The Smiths. 15 minutos contigo: entrevista a Marcos Gendre

the smiths foto 1Nuestro colaborador, Marcos Gendre, acaba de publicar The Smiths: 15 minutos contigo (Quarentena Ediciones, 2015). En este trabajo, su autor nos muestra las raíces del “sonido Smiths” edificado entre 1983 y 1984, los años en los que Morrissey, Marr, Joyce y Rourke constituyeron la base de su fórmula irrepetible. A lo largo de ese periodo de tiempo, los Smiths publicaron su primer LP y el mejor recopilatorio de la historia, Hatfull Of Hollow (Rough Trade, 1984). Por si no fuera suficiente, compusieron Meat Is Murder (Rough Trade, 1985), que ya saldría al año siguiente.

Entre las páginas de este libro, brota la esencia que cimentó la leyenda más grande de la historia del pop, los Smiths. Esencial para versados e inspirador para neófitos, Gendre ha conseguido ampliar la panorámica de la banda mancuniana a lo largo de 150 páginas sin el menor desperdicio. Para saber un poco más de los Smiths, hablamos con Marcos Gendre en esta nutritiva entrevista.

Al hablar de los Smiths, la figura de Morrissey lo cubre todo. A veces, incluso se omite la labor de Johnny Marr. Eso por no hablar del olvido total al que siempre son sometidos Andy Rourke y Mike Joyce. ¿Hubieran sido posibles unos Smiths con Morrissey y otros tres?

Imposible. Precisamente, una de las cosas que he intentado reflejar en The Smiths: 15 minutos contigo es la importancia capital de Rourke, Joyce y Marr en la identidad inconfundible de los Smiths. En el caso de Marr, su relevancia es tan grande como la del propio Morrissey. Marr tenía una intuición sobrehumana. Se trata de un genio que engullía referentes, los descontextualizaba, y los hacía sonar como algo totalmente original, renovado. ¿Cómo si no es posible gestar una canción como ‘How Soon Is Now?’ partiendo de imaginarse a la Creedence Clearwater Revival?

En cuanto a Joyce y Rourke, estamos hablando de una dupla rítmica que tenía la tensión del post-punk, la cadencia del funk y la concreción del pop. Hubiera sido imposible gestar canciones como ‘You’ve Got Everything Now’, ‘The Queen Is Dead’ o ‘Barbarism Begins At Home’ sin la propulsión disco que desplegaban Joyce y Rourke en sus mejores momentos.

Muchas veces se ha considerado a Morrissey y Marr como los “Lennon y McCartney de los ’80”. ¿Qué piensas al respecto?

Me parece absurdo. Lennon y McCartney eran dos compositores independientes. En cambio, Morrissey y Marr funcionaban como un cuerpo bicéfalo. El rol de cada uno de ellos estaba perfectamente fijado. Por un lado, Morrissey era el gran, y único, letrista del grupo. Por su parte, Marr era el gran cerebro musical del grupo. Entre los dos existía una química; más bien, telepatía. McCartney y Lennon eran totalmente autónomos, en cierto modo, antitéticos.

En realidad, lo de Morrissey y Marr tenía mucho más que ver con Vainica Doble: un mismo cuerpo creativo, donde cada una de sus dos partes sabía exactamente cuál era su función.

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¿Hasta qué punto los Smiths era una banda típica de Manchester?

El punto de conexión más importante de los Smiths con Manchester proviene de las descripciones urbanas de Morrissey; y que, por extensión, también podrían ser las de cualquier ciudad industrial del Norte de Inglaterra. A nadie le hubiera sorprendido que los Smiths surgieran en otra cuna industrial, como Sheffield.

Más allá de este punto de referencia, poquito ahí de la sombra mancuniana en su sonido. Es más, en su momento, los Smiths nacieron como una respuesta a la tremenda influencia que había provocado Joy Division. Section 25, The Passage… No hay grupo de Manchester que en la primera mitad de los ’80 no tuviera algún reflejo de Joy Division y Factory. Todos excepto los Smiths. La cruzada de los Smiths fue la de reivindicar una personalidad completamente autónoma dentro de la fauna mancuniana, y llegar más lejos. Manchester era un microuniverso musical que, en realidad, no tenía nada que ver con los Smiths. Sólo sus gentes, lo que de verdad le importaba a Morrissey.

En tu libro incides en la necesidad de Morrissey por reivindicar a grandes artistas femeninas. ¿Hasta qué punto este factor es relevante en la obra de los Smiths?

Es básico. Morrissey siempre ha sido un feminista de pro. Él mismo llegó a decir que no se hubiera dedicado a escribir si no fuera por haber descubierto los textos de Shelagh Delaney. Es más, la influencia de esta dramaturga se encuentra en varias de las canciones de los Smiths: de ‘Hand In Glove’ a ‘Reel Around The Fountain’. Pero ahí no acaba la cosa, ni mucho menos. Morrissey siempre ha citado a otras mujeres, como Molly Haskell, Marjory Rose y Susan Brown-Miller. Sus influencias provienen de muchas más mujeres que de hombres.

Tampoco hay que olvidar que, entre otras muchas cosas, Morrissey llegó a escribir un texto para Ludus, la banda de la polifacética Linder Sterling. Uno de los tantos detalles que siempre ha cultivado en este aspecto.

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¿Cómo serían los Smiths si no se hubieran disuelto tras Strangeways, Here We Come?

Seguramente estaríamos hablando de unos Smiths cada vez más experimentadores, que no experimentales. Marr estaba cada vez más despierto sobre los más diversos trucos de producción. Los sintetizadores empezaban a estar presentes. Su último LP contiene una pieza tan barroca como ‘Last Night I Dreamt That Somebody Loved Me’. Pero también, ‘A Rush And A Push And The Land Is Ours’, donde no hay guitarras. Eso por no hablar de la psicodelia bizarre que sobrevuela en ‘Death Of A Disco Dancer’.  Las posibilidades se estaban multiplicando. Desgraciadamente, nunca sabremos hacia dónde hubieran tirado realmente. Incluso podrían haber acabado abrazando el glam. No hay más que escuchar los primeros discos de Morrissey.

En el libro le das una importancia capital a ‘Hand In Glove’. Aseguras que es la canción que marca el comienzo del “sonido Smiths”. ¿Qué otras canciones rescatarías para explicar ese “sonido Smiths”?

Creo que como tal, no existe un “sonido Smiths”. Sería como intentar limitarlo, algo que resulta imposible ante canciones con vertientes tan distintas como ‘How Soon Is Now?’, ‘Had No One Ever’ o ‘Franky Mr. Shanky’. Los puntos de referencia de una “fórmula Smiths” tienen más que ver con la misma disposición inusual de la forma de cantar de Morrissey y la particular forma de tocar la guitarra de Marr. Aunque también me atrevería a decir que, pese a que casi nunca se tenga en cuenta, los Smiths tenían una forma de tomar la influencia de la música negra -sobre todo funk y disco, incluso hip-hop en la base de ‘How Soon Is Now’- muy personal, completamente diferente al resto de bandas británicas. Mientras la mayoría la hacían resaltar de forma muy explosiva, en su caso era casi de forma melancólica. La guitarra de ‘Heaven Knows I’m Miserable Now’, el reggea tristón de ‘Franky, Mr. Shankly’. En el universo Smith hay muchas más caras de las que aparecen a primera vista.

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Y otro punto serían las letras de Morrissey.

Sin duda. Morrissey fue como un gran grano en el culo de la liturgia rockera. Sus letras no especificaban un sexo concreto. Morrissey fue básico en quitar la máscara al rock, y mostrar la misoginia tan arraigada a sus orígenes.

Otro punto en el que fue importantísimo se basó en su función como portavoz de toda una juventud marcada por el Thatcherismo. La crítica social que resuena en cada canción de los Smiths -ya sea por su exposición como por su no exposición- fue la voz que muchos jóvenes necesitaban escuchar. Pero aún más importante fue al grado de empatía que alcanzó con los jóvenes de clase obrera. Morrissey es un cirujano que siempre saca a la luz los sentimientos soterrados que siempre han marcado la identidad británica. Lo que no sabemos expresar con palabras, él lo hacía con melodías que podían sacarte una lágrima con la sonrisa torcida. Resulta imposible no verse en la cobardía que expresa ‘Accept Yourself’ o el sinsentido de muchas relaciones de pareja -‘Girl Afraid’-.

¿Se les puede considerar como la última gran banda pop?

No, porque ahí están Pulp. Sin embargo, Pulp tampoco pudieron hacer olvidar a los Smiths ni tampoco llegaron a los niveles vertiginosos de The Queen Is Dead. De ahí que, a la hora de buscar nuevos reyes del pop, nunca se hable de los “nuevos Pulp”. Ni siquiera Morrissey pudo hacerlos olvidar con su carrera en solitario. A pesar de haber gestado discos tan fascinantes como Viva Hate (HMV, 1988) o Vauxhall & I (HMV, 1994), siempre le ha faltado el abrigo de Marr. Lo mismo se puede decir de Marr, aunque su caso es más sangrante. Destellos en Electronic, y poco más.

¿Dónde reside la influencia capital de su legado?

Se trata de una música un millón de veces imitada, pero jamás igualada. La influencia de los Smiths se adscribe más a la que tiene Vainica Doble dentro del pop español. Sus canciones ofrecen una puerta de salida dentro del proceso creativo. Cuando parece que no hay forma de encontrar una solución, ahí surge la opción de pensar en cómo lo hubieran hecho ellos, de atreverse con cosas que no surgirían a las primeras de cambio.

Más allá de haber sido básicos en la constitución del sonido C86 o en el perfil de pop con guitarras de tantos grupos, lo mejor de la influencia de los Smiths se encuentra en su manera de entrar en el subconsciente. Para mí, la gran reflejo de sus canciones se encuentra en bandas como The Montgolfier Brothers, Disco Inferno o Family. Grupos que, a primera vista, no tienen nada que ver con los de Manchester.