Twin Peaks. Temporada 3. Episodio 7: ¡por favor, que no se acabe!

El episodio 7 constata que los dos anteriores eran parte de una transición para adentrarnos más en la trama, para que ésta se abra camino, para que, ¡por favor, no se acabe!

La surrealista llamada de Jerry Horne a su hermano agarra al espectador por la camiseta y lo arroja a ese lugar.

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¿Diane? ¿No había sido un sueño? El misterioso personaje no era una afable viejecita con gafas, sino una mujer de armas tomar. ¿O es sólo una fachada?, ¿un escudo que protege una herida aún abierta?

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Con excepción de la agresión en plena calle, a tiempo real, y los posteriores planos cámara en mano de los testimonios, el episodio es extremadamente lento. Introduce al espectador dentro de ese sueño maravilloso, que es algo nuevo y a la vez clásico, y que culmina con un instante poético de la vida, como contemplar a alguien barriendo el suelo, despacio, sin prisas. Es tántrico. Ya con eso sería más que suficiente, pero ¿cómo? ¿No es ése que coge el teléfono Jacques Renault?

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