Yo, de mayor, quiero ser Lucrecia Borgia: la estratagema

Mi papá está que no cabe en sí de dicha. Dice que dentro de poco tendrá el mismo poder que un rey. A mí, lo de ser una princesa, nunca me ha gustado, porque tienes todos los ojos puestos en ti. Ahora, lo de tener tanto poder, eso es harina de otro costal.

¡Mi papá es tan feliz! Su estratagema ha surtido efecto. ¡Y de qué forma!

Yo apenas tenía dos años, pero todavía recuerdo sus palabras, cuando todo empezó a planificarse, cuando pasó una noche en vela escribiendo su lista y me la leyó al amanecer:

– Si el populacho se manifiesta en tu contra porque recortas en lo social, o si se destapan demasiados casos de corrupción de tu partido, desvía la atención. Una buena manera de hacerlo es tirando por la vía del nacionalismo. Si, además, abogamos por un nuevo régimen, por ejemplo, una república, todavía mejor. Aún hay gente que recuerda los tiempos de la guerra, que echa de menos combatir por unos ideales. Ni qué decir tiene que nada importa si hemos luchado en contra de esos ideales durante toda(s) nuestra(s) legislatura(s). La plebe olvida rápido en la era de la (sobre)información.

– Habla en nombre del pueblo, como si pertenecieras a él, como si fueras un mesías. Como si todo el pueblo pensase, sintiese lo mismo que tú. Aunque muchos no te sigan ni comulguen con tus ideas, haz como si no existieran.

– La iglesia, ni mentarla -esto vale para todo en la vida-.

– Emplea el populismo. Busca un enemigo común y reconocible. Lo mismo da si es el partido con el que llevas pactando desde hace décadas. Toma ventajas de sus debilidades, aunque sean las mismas que las tuyas, por ejemplo, las cargas policiales.

– Cuando llegue el momento, informa a los países vecinos. Pídeles ayuda.

– Tú, que tienes el control de los medios de comunicación, manipula todo lo que puedas. Si repites el mismo eslogan hasta la saciedad, la gente acabará creyéndote y, lo más importante, no hablará de otra cosa. Lo que nos lleva de nuevo al primer punto: desvía la atención.

Mi papá me guiñó el ojo y sonrió. «La gente son o votantes o borregos. No lo olvides, hija mía».

En efecto, la masa siempre ha sido idiota, y siempre lo será.

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Extracto del diario de una niña de siete años con aspiraciones muy altas.

 

 

3 comentarios en «Yo, de mayor, quiero ser Lucrecia Borgia: la estratagema»

  1. En estos tiempos de adoctrinamiento express, pérdida acuciante de memoria histórica y manipulación mega masiva, no cabe otra posibilidad de enfrentarse a los fantasmas del absurdo ideado por el poder de los titiriteros, con, o sin, rostro, que a través de a través de un texto con tanta verdad como éste. Gracias, Carmen, por aportar luz en este túnel al borde del precipicio.

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