Trilogía de hostias para El Hobbit (I)

A continuación, iniciamos un pequeño relato de desahogo en el que aprovecharé para descargar toda la frustración que me han producido las tres películas en las que Peter Jackson ha dividido El Hobbit, un cuento para niños convertido en la gallina de los huevos de oro que han exprimido hasta el hastío. Un claro ejemplo de cómo el ansia por el dinero puede pervertir el cine y ponerlo a su servicio, apartando la posibilidad de ofrecer un espectáculo de calidad. En definitiva, El Hobbit fue un fiasco anunciado desde el momento en que se anunciaron tres películas, pero aún así acudí como un borrego a ver una entrega tras otra. Mi humilde venganza será la disección de cada una de las partes.

portadaLo primero que quería averiguar al ver El Hobbit, Un Viaje Inesperado (The Hobbit, Un Unexpected Journey, 2012) era comprobar si el tan cacareado efecto del 3D-HFR, high frame rate, era tan espectacular.  Algo tendría que tener de especial ya que sólo un reducido número de salas estaban preparadas para proyectarlas, y resumiéndolo brevemente consiste en proyectar 48 imágenes por segundo en lugar de las 25 habituales, lo que tendría que repercutir en una mayor suavidad en los movimientos. Lo cierto es que yo ya iba curado de espanto, porque desde hacía tres o cuatro años había podido ver partidos de fútbol no a 48fps, sino a 60 mediante una cadena de televisión mexicana. Pero no es lo mismo la imagen que necesitas para algo real, como son 22 tíos en calzoncillos persiguiendo una pelota, que para algo irreal, como 13 enanos en calzoncillos persiguiendo un dragón. Previamente ya se había levantado bastante polémica cuando se proyectaron avances en algunas ferias como la Comic-Con, porque además de aumentar el framerate habían optado por eliminar el grano fílmico. Esa ausencia decían que le daba a la película una apariencia casi de documental, y he de decir que tras verla no podría estar más de acuerdo. Un avance decían. Pero una cosa es buscar la modernidad, y otra muy distinta es directamente mearse sobre 100 años de historia de cine. Porque lo del HFR no estaba implantado todavía, cierto, pero lo de no usar el efecto fílmico desde luego que sí que se puede hacer hace muchas décadas, o a ver si va a ser que antes los fotogramas se imprimían sobre papel de lija, y de ahí su característico grano, y si durante tantos años se ha usado grano, o efecto film, salvo excepciones en las que quieren dar otra sensación de realidad, como en Enemigos Públicos (Public Enemies, 2009) de Michael Mann por ejemplo, pues por algo será, y no creo que la razón sea porque son idiotas. Porque ese efecto de hiper realidad funciona en películas con temáticas fácilmente asumibles como reales, o en los partidos que antes comentaba, pero con enanos y hobbits queda bastante raro y extraño, dando la sensación de que en cualquier momento saldrá Peter Jackson diciendo «y así es la vida de un hobbit de hoy» o “el hermano wargo, cazando en manada”. Aún por encima, tanta realidad mezclada con la irrealidad de los fondos generados por ordenador sumado al efecto 3D, consiguen que los personajes parezcan pegotes sobre la pantalla, sin fondo alguno, son como cromos de Panini en su álbum correspondiente.

La otra gran duda era si realmente se pueden hacer tres películas sobre El Hobbit y los apéndices. ¿Se puede? Sí, joder, claro que se puede, y hasta pueden hacer treinta películas en lugar de tres. Si es cuestión de hacer el viaje sea en tiempo real, la aventura completita y así no echaremos en falta momentos tan imprescindibles como a Bilbo cagando de campo y limpiándose luego el ojete con una athellas, o a Gandalf remendándose los calcetines, que son los detalles que siempre se saltan los cineastas, y por eso duran tan poco las películas. Ahora en serio ¿es lógico hacer tres películas? Pues hombre, no parece muy normal que acabes tardando más en ver las tres películas que en leer el libro, los apéndices y El Guardián Entre el Centeno de postre. Aquí a alguien se le ha olvidado el significado de la palabra «adaptar», porque por poner un ejemplo claro, si en El Nombre de la Rosa un pórtico se describe en cuatro hojas, luego en la película se tarda cinco segundos porque para algo es una imagen. Aquí logramos el efecto contrario, Jackson intenta recrear en la pantalla hasta las comas del texto para exprimir la gallina de los huevos de oro, y ese es el mayor fallo de la película.

Por otro lado, casi ni rastro de las sensaciones que transmitía La Comunidad del Anillo, el regreso a mi amado Hobbiton no fue tan emotivo y eso que es lo mejor de la película, pero únicamente cuando oímos a Bilbo decir «en un agujero en el suelo vivía un hobbit», consiguió transportarme de nuevo a la Tierra Media. Un viaje efímero porque la sensación se desvanece tan rápido como llegó, y solo se recupera ligeramente en el duelo de acertijos, pero el camino es taaaaaaaaaaaaaan largo hasta allí, y pasan taaaaaaaaaaaaan pocas cosas que ya había perdido casi por completo el interés.

Fotograma
Elrond lee el guión y le entra la modorra.

Otro puntazo negativo es la adaptación de Radagast, creí que lo de convertir a Faramir en un corta y pega de Boromir era difícilmente superable, pues con Radagast el Pardo han dejado lo de Faramir en una minucia. No entiendo qué libro han leído para convertir a Radagast en una especie de jipi con una mierda de pájaro en el pelo, y caracterizar así a uno de los cinco magos tiene muchas narices. Por suerte los enanos no salen tan mal parados, salvo Bombur que se nota tanto que la panza es de pega que parece un luchador de sumo de humor amarillo. Creo que han sorprendido bastante Fili y Kili, por no parecer casi enanos, pero la descripción en el libro es más o menos así, se trata de dos enanos muy jóvenes y no tan robustos como el resto. Me ha gustado mucho lo que han hecho con Balin, Thorin y Gloin, para mí los tres mejor representados destacando el primero de ellos. También podría considerarse un acierto volver a ver a Elrond, Galadriel y Saruman reunidos con Gandalf para hablar… de nada. Porque juro que a estas alturas ni recuerdo de qué narices estaban hablando, solo creo recordar que Galadriel le echaba los tejos a Gandalf disimuladamente. Si les hubieran puesto unas cartas y hubieran jugado al tute creo que habría tenido mucha más sustancia la escena.

En definitiva, El hobbit de Jackson no consigue tener vida propia en ningún momento, adapta un libro para niños pero a ratos se le da por intentar imitar la grandeza épica de El Señor de los Anillos, lo que está bastante fuera de lugar y por descontado no lo consigue, y como era de esperar no faltan esos momentos en los que Jackson cambia lo que se narra en el libro «porque sí». Porque hay cosas que evidentemente puedes cambiarlas u obviarlas, pero que Gandalf con los tres trolls lo único que haga sea romper la roca es un cambio «porque sí». Supongo que habrá que esperar a los extras para que Jackson y compañía hagan como en El Señor de los Anillos, y expliquen el cambio «porque es mejor así», a Faramir lo cambió porque de no hacerlo «le hubiera quitado importancia al anillo». No, hijo, no, no le quitaba importancia al anillo, le daba grandeza a Faramir.

Pero no todo en la película es malo, por ejemplo llega un momento en la que aparece la palabra «fin» y entonces sabes que ha terminado y puedes dedicarte a elucubrar sobre cómo sería una versión dirigida por Guillermo Del Toro, o qué hubiera pasado si se hubiesen quedado con dos películas y no tuviesen que completar con tanto paisajismo pixelado. Más en serio, la película tiene sus momentos acertados, aunque siempre acaben estirados, y no es un desastre total. Se nota la factura, pero como para no hacerlo con la millonada que se han gastado. Valía más que se hubiesen gastado menos y regresasen a las miniaturas, o maxituras como ellos les llamaban, que quedaban bastante mejor.

Por último un apunte para la música, que hace como el resto de la película y trata de imitar lo ya hecho en la trilogía anterior. Lo más triste es que los mejores momentos los regala cuando rescata pasajes sonoros de la trilogía, quedando el resto casi como un quiero y no puedo y dejándolo en un espacio de indefinición.

Inicialmente las sensaciones no fueron demasiado buenas, pero lo peor es que recientemente traté de volver a verla y las sensaciones fueron todavía peores. Una muestra de que del director gamberro y fanático de la diversión queda bastante poco. El mismo que luchó para que El Señor de los Anillos fuese resumido en tres películas, se rindió a las primeras de cambio para que El Hobbit se estirase en el mismo número.

Continuará…

Un comentario en «Trilogía de hostias para El Hobbit (I)»

  1. Empecé a ver la primera parte de la trilogía del Hobbit hace algo más de un año, porque me la recomendaron como método contra el insomnio. ¡Y mano de santo! Era ponerla y a los cinco minutos ya estaba durmiendo a pierna suelta. Estuve poniéndomela para dormir durante más de un mes y, al final, ni siquiera llegué al final. Sin duda, mil veces mejor leer este artículo y el resto de la trilogía de hostias, que ver la peli.

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