Twin Peaks. Temporada 3. Episodio 4: ternura, suerte y guiños

El humor sigue flotando en el aire en Twin Peaks. Lo mismo da que sea en el pueblecito del norte, como en Las Vegas. Cooper ha logrado salir de la Habitación Roja y ha vuelto al mundo real ¿? Ahora bien, después pasar tanto tiempo dentro de un territorio en el que no rigen las leyes del tiempo y del espacio, Coop se siente algo desorientado; se le ve algo aletargado, retrasado.

10.47.59

En este episodio se dan dos (tres)[1] maravillosos guiños: el primero en referencia al estado de Cooper. Recuerda a Rain Man en las Vegas. Dale Cooper no sabe contar cartas, va a por las tragaperras. Y la suerte le sonríe, ¿o es cosa del poder de la Habitación Roja? Memorable la escena en la que la viejecita de pelos alborotados y aspecto de indigente le agradece de corazón que le haya brindado suerte. Coop se emociona.

El segundo guiño se lo lleva Wally Brando, el hijo de Lucy y Andy Brennan. Ha venido a visitarlos tras un largo viaje en Harley Davidson alrededor del país. Va vestido igualito que Marlon Brando en Salvaje y habla de profundo como Kerouac. ¡Fenomenal!

10.53.08

Digna de mención es la agente del FBI, una pelirroja… femme fatale que no puede faltar en una obra de Lynch. Esta vez, sin embargo, es una parodia de sí misma. Se contonea en extremo. ¡Es tan sexy, tan atractiva, tan sofisticada!

Albert Rosenfield aparece en escena. Muy serio y callado. Comedido hasta que…

10.54.03

¿Y el malo de Cooper? Por un momento, temimos haberlo perdido, pero…



[1] El tercero, lo siento, no puedo descubrirlo.