Destellos efímeros (I)

En el deporte del balompié (el “fúbol” para los que sean presidentes de la federación española) bajo el brillante foco del panorama mundial destacan los Messi, Cristiano Ronaldo, Iniesta y demás jugadores que tienen salarios anuales formados por siete u ocho cifras. Ellos son quienes suelen escribir las páginas más gloriosas, sin embargo existen otro tipo de futbolistas que de vez en cuando surgen y pasan desapercibidos para el 99% de los aficionados, jugadores que generan un destello efímero y que solo auténticos aficionados al deporte en sí, capaces de sentarse ante el televisor para ver un Eritrea-Vanuatu, pueden detectar entre la vorágine de encuentros que se celebran alrededor del globo. En estas líneas intentaré descubrir a algunos de ellos y describir cuál fue su particular día, temporada o campeonato glorioso. Algunos son grandes promesas que no llegaron a donde estaban predestinados, otros podrán ser veteranos que tienen su particular canto del cisne, otros quizá sean jugadores que han permanecido fuera de las grandes ligas injustamente. Sea como sea todos, absolutamente todos, tienen una curiosa historia detrás.

 

Freddy Adu

El primero de la lista es Fredua Koranteng “Freddy” Adu, candidato al tongo del siglo. Me explico: tienes 13 años, edad en la que normalmente tendrías que estar estudiando y peleándote con los libros, sin embargo, el bueno de Freddy se encontraba peleando con las federaciones ghanesa y estadounidense por saber con qué selección acabaría jugando, ya que Freddy es nacido en Ghana pero reside en los Estados Unidos. A tan tierna edad, Freddy firma un contrato millonario con Nike y el circo mediático crece a su alrededor, hasta el punto de considerarle como “el nuevo Pelé”. Así, predestinado a ser el nuevo rey del fútbol, debuta con 14 años en la MLS con el DC United, y es llamado por EEUU sub-17 para jugar el mundial de la categoría. En ese campeonato Adu consigue 4 goles quedando a uno solo del máximo goleador (Cesc Fábregas). A continuación es llamado por su selección sub-20, con tanta precocidad que no es de extrañar que termine por convertirse en el segundo jugador de la historia en disputar tres mundiales sub-20. Precisamente en el tercer mundial sub-20, disputado en Canadá, es donde Freddy parece mostrar que su momento ha llegado. Liderando el equipo junto a Jozy Altidore consigue superar su partido de octavos de final frente a Uruguay, sin embargo pinchan en cuartos ante una selección aparentemente menor como es Austria. Pese al pequeño fiasco, recordemos que en EEUU ya creían haber encontrado al dios del fútbol, Adu queda seleccionado en el equipo ideal del campeonato junto a otros jugadores como Gerard Piqué, Sergio Agüero, Giovani Dos Santos y Alexis Sánchez. Todo parece apuntar a que ha llegado el momento de dar el salto a Europa y crecer como futbolista, la llegada del dios yanqui al viejo continente para dominarlo bajo su bota. Sin embargo, los mejores ojeadores parecen haber detectado algo en el talentoso Adu y su destino no es uno de los grandes, sino que es el Benfica, club histórico de Portugal pero que no se encuentra en la élite europea del momento. Adu llega a Lisboa y… se diluye como un azucarillo. Freddy no muestra nada de lo que prometía y se pierde en un sinfín de cesiones sin triunfar en ninguna de ellas. El esperpento llega a su máxima expresión cuando es cedido al Rizespor, equipo perteneciente a la “potentísima” segunda división turca, donde tampoco destaca en exceso. Finalmente Freddy regresa a su casa donde pierde su condición de estrella y recala en las filas de los Philadelphia Union. Actualmente ha fichado por el equipo brasileño del Bahía.

De estrella mundial en ciernes a estrellado desconocido, tanto que las nuevas generaciones de aficionados lo más probable es que ni le conozcan. De todas formas siempre quedará su actuación en el mundial sub-20 del 2007, aunque nos quedará la duda si no era un caso más de jugador africano que destaca en categorías inferiores por sus capacidades físicas. Lo que está claro es que más de un gurú del fútbol ha tenido que inventarse bastantes excusas para justificar que su premonición no se hiciese realidad.