Y el Mundial ya (casi) está aquí (III)

Proseguimos con nuestro particular repaso pre-mundialista y, por el momento, no nos vamos del continente africano desde donde tradicionalmente han surgido algunas de las grandes sorpresas de las anteriores citas. Nos centrábamos en Egipto, selección de prometedor nivel y al haber quedado encuadrada en un grupo junto a Arabia Saudí, Uruguay y la anfitriona, Rusia, se le pueden dar opciones de pasar ronda.

Desde el norte de África también llegan Marruecos y Túnez. Esta última se ha convertido ya en una habitual de los mundiales, pese a haber faltado a las dos últimas citas, pero en un continente con una fase de clasificación tan complicada y pocas plazas es todo un mérito seguir viendo a los tunecinos. Hasta ahora nunca han podido pasar la fase de grupos, y todo apunta a que este año ocurrirá lo mismo.

En cuanto a Marruecos llevábamos 20 años sin verlos por estos campos, y siempre nos quedará el buen recuerdo del mítico Ezaki Badou en Mexico 86. No pudo ser con Badou al mando esta vez, quien no tuvo excesivo éxito siendo seleccionador nacional, sino con Hervé Renard, entrenador que apostamos que será de las estrellas de su selección y con un amplísimo bagaje dirigiendo selecciones africanas. A sus éxitos precedentes, por ejemplo la Copa África con Zambia, ahora sumamos esta clasificación pasando en un grupo con Costa de Marfil, Gabón y Mali, que para África es equivalente a un grupo de la muerte. La estrella estará en la defensa, Mehdi Benatia, quien en su país esperan que pase de ser protagonista en jugadas polémicas en el minuto 93 y de amenazar a cómicos italianos, para guiar a su país en una complicada fase de grupos.

Pero en este caso nosotros nos vamos a fijar en la estrella imposible: Munir el Haddadi, protagonista hace años, cuando teníamos como seleccionador a un marqués con bigote, de la más cruenta guerra entre España y Marruecos desde lo de Perejil. Todo por un chaval que salía de la cantera del Barça y que es lógico que los magrebíes se esforzaran por convocarle, pero menos lógico es que la selección española haga la jugada y lo “fiche” llamándolo para un partido y luego se olvide totalmente de él. Así que la situación actual es la de Munir recurriendo al TAS para que le permita jugar con Marruecos visto que lo de la llamada de España fue más una frivolidad que una realidad.

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Del África subsahariana llegaran Nigeria y Senegal. Lejos están los nigerianos de aquellas míticas súper águilas, con las que más de un seguidor español tendría que frotarse los ojos viendo el rendimiento que ofrecía Emmanuel Amunike. Pero ahora no es Amunike sino Emenike, Emmanuel Emenike quien se supone que tendría que llevar todas las esperanzas ofensivas de su país. Pero su bajísimo estado de forma no permite tener demasiadas esperanzas con él. Pero sobre todo vamos a echar de menos a un clásico: Vincent Enyeama. Posiblemente uno de los jugadores que menos oportunidades justas ha tenido en su vida, jugando durante buena parte de su carrera en la liga israelí siendo su nivel más que suficiente para metas mayores. Por fin, en 2001 el Lille lo fichó y desde entonces ha podido jugar en una liga de mayor nivel. Sin embargo renunció a su selección en 2015.

Sabiendo que Emenike fue básico en la Copa de África de 2013, y que Enyeama ha sido el mejor portero africana de las últimas dos décadas… las aspiraciones de Nigeria no parecen ir muy allá.

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Quizá podamos esperar más con Senegal, clasificado tras su polémico partido en Sudáfrica en el que se crea un precedente histórico al decretarse la repetición del mismo por irregularidades arbitrales. Básicamente que la parienta del árbitro era de Sudáfrica… y que sí, que fue un arbitraje tan casero que sólo le faltó salir con zapatillas y batín. Justa repetición, pero la pena es que eso nos ha evitado poder ver a Burkina Faso, y esa selección sí que hubiese sido nuestra apuesta personal y a ojos cerrados.

Pese a todo, Senegal tendrá el honor de representar al equipo africano de juego alegre y ofensivo que esperamos que nos dé más de una alegría… y que está con Colombia, Polonia y Japón, así que todo puede pasar. Uno de sus jugadores destacados podría ser Keita Baldé, nacido en España decidió representar al país de su padre y desde entonces está creciendo en el mundo del fútbol, siendo esta temporada traspasado al Monaco por 30 millones de euros.