infame Margaret Thatcher gane las elecciones a la presidencia del Reino Unido. The Clash ya habían regresado a casa. La broma inicial del título de este disco, “The Cost Of Living”, había tornado en cruda realidad de lo que estaba por avecinarse bajo el yugo de La Dama de Hierro. Tras esta necesaria introducción, ahora tocaba canalizar el motín de ideas mamado, y acrecentado por unas deplorables perspectivas sociales de futuro en Inglaterra. El relato aún estaba por contarse; el nuevo contexto social, marcado; la base, dispuesta. Al fin, la gestación de London Calling ya estaba en camino y en el momento más adecuado para abrir la vereda a un desbordante torrente de ideas.

 


[1] Joe Strummer, Mick Jones, Paul Simonon, Topper Headon: The Clash, GLOBAL RHYTHM, Barcelona, página 220.

[2] Ibídem, página 220.

[3] Ibídem, página. 223.

[4] Ibídem, página. 223.

[5] Ibídem, página. 223.

[6] Ibídem, página. 223.

[7] Luna, Sagrario: The Clash, página. 68.

[8] Ibídem, página. 68.

[9] Songfacts: ‘Gates Of The West’. (Traducción del autor.)