The Wake: «Here Comes Everybody» (LTM, 1985)

the wake.jpg 2Como hablar de este disco sin dejarme llevar por el hormigueo que me recorre la espalda sin que se note… Complicado, la verdad. Y es que estamos ante uno de los discos más vergonzosamente olvidados de los ’80, uno de esos que cuando tocan la fibrilla ya nunca lo podrás apartar del baúl de los buenos recuerdos.

Producto típico de la casa Factory, en realidad, Here Comes Everybody no nos cuenta nada nuevo que no hubiera hecho antes New Order. En este sentido dos piezas maestras  de los mancunianos como “Thieves Like Us” y “Procession” hubiesen colado en el tracklist de esta obra sin desentonar lo más mínimo, siendo también el mejor ejemplo posible para definir las coordenadas entre las que se mueven The Wake en este álbum. Lo bueno viene cuando nos olvidamos de prejuicios, y demás chorradas, y nos dejamos llevar por la magia que destila este monumento a esa rara especie de pop que lleva en su genoma el secreto de hacerse inolvidable por pura inercia; con letra pequeña, pero profunda. Así, las estructuras del sonido cimentado por estos escoceses no está, precisamente, denominado por un encaje de bolillos estilo Depeche Mode, para nada. Lo suyo es, más bien, una ejecución deliciosa y pragmática de capas de sintetizadores, sencillas en la forma pero guiadas por una brújula direccionada siempre a la epidermis por la vía indirecta de sus brumas ambientales. Como diapasón de esta masa analógica, un bajo, hermano pequeño del patentado por el gran Peter hook, que sirve para apuntalar un arco iris de preciosos y vibrantes melodías trazadas desde las seis cuerdas y elevadas por la voz frágil, dulce, y rabiosamente adictiva de «Caesar». Si a todo esto le añadimos que, durante aquellos dorados ‘80,  The Wake se encontraban en su mejor momento, acaban por brotar haces de luz, como contraste a unas letras oscuras, del brillo cegador desplegado en el hermoso dueto de “World Of Her Own” y un trío de fogonazos tan adictivos como “O Pamela”, “Send Them Hawai” y “Sail Through”; por cierto, que estas dos últimas recuerdan horrores a la manera de cantar de Neil Tennat en el primer LP de los Pet Shop Boys.

Una delicia sin fecha de caducidad, más allá de las perceptibles influencias que arrastran de los Bernard Sumner y compañía, esta pequeña gema influyó de manera decisiva en el estilo a seguir por el mítico sello Sarah Records -no hay más que escuchar los discos de The Field Mice para cerciorarse-. Por si fuera poco, hace un par de años fue reeditada con hasta ocho temas extra pertenecientes a singles de aquella época, unos tan geniales como “Talk About The Past” y “Pale Espectre”. A redescubrir toca, amiguitos.