Fight the Power: Stetsasonic «In Full Gear» (Tommy Boy, 1988)

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Stetsasonic: las raíces del colectivo Native Tongues.

1988 será el año en el que el hip-hop reventará definitivamente gracias un trío de obras  catedralicias: It takes a Nation of Millions to Hold us Back (Def Jam, 1988), de Public Enemy; Follow the Leader (Uni, 1988), de Eric B. & Rakim y el Straight Outta Compton (Ruthless/ Prioririty, 1988) de N.W.A. Una sombra demasiado grande, al rebufo de estos clásicos incontestables también se gestará una segunda línea sin el menor desperdició: By al Means Necessary (Jive/ RCA, 1988), de Boogie Down Productions; Critical Beatdown (Next Plateau, 1988), de Ultramagnetic MCs e In Full Gear (Tommy Boy, 1988) de Stetsasonic. Precisamente, sobre este último LP, hoy tocará la reivindicación de esta sección.

Banda procedente de los callejones de Brooklyn, reivindicada  por el mismísimo Chuck D como unos de los grandes pioneros del hip-hop; en este sentido, poco grupos de esta corriente pueden presumir de plantar sus raíces en pleno año 1979. Así, tras una primera formación bajo el nombre de The Stetson Brothers, en la que ya se encontraba el reputado productor Prince Paul, seis años más tarde, nacerá Stetsasonic como tal poco antes de la publicación de su primer LP, On Fire (Tommy Boy, 1986). Obra básica para entender las raíces del hip-hop, esta no será más que un borrador de lo que vendrá después: el enorme In Full Gear.

Stetsasonic portadaUn torrente de ideas en plena ebullición, el segundo LP de Stetsasonic destaca sobremanera respecto a la media por varias razones. Entre éstas,  una de las más significativas vendrá a colación de introducir el concepto de banda dentro del hip-hop. De esta manera, Stetsasonic se convertirá en  un sexteto donde se mezclaban instrumentos reales, dos DJ’s -Prince Paul y DBC- y un conjunto de cuatro MC’s, entre los que  destacaban Daddy-O y Frukwan. Respecto a esta innovación, un corte como “We’re the band” supone toda una declaración de principios.

El otro dato por el que esta obra tornará indispensable será por su tremenda influencia en derivar las corrientes más agresivas del hip-hop hacia terrenos más soul -“Float on”-  y, sobre todo, jazz: enorme, “Talkin’ all that jazz”. Respecto a este último corte, Guru, miembro de los imprescindibles Gang Starr, tomará buena nota para enfocar definitivamente el pulso hip-hop dentro del jazz por medio de su clásico en solitario, Jazzmatazz (Chrysalis, 1992).

 Germen de toda la corriente positivista capitaneada por el movimiento Native Tongues, las letras de Stetsasonic plantarán la semilla de una crítica constructivista -“Freedom or death”- de los problemas del barrio, posteriormente certificada en los excelsos álbumes de Jungle Brothers, A Tribe Called Quest y De La Soul. Respecto a estos últimos, no hay más que recordar como Prince Paul será el productor principal de los tres primeros álbumes de De La Soul.

Más allá de toda esta serie de hechos, In Full Gear destacará por una variedad de registros instrumentales realmente acomplejantes; por cierto, elemento también básico en la configuración de la enorme riqueza musical que caracterizará a todo el colectivo Native Tongues.

Apoyados en la dinámica base musical construida por Prince Paul y DBC, Stetsasonic tanto coquetearán con el rock, por medio de “It’s in my song”, como con el raggamuffin, mediante “The odad”.  Si a esta vasta panorámica, añadimos la pericia especial para confluir en ritmos abigarrados scratches y samplers a cuatro manos, también nos encontraremos ante una de las piedras de toque en el trasvase de la old school -“This is it, Y’all (Go Stetsa II)”- hacia la new school -“Step troop ’88-. Poca broma.

Ya para terminar, recordar que este álbum también contaba con un vergel de hits en potencia. Así, tras un cañón de terciopelo negro como “Talkin’ all that jazz”, se esconderán momentos tan definitivos como “Sally”, “It’s in my song” o “DBC let the music play”. Pura dinamita del gueto.

El punto cumbre de su trayectoria, tras darlo todo en esta obra inagotable, Stetsasonic aún tendrán arrestos para despedirse por todo lo alto mediante el sobresaliente Blood, Sweat & No Tears (Tommy Boy, 1991). Pero eso ya es otra historia; para el que le interese, muy grande, también.