11-S: la tragedia y sus realidades

El 11-S puede considerarse el evento histórico más relevante de los últimos años. Un acontecimiento que todos vimos por televisión, en vivo, y que quedó impregnado tanto en nuestra memoria individual como en la colectiva. El impacto de ambos aviones, el desplome de las Torres, que cayeron como un ataúd en la fosa, arrastrando a miles de víctimas. Si nosotros contemplamos con horror las imágenes, ¿qué debieron sentir en aquellos momentos millones de estadounidenses? Quizá es esta la clave para entender mejor lo que sucedió después. La rabia, el dolor y la sed de justicia dieron paso libre a la administración Bush para la invasión de Afganistán, la guerra de Iraq, el recorte de las libertades y el control indiscriminado y subterráneo de la población que, por cierto, ya ha desembarcado en Europa.

11_09_01_11_de_septiembre-756785463-largeUno de los primeros filmes sobre el 11-S, si no el primero, fue 11’ 09’’ 01. September 11 (2002). Basado en una idea original del productor Alain Brigand plantea diferentes visiones de los eventos que hicieron temblar Nueva York y el mundo occidental. Pese a que el filme está estructurado en once cortometrajes o segmentos de once realizadores de países tan distintos, como Irán, Bosnia-Herzegovina, Burkina Faso, Reino Unido o Japón, nos brinda un denominador común: La relativización de la tragedia. Y lo hace con tres declaraciones implícitas: No estáis solos. Esta primera se bifurca en dos: Nosotros padecemos o hemos padecido también y Lo sentimos tanto. La segunda: Nosotros estamos peor. La tercera: Qué nos habéis hecho.

Otros filmes le han seguido, en su mayoría documentales. El más conocido y taquillero es Fahrenheit 9/11 (2204) de Michael Moore que, pese a facilitar pocas informaciones que no fueran por todos conocidas, recaudó 120 millones de dólares y ganó la Palma de Oro en Cannes de 2004. El documental producido la cadena británica BBC Torres Gemelas – 9/11 ( 9/11: The Twin Towers (2006)) de Richard Dale recoge testimonios de supervivientes, que relatan lo acaecido entre la colisión de los aviones y el desplome de las dos torres. Se trata un documental ficcionado, algo melodramático, que nos muestra testimonios e historias conmovedoras, como la del hombre que vio abalanzarse uno de los aviones contra la torre en la que él estaba trabajando y advirtiendo su muerte acercándose como un rayo exclamó “¡Dios me tenga en su Gloria!”. Sobrevivió. La de los bomberos que pese a que la torre vecina se había desplomado no dejaron atrás a una mujer mayor que apenas podía bajar las escaleras. Al derrumbarse la segunda torre quedaron atrapados en un compartimiento estanco salvando la vida. O la del hombre que se rindió, al darse cuenta de que el sueño de su vida, ser profesor de universidad, no iba nunca a cumplirse nunca. Por otro lado, El espíritu del tiempo (Zeitgeist, 2007) de Peter Joseph, disponible en internet1 y Loose Change 2nd Edition (2006) de Dylan Avery ponen en duda la versión oficial de los hechos, ofreciendo pruebas e indicios que apuntan a un atentado perpetrado por el gobierno mismo. Estos documentales, si bien nos ofrecen distintas perspectivas de los hechos acaecidos el 11 de septiembre en Nueva York, toman como epicentro la catástrofe. Por el contrario, 11’ 09’’ 01. September 11 nos propone un enfoque distinto. Los diferentes cortometrajes no toman la tragedia como un acontecimiento aislado, sino como algo vinculado a otros infortunios. La obra como un todo nos brinda una visión de los eventos de Nueva York confrontándolos con otros acontecimientos, otras realidades, otras tragedias. Se trata de un punto de partida para mostrar el dolor, la guerra, la miseria, las injusticias sociales, el terror, la xenofobia, latente o acontecida en otros lugares y en otros tiempos. Nos muestran que la tragedia no es sólo suya. Abordan asimismo dramas de los que la nación más poderosa del mundo ha sido responsable. Se relativiza el acaecimiento. Pena por las víctimas, sí, pero por todas las víctimas. Todo ello hace de la obra una fuente de reflexión, de crítica y de compasión frente a los eventos del 11 de septiembre, sus consecuencias, su pasado y su presente.

titleComo hemos mencionado más arriba, los cortometrajes o segmentos coinciden en un nexo común: El alejamiento de la zona 0 para reflexionar sobre otras realidades. Sin embargo, uno de ellos rompe esta regla. El cortometraje del mexicano Alejandro González Iñárritu acapara su atención en el desamparo de las víctimas atrapadas en las Torres Gemelas. Se oyen voces superpuestas en una pantalla negra. De fondo se escuchan golpes secos que se suceden cada varios segundos. Música inquietante. De pronto un flash: La imagen de un ser humano cayendo al vacío desde una de las torres. Las voces se suceden, así como los golpes secos y los flashes de otras personas que se tiran al vacío, buscando una salida al infierno que les rodea. Fundido a negro y las voces se tornan cada vez más claras. Son las de reporteros y presentadores de radio y televisión de todo el mundo que informan sobre los hechos y las de ciudadanos que están observando la hecatombe en vivo. El ruido del avión al aproximándose y estrellándose contra la torre. Más gente tirándose al vacío, esta vez se cuentan por decenas. Seres humanos irreconocibles en ese preciso instante y que permanecerán desconocidos. Atrapados por  el fuego y por la desesperación. Fundido a negro y conversaciones telefónicas de las víctimas antes de morir. El ruido monstruoso de una de las torres al derrumbarse. De pronto el silencio y las imágenes de las torres desmoronándose. De esta manera, consigue González Iñárritu una reconstrucción de los atentados del 11-S, de horror, de la desesperación de las víctimas y del evento mediático que éstos supusieron. Algo muy cercano a lo que sentimos entonces.

i251154Ouedraogo nos regala una historia muy tierna, aunque un tanto naif. Un niño africano, cuya madre está muy enferma debe dejar el colegio y ponerse a trabajar para poder pagar los medicamentos para su madre. Encuentra empleo de vendedor de periódicos y lee en uno de ellos que se ofrece una recompensa de 25 millones de dólares por la captura de Bin Laden. Un día parece reconocer al hombre más buscado de la Tierra por la calle. Busca a sus amigos y deciden capturarlo para cobrar la recompensa. Así podrá pagar las medicinas de su madre, volver al colegio y ayudar a muchos otros niños. Desafortunadamente Bin Laden escapa, no sin antes, despedirse a lo lejos de sus perseguidores. Sin embargo, las esperanzas del protagonista no se desvanecen del todo. La cámara de video del padre de uno de sus amigos, les facilitará el dinero para las medicinas y la vuelta al cole.

Danis Tanović plantea la tragedia del 11 de septiembre en comunión con otra tragedia, ocurrida el 11 de julio de 1995 en Srebrenica durante la Guerra de Bosnia, en la que fallecieron unas 8.000 personas de etnia musulmana a manos del ejército serbio. La protagonista del corto, Selma, no puede dormir las noches del 11 de cada mes. Pasa la noche en vela. Por la mañana se prepara para la manifestación que tiene lugar en el pueblo cada mes y que organiza la Asociación de Mujeres de Srebrenica. Al llegar a la Asociación, encuentra a sus compañeras hablando del ataque a las Torres Gemelas. La manifestación debe cancelarse. Pero Selma entiende que deben salir a la calle: “Por ellos y por nosotros”. Las mujeres desfilan por el pueblo desierto y en ruinas, una tras otra, enlazadas por telas de dolor y de compasión. Contra la crueldad del atentado. Contra la barbarie del genocidio.

Mira Nair, Ken Loach, Shohei Imamur y Youssef Chahin abordan los acontecimientos de Nueva York desde una perspectiva crítica. Nair se pone en la piel de la madre de un cadete de policía que se encuentra desaparecido desde el fatídico día. El joven, por ser de etnia musulmana, está siendo investigado por el F.B.I. La desesperación de la madre fruto de la desaparición del hijo y de su posible muerte se ve azotada por la sospecha por parte del gobierno y los medios de que éste fuera uno de los partícipes del ataque. Los meses transcurren. La desesperación no cesa y la repudia de la vecindad se hace patente. Sin embargo, acaban encontrando el cuerpo entre los escombros de las torres. El querido hijo había muerto al intentar socorrer a las víctimas. Pasa así de ser considerado un asesino, a convertirse en un héroe. ¿Pero qué es un héroe? ¿Un individuo que muere por la comunidad o los restos de un cadáver identificado por su A.D.N?

11-09-01-imamura-02-gLos cortometrajes de Ken Loach y Shohei Imamura plantean el horror, la devastación y la muerte que causó en el pasado la nación que luego se convertiría en víctima un 11 de septiembre. Fue también un 11 de septiembre cuando la democracia de Allende se desplomó frente al golpe de Estado perpetrado por el General Pinochet, su ejército y el apoyo de Estados Unidos. Los acontecimientos son narrados en forma de epístola por un expreso político que fue torturado durante el golpe. Imágenes documentales acompañan las palabras que relatan el estado de sitio, los asesinatos, las torturas, condenas sin juicio ni defensa y el apoyo político y económico de Estados Unidos a la insurrección. También una canción sobre alguien que no volvió un martes de septiembre. La caravana de la muerte. 30.000 muertos. Para los que consiguieron huir, el exilio. Del recuerdo de su tragedia y la de su país brota, sin embargo, compasión por las víctimas del presente.

Imamura nos plantea un cortometraje menos obvio y directo que el de Loach, pero no por ello menos crítico. El realizador japonés se remonta asimismo al pasado. En el verano de 1945 un soldado japonés regresa a su aldea convertido en serpiente. Se trata de una decisión que ha tomado después de haber contemplado los horrores de la guerra. El soldado no quiere ser más hombre, porque en ello ha perdido su humanidad. Una parte de él ha muerto, de ahí la serpiente, símbolo de lo subterráneo y del reino de la muerte. Su metamorfosis simboliza un cambio, la negación de lo que él ha sido y de lo que ha tomado parte, pero también un renacimiento: La aceptación de sus instintos, pero esta vez en armonía con la naturaleza. De ahí que se dirija al final del filme hacia el río y se sumerja en él, porque en él encontrará la paz, la tranquilidad y la pureza que la guerra le ha arrebatado. En el cortometraje se menciona el ataque a Hiroshima. No resulta irrelevante el hecho de que Imamura haya decidido situar su historia en este contexto: El ataque por parte de Estados Unidos a Japón. La nación no es inocente. Sus manos están manchadas de sangre. Encontramos asimismo un paralelismo entre los ataques a ambos países. Fueron realizados con dos aviones, que causaron el terror, la muerte y la enfermedad, por supuesto a menor escala en el caso de Nueva York. Y con ambos empezaría una nueva era: La guerra fría entonces y la sociedad del control hoy.

Youssef Chahine reflexiona sobre los acontecimientos de Nueva York en un diálogo entre un director de cine, el espíritu de un soldado estadounidense y un kamikaze palestino, quien justifica sus actos con la siguiente sentencia: “La peor violencia para nosotros es la ocupación”. El soldado americano increpa que las víctimas civiles no tienen culpa. Pero el director argumenta que Estados Unidos, así como Israel son democracias, en las que sus ciudadanos eligen el sistema político que más les conviene. Por ello el suicida piensa que ellos son responsables de los actos de su gobierno. Aquí debería puntualizarse que en las democracias occidentales los ciudadanos no deciden en absoluto su sistema político, que les viene dado y está fuertemente asentado, sino que tan sólo deciden qué partido dirigirá el gobierno en los próximos años. El director facilita al soldado una lista con el número de víctimas que ha provocado Estados Unidos (4 millones en Vietnam, 1 millón en El Salvador, 1.200.000 en Iraq, millones en Hiroshima y Nagasaki, 800.000 en Indonesia, 250.000 en Timor del Este y un número incalculable en Palestina, Irán y África). El soldado defiende su patria argumentando que ésta protege sus intereses, a lo que el director contesta “¿A expensas de quién?”.

11-09-01-makhmalbaf-02-gPor otro lado, Samira Makhmalbaf y Idrissa Ouedraogo nos plantean la colisión entre lo global y lo local, ambos a través de la inocente mirada de la infancia. Makhmalbaf nos traslada a un campo de refugiados afganos en Irán. La maestra explica que ha ocurrido una tragedia muy importante en el mundo. Pregunta a los niños si saben de qué se trata. Uno de ellos, responde que ha oído que alguien cayó en un pozo y murió y que alguien fue a socorrerlo y también murió. La maestra le responde que ha acaecido algo más importante todavía. Una mujer ha muerto lapidada, contesta una niña. La maestra sigue negando la importancia de estos hechos y otra niña, pensando en algo muy grande y horrible, exclama “Llovió, hubo una inundación que mató a todo el mundo”, refiriéndose al Diluvio Universal. La maestra les explica entonces el atentado a las Torres Gemelas, pero los niños siguen sin entender por qué aquello es tan importante, o al menos, por qué es más importante que la persona muerta en el pozo o la lapidación de una mujer. La tragedia que los niños reconocen es la más cercana y, por tanto, la más real.

El cortometraje de Amos Gitaï pone de relieve la delicada situación en el territorio de Israel, donde los atentados suicidas son prácticamente el pan de cada día. Se trata del corto más dinámico de todos y, sin duda el más divertido. Empieza con una explosión. Un atentado ha tenido lugar en Jerusalén. La calle del siniestro se llena de policía, ejército, servicios de primeros auxilios, ambulancias, testigos y, como no, de los medios de comunicación, creando una acción extremadamente cómica, a pesar de lo dramático de la situación. Los distintos gremios se cruzan entre sí, se apartan y se gritan mutuamente con la firme convicción de que su tarea es en el lugar la más importante. El humor negro del cortometraje roza lo absurdo. Un testigo informa a la periodista que intenta retransmitir en directo el suceso de que ha visto al suicida y le facilita la siguiente descripción: “Era un tipo alto, rubio, con ojos azules, muy guapo”. La reportera de no puede más que preguntarle “¿Está usted seguro?”. En medio de la confusión la periodista recibe la información de que su noticia no está siendo retransmitida, porque algo ha ocurrido en Nueva York. ¡¿Qué puede haber pasado en Nueva York que sea más importante que un atentado en Jerusalén?!

11-09-01-penn-02-gClaude Lelouch y Sean Penn sitúan la acción en la misma Nueva York el mismo 11 de septiembre. Ambos se adentran en dos historias personales, en las que las relaciones de pareja constituyen el centro del relato. El segmento del realizador francés habla del milagro de los supervivientes en las Torres Gemelas. Y de lo que supone para una relación que se encuentra al borde del final. El milagro no sólo salva la vida del amado, sino también su relación. Más interesante y menos aburrido, es el cortometraje de Sean Penn, quien nos invita a observar la vida triste y oscura de un hombre viudo, que no ha aceptado la muerte de su querida esposa. En su cama de matrimonio pone cada día y cada noche la ropa que llevaría en ese momento su mujer de estar viva. El apartamento, un lugar pequeño y sin luz nos muestra el ambiente claustrofóbico en el que vive el anciano. Incluso su planta se está muriendo. Pero un buen día se hace la luz. La torre que antes impedía que los rayos de sol entraran por su venta, se desploma. Y los rayos de luz entran como un torrente, haciendo brotar las flores de la planta que ha resucitado milagrosamente. El hombre llora de alegría. Se lleva la planta a la cama y grita a su mujer “¡Tendrías que haberlo visto!”. En ese momento toma conciencia de la muerte de su mujer, que había negado inmerso en la oscuridad. La luz le trae la verdad.

Bella metáfora que muchos creyeron al ver las torres derrumbarse. ¿Iba la nación, su pueblo a ver de una vez por todas la luz? ¿O correría una cortina de acero oscuro?