The Stooges: «Dirt»

Hoy volvemos con nuestro repaso de algunas de las siete piezas capitales de Fun House (Elektra, 1970). En este sentido, qué mejor que recuperar ‘Dirt’, la pieza más sorprendente de todo el lote. Situada en el último escalón del primer acto, la velocidad suicida de ‘T.V. Eye’ queda volatilizada en un plano digno de Tarkovski. Black Sabbath deslizándose como un escorpión. ‘Dirt’ es la consecuencia. Los acordes son esquilados con paciencia psicópata. La canción arranca de forma desconcertante, con un redoble de batería. Pero el anuncio de tormenta nunca se llega a consumar. A continuación, el redoble muta en una cadencia hipnótica, pero de golpeo animal. Hasta se puede sentir el polvo que se escapa de las baquetas. Al momento, entra el bajo de Dave Alexander, el timón de la canción. ‘Dirt’ se hace carne, y Ron le succiona litros de sangre mediante una deconstrucción del blues, como si hubiera sido captado por una polaroid en blanco y negro granulado. Cada una de las inflexiones en su forma de ejecutarlo, se muestran en primerísimo primer plano. Es como si cavara un hoyo para que te puedas perder en él. El trueno sexual ha dejado paso a la siguiente escena del acto.

Simon Reynolds: “La cara uno refleja la dinámica sexual del varón (excitación, penetración, climax), con ‘Dirt’ como una consecuencia del poscoito: un ritmo escalofriante hasta la médula sobre el que Asheton derrama acordes plateados, tan tormentosos que dejan todo limpio, como ‘Gimme Shelter’. Iggy es una brillante brasa de su ex infierno, como un Sinatra que eructa su filosofía de educación a través de la abyección: ‘Estuve sucio pero no me importa porque estoy aprendiendo’”[1].

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Niños malos.

‘Dirt’ es tan atmosférica que no puede ser el acto de una simple banda punk. Jamás. La onda expansiva generada por las cuatro cuerdas de Alexander nos podrían hacer pensar en una especie de ambient-blues catártico, una forma antitética de punk reducido a formas mínimas de expresión, pero que en su conjunto se engarzan en una dimensión propia en la que perderse. Así, ‘Dirt’ es la droga en sí misma. Tal como el Loveless (Creation, 1991) de My Bloody Valentine: no es música para acompañar la experiencia, es la experiencia como tal. Pero a diferencia de la gran banda irlandesa, la droga representada aquí no es el éxtasis, sino un pico profundo de heroína. Aún así, la leyenda de ‘Dirt’ está más asociada a sus valores potenciadores que a su cualidad sustitutiva.

Ron: “Colegas míos que eran yonkis se metían en la bañera, encendían velas, ponían ‘Dirt’ en el equipo y se chutaban una y otra vez. Eso me halagaba… ‘tío, me encanta que te guste, pero, por dios, vaya cumplido”[2].

Iggy es el encargado de dar testimonio de la travesía onírica, “I’m just a dreaming this life And do you feel it?” [Sólo estoy soñando esta vida / ¿Y tú puedes sentirlo?]. Nunca había estirado tanto las palabras, que resuenan como una proyección abisal de todo su ser. Las primeras palabras que nacen de su boca queman lentamente. Fuego y polvo. Una pira de arena ardiendo. Pocas veces una traslación metafórica ha sido tan perfectamente descrita entre las esquinas de una canción.

Ooh, I been dirt
And I don’t care
Ooh, I been dirt
And I don’t care
Cause I’m burning inside
I’m just a yearning inside
And I’m the fire o’ life
[3]

El fuego quema, y ‘Dirt’ te abrasa poco a poco, sin que te puedas dar cuenta, hasta que la inflamación recorre todo tu cuerpo. “[‘Dirt’] es todo acerca de la lenta quemadura en lugar de la explosión del kamikaze. Más que cualquier otra canción, ‘Dirt’ demuestra la afirmación de que los Stooges estaban tratando de hacer un disco de funk dentro de su propio lenguaje sonoro cuando escribieron Fun House. También es una fantástica manera de terminar la primera cara del álbum, ya que proporciona una calma necesaria antes del infierno que todo lo consume, de la segunda cara”[4].

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Dave Alexander, funk anestesiado.

En plena redefinición del blues hacia un estado maximalista, con Jimmy Page a la cabeza, o los Stones readaptándolo dentro de formas mucho más elaboradas, ‘Dirt’ suponía una aproximación totalmente divergente. Si en el caso de los dos gigantes británicos, la esencia nunca era pervertida, por la parte que le toca a Asheton y los suyos, la matriz había sido despojada de acordes, puentes, hasta llegar a su forma uterina, anterior a nacer. Es como si no tuviera aún todos los miembros desarrollados, pero estuviera gateando, arrastrándose entre el barro.

Los métodos transfigurativos del blues llevados a cabo tuvieron su reflejo más interesante en el krautrock alemán, la dimensión paralela donde estaban ocurriendo los momentos más excitantes en la cadena evolutiva del rock de aquella época. De este modo, mientras Led Zeppelín estaban influyendo de forma muy significativa en Amon Dull II, los Stooges lo hicieron en Ash Ra Tempel, sobre todo a partir de su segundo LP, con la abstracción mántrica de ‘We Fall’ en un extremo y el lento striptease en hueso negro de ‘Dirt’ en el otro. El segundo LP de los alemanes, Schwingungen (Ohr, 1972), es el ejemplo más representativo. Y más, en la segunda canción, ‘Darkness: Flowers Must Die’, en la que parece que los Stooges han sido absorbidos por una turbina krautrock a pleno pulmón, mientras viajan por nuevas dimensiones. Sin embargo, la parte cósmica no le interesaba a los Stooges. Para ellos el blues era una liturgia, pero no como estilo musical, sino como método de producción. Lo mismo que el dub para pioneros como el inimitable King Tubby.

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Scott Asheton, reloj suizo.

Iggy: “Yo no iba a ser un gran hombre de blues, pensé que me gustaría emular todo lo que yo había frecuentado con algunos de estos chicos brevemente, algunos de estos tipos de blues con los que me agrupé un poco en Chicago durante un tiempo. Pensé: ‘Estos chicos son sólo un montón de matones, de todos modos. Me gustaría ser como ellos, sonar como ellos y escribir como ellos, pero sobre cosas que me preocupan: sobre quién soy yo y quién es mi gente’. Sinceramente, cuando traté de conectar con Scott y Ron basándome en eso, no fue así al principio. Muchas de las ideas eran demasiado violentamente artísticas y creativas, y  realmente no iban a ninguna parte. Fue interesante: cuanto más que veíamos que no íbamos a ninguna parte, las ideas llegaban de forma más simple, más ruidosa y más loca. Eso fue realmente paso a paso, pulgada a pulgada: ¡simple, ruidoso y loco! (Risas). Y eso parecía funcionar para nosotros”[5].

Durante aquellos años, Iggy Pop era un enamorado de Howlin’ Wolf, influencia que nunca negó; y menos durante las sesiones de Fun House. ‘Dirt’ fue como la máxima conexión de Iggy con Wolf, hecho a lo que el mismo Iggy se refería como mierda Wolfy.

Don: “Lo que proporcionó Iggy fue una base de calidad: un fuerte ritmo y actitud, una emoción honesta. Todos los grandes del blues tenían eso. En particular, el toque de Ron era refinado, elegante pero no opulento. Él fue disciplinado y realmente creativo, lo cual es raro. Sus acompañamientos eran perfectos”[6].

Iggy: “Descubrí que cuando te pones manos a la obra con la elegancia antigua, el blues  tiene esta sensación de libertad. Llegó a ser tan libre que era la forma en que tus dedos empezaban a volar cuando cogías tu guitarra. Un montón de veces que habían estado en el estrado con tíos. Yo ni siquiera lo sabía, pero cuando empezábamos a tocar blues comenzábamos a sentirnos juntos”[7].

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La gran escapada al desierto.

Lo más fascinante es que los acordes de blues aquí no son esculpidos por la guitarra, sino por Dave Alexander. Su bajo es el blues, o la forma más directa de convertir el blues en funk. Así, la electricidad queda totalmente liberada. En un fresco moviéndose a paso de tortuga, los espacios crecen de tal manera que las seis cuerdas se pueden dejar caer desde el precipicio sin miedo a atisbar nunca el final de la caída. El latido seco, mecanizado de la batería traspasa la barrera del sonido, se hace 3D, se clava en la médula espinal como un bucle repetitivo, insultantemente rocoso. Estos tres factores de la ecuación dan con un groove, que es al mismo tiempo impulsivo e hipnótico. Es como si la “Jetée” (1962) de Chris Marker hubiera nacido para ser el vídeo de acompañamiento de la canción.

Por si no bastara con este desarrollo de magnetismo heroinómano, ‘Dirt’ llega a un nivel onírico incluso más poderoso en cuanto llegamos al estribillo. Tal como lo describe Simon Reynolds, Iggy se ha transfigurado en la versión perfecta de Frank Sinatra pasado de barbitúricos. Mientras Iggy alcanza la hipnosis, toda la construcción instrumental se desmorona en polvo de ángel. La guitarra de Ron se vuelve cristalina, se convierte en cristal líquido. Las baquetas de Scott parece que se mueven hacia atrás, Se produce un efecto fantasmagórico. Estamos asistiendo a la entrada de una canción dentro de sus propias sombras. Se ralentiza de tal manera que se convierte en un haz ectoplasmático. Ni que decir tiene que seguro que a Sonic Youth, cuando grabaron ‘Total Trash’; y a Hüsker Dü, en ‘Back From Somewhere’, tenían esta canción en la mente, a la hora de metabolizar la canción en un tramo final tan perturbador como ilusorio.

En cuanto a las formas de violencia contenida en ‘Dirt’, éstas, sin duda, sirvieron de gran inspiración a Shellac[8]; posiblemente, los alumnos más aventajados de las enseñanzas de Fun House en este último cuarto de siglo. No es difícil rastrear la tremenda influencia de ‘Dirt’ en los momentos más desérticos de su repertorio, con ‘Mama Gyna’ como ejemplo ideal.

Iggy At The Whisky

Otro que mamó como nadie los resortes del sonido Stooge, fue Mike Watt, el que se convirtió en el bajista de la banda tras su reencarnación en pleno siglo XXI.

Mike Watt: “Siempre estaba pensando en Dave Alexander y la forma en que su material toma forma. Fun House es increíble. Suena como si se hubiera grabado la semana pasada. Una gran cantidad de otros discos de esa época suenan anticuados, pero los Stooges lo hicieron bien. Pero creo que es también debido al resto de nosotros, que se pegó a ese sonido, y lo mantuvimos contemporáneo”.

“Me puede resultar difícil adaptarme. Tengo esta tradición de los Minutemen, que no tiene nada que ver con Dave Alexander. Es en parte porque no oí a Dave primero, sino a Jack Bruce, John Entwistle, y James Jamerson. Yo quería ser como ellos, a pesar de que ni siquiera podía imaginar lo que estaban haciendo. ¡Era sólo esa forma en la que se  escalonaban sobre el guitarrista! Al igual que ‘Crossroads’ en Wheels Of Fire de Creem,  ahí estaba Clapton. Pero luego va Bruce y él solo le da la vuelta. ¡Es una victoria!”.

the stooges foto 16“Yo estaba escuchando los discos en los que tocaba Stu Cook, [Creedance Clearwater Revival], y Steve Currie con T. Rex, pero no podía oír sus partes. David Alexander fue el primero al que pude oír y, de hecho, actualmente toco así. Para mí, Dave es la clave en la música de los Stooges[9].

Más allá de la personificación de Dave como esqueleto básico del grupo, ‘Dirt’ también se acabó convirtiendo en la demostración suprema de los avances de Scott tras las baquetas. Definitivamente, había licuado su estilo en una forma totalmente autónoma, una a la  que mucho le debe Todd Trainer -Shellac-, por cierto.

Iggy: “Las cosas no fueron muy lejos hasta que me di cuenta de que sería mejor para mí trabajar con un buen batería, en lugar de seguir yo mismo como baterista en bandas de blues. No tenía más que mirar a ese chico [Scott], y saber que él lo tenía. No era más que una persona agradable y atractiva, y él tomó los tambores. Le di mi kit y le mostré un par de cosas. ‘He aquí cómo se hace un beat Stax Volt. He aquí un beat Bo Diddley. Éste es un Middle Eastern’. Lo pilló muy rápidamente. No tuve que mostrarle mucho”.

“Scott tocaba la batería con la autoridad de un boxeador. Cuando quería, tenía una pegada muy pesada en la batería. Él golpeaba el tambor de forma muy dura, pero tampoco es que hubiera una gran cantidad de codos voladores. Él no era llamativo. No tenía que hacer una demostración física para realizar el trabajo. Cuando tocaba contigo, siempre se balanceaba. Él aportó una verdad que hacía balancear a la música que tocaba y una extrema honestidad musical”[10].

Un tema como ‘Dirt’ sirve como base para entender de dónde procede gran parte de la adecuación hardcore-blues de My War (SST, 1984) de Black Flag. Si bien es verdad que la banda de Henry Rollins mamó más de Black Sabbath para este disco, no es menos cierto que sus logros más fascinantes, de lentitud malsana, proceden de una canción-guía como ‘Dirt’.

Con ‘Dirt’ se cierra el primer acto de Fun House, ¿la mejor cara A de la historia del rock? Si esto no fuera así es porque, más de cuatro décadas después, aún estamos esperando que alguien consiga sembrar alguna duda a este respecto.

 


[1] Reynolds, Simon: “Vamos a arder”, Radar.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-5049-2009-01-11.html

[2] Gonzalo, Jaime: “The Stooges: combustión espontánea. Un instante de eternidad y poder (1965-2007), página 71.

[3] Ohh, he estado sucio

Pero no me importa

Ohh, he estado sucio

Pero no me importa

Porque estoy ardiendo por dentro

Sólo estoy deseando por dentro

Y soy el fuego de la vida

 

[4] Terminal Boredom: “Fun House: ‘Dirt’. (Traducción del autor.)

Fuente http://www.terminal-boredom.com/stevestooges.html

[5] Harper, Simon: “The Stooges: Iggy Pop interview”. Clash. (Traducción del autor.)

Fuente: http://www.clashmusic.com/feature/the-stooges-iggy-pop-interview

[6] Shoup, Wally: “The Stooges, Fun House and Don Gallucci”, Perfect Sound Forever. (Traducción del autor.)

Fuente: http://www.furious.com/perfect/dongallucci.html

[7] Ehrmann, Eric: “The Stooges”, Rolling Stone, 02/04/1970, página 30. (Traducción del autor.)

[8] Primitivo y cerebral. Ruidoso y afilado, Two Nuns and a Pack Mule (Touch&Go, 1988) es un atentado contra la serenidad. Un desafío a mantener la calma, tras entrar en una espiral de música demente, Albini y los suyos se encadenarán en una causa común: hacerle una lobotomía al hardcore. Y de qué manera… Dinamitado por puñaladas traperas como ‘Hated Chinee’, ‘Monobrow’ o ‘Marmoset’, en poco más de media hora, la agresión ejecutada por estos cercenadores de la indiferencia, se llega a asemejar a un acto de sadomasoquismo sonoro, tan visceral, que ni los propio miembros se podrán aguantar, teniéndose que separar tras liberar tantos kilos de sentimientos reprimidos hacia afuera. Como si los Stooges se hubiesen comido a Big Black, el sonido de Rapeman es como el de un peso pluma lanzando crouchets a mansalva a un contrincario sumiso.

 

[9] Fox, Brian: “Econo’s 101: Mike Watt’s School of Punk Rock”, Bass Player. (Traducción del autor.)

Fuente: http://www.bassplayer.com/artists/1171/econo-101-mike-watts-school-of-punk-rock/26964

[10] Greene, Andy: “Iggy Pop Remembers Scott Asheton: ‘He Played With A Boxer’s Authority’, Rolling Stone. (Traducción del autor.)

Fuente: http://www.rollingstone.com/music/news/iggy-pop-remembers-scott-asheton-he-played-with-a-boxers-authority-20140319