Hazlo por Schopenhauer (III): la primera pregunta

Una no se encuentra a un escritor todo los días. Anoche me tropecé con uno. Una amiga muy dicharachera lo acababa de conocer en un bar. Ella pensó en un primer momento que era músico. Pero no, era escritor. O al menos eso fue lo que nos dijo.

Mi amiga, ni corta ni perezosa, me presentó al joven muchacho, diciendo: «Ella es Carmen, es autora.» Y no sé qué diantres pasa, pero después de una frase así únicamente se puede esperar una catástrofe. Efectivamente, el joven mancebo lo primero que me dice es: «¿Y has publicado algo?»

buero_retrato07_800
LINO.- ¡Métetelo en la sesera, novelista! “Puede pensarse, luego puede hacerse.” Antonio Buero Vallejo.

Una, que es un poco lenta y nada ingeniosa – el ingenio se me aparece puntualmente una vez cada cinco años, ni un minuto antes, ni uno después – le contesta con lo que había publicado hasta el momento, cuando lo que le tendría que haberle espetado es: ¿Qué pasa, falso bohemio? ¿Que para ser escritora tienes que haber publicado?

Escritor/a es quien escribe. No quien publica libros. Eso lo hace cualquiera, lo hacen demasiados. El escritor/a bueno, el honesto, pasa, por lo general, mucho tiempo amordazado antes de llegar a publicar. Porque se adelanta a su época, porque incomoda a sus coetáneos, porque éstos no alcanzan a comprenderlo, porque les exige un nuevo punto de vista.

Los escritores permanecemos mucho tiempo en tierra de nadie. Esperando a que alguien se nos acerque, le interese lo que hacemos, lo aprehenda, lo saboree y, si hay suerte – la suerte es un factor esencial en el arte, el más importante, me atrevería a decir -, y si hay suerte, digo, no acabe escupiéndolo.

La publicación no es más que la afilada punta de un iceberg, algo que ni siquiera depende de nosotros. Que, de hecho, nada tiene que ver con nosotros.

Conocer a un escritor/a puede ser maravilloso. Entrar en contacto con su obra te permite acceder a una nueva realidad, a un mundo de infinitas posibilidades, que, a la vez, despiertan y abren otras muchas puertas.

Que la primera pregunta de alguien que se llama a sí mismo «escritor» a otro escritor, sea «¿qué es lo que has publicado?», me parece algo tan absurdo y ridículo como preguntar a un ruiseñor si ha conseguido un disco de platino.

Abur.

 

 

Un comentario en «Hazlo por Schopenhauer (III): la primera pregunta»

  1. La burricie que demuestran algunos elementos que se consideran a sí mismos como «escritores» es de las que hay que empezar a erradicar de una vez. ¿Si te publican ya eres escritor? Empieza a ser preocupante este tipo de pensamientos cancerígenos.Por esta regla de tres, ahora ya se puede considerar escritores a personajes como Judith Mascó, Buenafuente y sí, !Ana Rosa Quintana! Porque, aunque te lo escriba un negro, vale ¿no? Total como se publica… Menuda estafa, !la virgen!
    Gracias por tratar este tema; Carmen. !Qué grande esta sección!

Los comentarios están cerrados.