…Y la Eurocopa ya se ha ido (I)

Pues así es, la Eurocopa ya se nos ha ido con el colofón final del Francia-Portugal, con victoria de nuestros vecinos lusos, lo que nos importaría bastante poco en esta página si no fuese por cómo se ha producido y por todo lo que hemos podido ver mientras se celebraba la competición.

Lo primero es recalcar que aquí no vais a ver odas y elogios hacia los grandes cracks, aquí vamos al extremo contrario y nos fijamos en los olvidados que por alguna razón se vuelven protagonistas y destacan, aunque sea efímeramente. La razón es muy simple ¿Qué es mejor, fijarse en los cracks que cobran miles de euro por minuto y dejan comportamientos poco edificantes, o en aquellos que juegan, se esfuerzan y se comportan como personas normales? ¿Es mejor ver las caras largas de los aficionados de las grandes selecciones cuando les eliminan, o sentirse partícipe de esa otra selección modesta que disfrute de cada partido como de una fiesta, tomándose deportivamente tanto la victoria como la derrota?

Pues como nosotros lo tenemos más que claro, iniciaremos nuestro particular repaso por el final, por Éder. No, no nos hemos equivocado, porque aunque sea miembro de la selección campeona, lo cierto es que la trayectoria de Éder no hacía presagiar que acabaría siendo el autor del gol que haría campeona a Portugal, quien tradicionalmente ha tenido un problema con sus delanteros. Nacido en Guinea-Bisáu y nacionalizado portugués, durante toda su trayectoria siempre ha sido un delantero con escaso gol, incluyendo su reciente paso por el Swansea del que se despidió sin marcar ni un mísero gol, e incluso tardó tres años en conseguir marcar en un partido internacional. Pero ojo, que este año está desatado y lleva… tres goles. Eso sí, uno de esos tres le hará ser recordado para siempre.

Kiraly

Pero ahora es cuando de verdad entramos en las atracciones de la Eurocopa. En nuestro reportaje inicial, destacábamos la figura del portero húngaro Gábor Király y la verdad es que sabíamos que era apostar a caballo ganador. En Francia es donde el pantalón de chándal de Gabor se ha hecho eterno. Es más, debería ser obligatorio que esos pantalones se convirtiesen en la indumentaria oficial de los porteros de la selección húngara, eso o colgarlos por siempre en las redes de la portería del estadio Rohonci Úti, lugar donde juega como local el Szombathelyi Haladás, el club donde Gábor inició su carrera y donde la va a terminar. Pero antes de finalizarla el húngaro ha hecho historia con jugadas que ya son míticas como el saque con la mano por debajo de las piernas o la patada al aire “p’a despistar”. Así que Gábor nos ha dado un todo en uno: risas y buenas actuaciones, porque ojo, que si ha sido titular ha sido por méritos propios. Lo dicho, este verano se lleva el pantalón de chándal sujeto por medias de fútbol para que quede bien elegante. Como dice el propio Gábor: “soy portero, no modelo”. Un grande.

Ahora fijémonos un momento en la selección de Albania, ¿os acordáis de Armando Sadiku, del que ya os habíamos hablado? Pues ahí lo tenéis, el jugador de Albania que juega en un equipo de Liechtenstein ha tenido el honor de ser quien ha anotado el, hasta ahora, único gol de su selección en una Eurocopa. Armando fue sustituido entre lágrimas, emocionado por haber logrado lo que era un hito para su selección, montada con una enorme paciencia por su seleccionador Giovanni de Biasi. El italiano ha buscado por toda Europa apellidos albaneses para tratar de formar un equipo competitivo. Es por eso que más que la selección de un país, estamos ante la selección de un pueblo, el albanes que fue empujado a la emigración por una cruel guerra. Tal movimiento migratorio propicia que en otros países existan internacionales de origen albanés, como puede ser el caso de Mustafi con Alemania, pero más sangrante es el caso de Suiza, porque sus tres mejores jugadores podrían ser Granit Xhaka, Valon Behrami y Xherdan Shaqiri, que podrían haber jugado por Albania, incluso Blerim Dzemaili es de origen macedonio pero etnia albanesa.