Y el mundial ya (casi) está aquí (II)

Si hay un continente que ha sido visto tradicionalmente como la gran opción para romper la hegemonía futbolística de Europa y Sudamérica, ese sería África. Podríamos recordar los vaticinios de Pelé de que veríamos un campeón africano antes del 2000… Vaticinio que se ha visto que ha fallado como un petardo de peseta, al igual que muchos otros de la leyenda brasileña que mundial tras mundial nos ponía como favoritos al título, hasta que acabó acertando por derribo, básicamente.

Lo cierto es que Pelé dijo aquello cuando las selecciones africanas irrumpían en el panorama internacional con Camerún al frente. Desde entonces pudimos ver la explosión de Nigeria en el 94, con un fútbol vistoso y alegre, pero volviendo en el 98 como una selección encantada de haberse conocido, con jugadores que se veían como estrellas y exhibiendo un descalabro táctico de tal magnitud que Dinamarca les echó con un contundente 4-1. Desde entonces la sorpresa agradable de Senegal en el 2002 y la actuación de Ghana en 2010, en el que sólo la tanda de penaltis, y un fallo también de un penalti con el tiempo cumplido de Asamoah Gyan, privó de romper la barrera de los cuartos de final y de llegar al fin a unos semifinales. Entre medias la decepción del 2006, en la que ninguna selección africana llegó a octavos de final, la buena actuación de Argelia en 2014 cayendo contra Alemania aunque exhibiendo un fútbol demasiado rocoso, y, sobre todo, la sensación de oportunidad perdida que nos dejó la generación de Drogba con Costa de Marfil.

Porque si podemos considerar a Ghana como la selección más seria de todas las que hemos visto provenientes de África, y a la que posiblemente le faltó un poco más de magia en el centro del campo para generar juego con más fluidez, también es cierto que el equipo de Costa de Marfil era, sobre el papel, la que disponía de los mejores jugadores. Pero lo cierto es que nunca fue un equipo conjuntado y sus partidos en el mundial nunca pasaron de mediocres y por lo general bastante aburridos por su fútbol previsible.

¿Cuál es el panorama africano para este mundial 2018? Pues no demasiado alentador, la ausencia de Ghana podemos considerarla como una lástima pero es que la clasificación no ha dejado de darnos sorpresas como la actuación de Uganda, que se ha quedado a las puertas. También estuvo cerca Burkina Faso, que aunque es desconocida a nivel mundial en las últimas copas de África ha dejado buena muestra de la calidad de algunos de sus jugadores, siendo además en su mayoría muy jóvenes y podría haber sido un gran espaldarazo para esta generación. De las clasificadas, posiblemente hablaremos más delante de Senegal, que algunos mimbres tiene, pero Nigeria no pinta demasiado bien pese a haber sido hace pocos años campeón de su continente. Pero es que en ese campeonato su mejor delantero era, y debería seguir siendo, Emenike. Sí, el mismo del que ahora se queja Paco Jémez, entrenador de Las Palmas, porque le han fichado sin consultarle y parece que ha llegado en forma… pero en forma redonda, con algún kilo de más.

South Africa Egypt Italy Confed Cup Soccer

Luego están las tres norteafricanas, Marruecos, Túnez y Egipto, que tradicionalmente son equipos de juego más físico, rocoso, pero al mismo tiempo menos dados a las sorpresas al menos en las últimas décadas, porque lejos quedan ya los destellos del Marruecos del 86, la Argelia del 82 o el Egipto del 90 que logró empatar con Holanda.

Precisamente Egipto es el primer protagonista de nuestra serie, ya que desde 1990 no pisaban un mundial pese a haber sido tres veces consecutivas campeón de África en 2006, 2008 y 2010. Siendo puro dominador del campeonato y justo vencedor juntando una buena generación de jugadores que incluso llegó a darle más de un susto a Brasil en la copa Confederaciones. En este último campeonato, Gabón 2017, incluso ha vuelto a ser subcampeón perdiendo en la final contra Camerún, selección que tampoco estará en Rusia.

Pues si algo tiene en común las tres victorias consecutivas con la clasificación para el mundial de Rusia es nuestro protagonista de hoy: Essam El-Hadary. El hombre llamado a ser el que remplace a Gábor Király en nuestros corazones. No es porque El-Hadary siga la moda chandalera de Király, aunque sí que es dado a los pantalones largos, o porque sea capaz de realizar acciones sobre el césped difícilmente comprensibles para el común de los mortales. Es porque El-Hadary es un joven de sólo 45 años. Así que si nada se tuerce romperá el récord de longevidad de Roger Milla… y por tres años nada menos.

Cierto, todos los ojos de Egipto estarán en Mohamed Salah, estrella por méritos propios, pero nosotros estaremos atentos para ver si El-Hadary tiene la oportunidad de hacer historia y seguir dándole valor a las pequeñas historias del fútbol.

Aún queda para la cita, pero ya exhibió un buen nivel en la copa de África así que podemos esperar que se siga manteniendo y, qué demonios, que jugaría al fin su primer mundial y hay que tener en cuenta que es un sueño largamente perseguido tanto por él como por su país. Porque los sinsabores en lo que a clasificación mundialista se refiere han sido continuos y dolorosos, sabedores de que han tenido una gran generación que no pudo brillar a nivel internacional. La generación de Aboutrika. Ahmed Hassan, Amr Zaki… y El-Hadary, el último representante que puede cumplir un sueño por ellos.