Y la Euro ya está aquí…

Ya tenemos aquí la nueva reunión continental del fútbol auspiciada por una UEFA en la que hasta ahora parecían más ocupados en decidir si fulanito era más corrupto que menganito. Por suerte, al amparo de su gran jefe, el dinero, todo parece olvidado para que Francia sea sede de una nueva edición de la Eurocopa de Naciones. Desconocemos si Platini sacará un hueco para pasearse por los estadios, en los que más de uno sufrirá sudores fríos y agarrará con fuerza su cartera por lo que pueda pasar, pero lo que es seguro es que las mayores estrellas del firmamento europeo hará acto de presencia, quizá para brillar o quizá para evidenciar, una vez más, que hace tiempo que la carga del calendario sobrepaso la definición de absurdo.

Pero aquí no solemos fijarnos en los grandes astros, por mucho que nos ponga la irreverente genialidad de Zlatan Ibrahimović, a quien en Inglaterra le cantaban que su nariz estaba en fuera de juego, sino que preferimos posar nuestra mirada sobre los otros, como ya hicimos en nuestra serie de destellos efímeros, en los olvidados en quien casi nadie se fija.

La verdad es que esta edición es idónea para nuestro cometido, ya que se amplia de 16 a 24 el número de equipos participantes. Aunque tengamos en cuenta que en nuestro continente participan 52 selecciones, esto no significa que vayamos a ver a Gibraltar, selección vetada para jugar contra a España por si a alguno le estalla un ojo del susto, jugando en el Parque de los Príncipes, pero sí que da pie a que selecciones no tradicionales puedan dar el salto. Hablamos de equipos como Finlandia o Estonia, que en el pasado se quedaron a las puertas de acceder a un Mundial o una Eurocopa, y que aunque en esta edición no han tenido la suerte de clasificarse, es muy posible que en próximas ediciones sí que lo consigan por primera vez en su historia.

Gabor Kiraly

Pero sí es el caso de Hungría, por ejemplo, con un brillante pasado llevaba ya desde el 86 sin aparecer en una competición de este nivel, y es ahí donde nos pararemos para loar la figura de Gábor Király. El portero, de 40 primaveras, es fácilmente reconocible por su sempiterno pantalón gris de chándal taleguero y lleva ya 18 años como portero de la selección. Carismático y con una carrera exitosa en clubes de Alemania e Inglaterra, su cita más importante le llega a una edad en la que lo habitual es ver los partidos desde el sofá de casa. Un caso similar al irlandés Shay Given, también con 40 castañas encima, que tras ser uno de los mejores porteros de la premier sigue siendo un fijo de su selección.

Uno de los casos más sorprendentes  es el de Albania, porque no hace tantos años que veíamos como España le pasaba por encima con un contundente 9-0, marcando Butragueño cuatro goles en una gesta comparable a la realizada contra Dinamarca en México 86… sólo en términos numéricos, claro está.  Pero de Albania nos fijaremos en Armando Sadiku, porque si hace unos años nos hubieran dicho que veríamos en la Eurocopa a un jugador de Albania que juega cedido en un equipo de Liechtenstein, el Vaduz, diríamos que ha sucedido un milagro, y en cierta manera así se podría calificar la evolución de Albania en las últimas dos décadas.

albania

Antes decíamos que en Francia podremos disfrutar de las grandes estrellas europeas. Esto no es del todo correcto, porque no podremos ver los finos regates de Arjen Robben y tampoco podremos comprobar si Robin Van Persie sigue manteniéndose en la élite. Esto quiere decir que Holanda no ha pasado el corte, y el máximo culpable no ha sido una selección como Alemania, Portugal, Italia o España, qué va. Todo nace en un país de 330.000 habitantes y que, además de en la Eurocopa de fútbol, ha clasificado a sus selecciones nacionales para los europeos de baloncesto y balonmano, además de disponer de una larga tradición de campeones en los torneos de los hombres más fuertes del mundo. Hablamos de Islandia, que osó darle la puntilla a Holanda en su propia casa con un 0-1 marcado por su máxima estrella, Gylfi Sigurdsson. Si nos fijamos un poco veremos que cuenta entre sus filas con dos islandeses que no cuajaron en nuestra liga, Alfreð Finnbogason y Eidur Gudjohnsen, pero lo más sorprendente es la historia de Diegui Johannesson, futbolista del Oviedo de padre islandés y madre asturiana Johannesson que recibió la llamada para cubrir un puesto en el lateral tras la intensa búsqueda que realizó la federación islandesa para encontrar jugadores con el nivel suficiente como para reforzar a la selección. Finalmente no ha entrado en la lista definitiva, pero su historia no deja de ser curiosa.

También tenemos otras selecciones modestas como Austria, Eslovaquia o Gales, pero estos cuentan con efectivos que, al menos a la hora de cobrar, podemos considerarlos como jugadores de nivel, así que lo consideramos como trampa y no entran en esta escueta lista.

El balón está a punto de rodar, y con una primera fase en la que se puede llegar a pasar a octavos de final si eres uno de los mejores terceros de grupo, es muy posible que los periódicos deportivos puedan llenar páginas hablando de hazañas de alguna de estas selecciones. Nosotros seguiremos fijándonos más en los desamparados del balompié.