La venganza de Juanito Podrido

“Me encantaba la historia, en la escuela, porque no me creía nada de eso. Tengo un buen recuerdo de ello, pero desde que he visto mi propia historia musical sodomizada de forma tan profesional, realmente ya no puedo creerme nada de nadie. En dos años, los medios de comunicación me cambiaron en Dios sabe lo qué para su propio beneficio. Entonces, ¿qué diablos han hecho con Napoleón y el resto? Cualquier tipo de historia que se lee, básicamente, va sobre el bando ganador, y que los otros eran los malos”.

John Lydon, 1978

Todo comenzará a gestarse en julio de 1977 en “The Punk and His Music”, un programa de la estación londinense Capital Radio. Si en diciembre de 1976 los Pistols habían “oficializado” la amenaza punk, ahora Rotten estaba dispuesto a echarla por tierra mediante una selección musical de sus gustos personales que preconizaría su propia venganza al frente Public Image Limited; a la postre, la cabeza de león que guiaría las nuevas manadas post-punk del ’78, concienciadas para desenmascarar las propias limitaciones sonoras que entrañaban el punk facturado desde su puesta en escena en 1976 por medio de los Sex Pistols.

Si el punk, en esencia, no era más que una adaptación del rock & roll de los ’50 y el garage rock de los ’60, quién iba a demostrarlo sería precisamente uno de sus máximos representantes: un Rotten hastiado de la falta de imaginación de un género que, más allá de su inspiración do it yourself, a lo más que había llegado era al hermanamiento con el reggae como vía de escape a sus plantillas eminentemente rock.

john lydon 3Tal como relata el periodista Simon Reynolds: “Empalmando segmentos de entrevista y una selección de discos que el propio Lydon había armado especialmente para la ocasión, “The Punk and His Music” dejó en evidencia que el cantante tenía un gusto musical mucho más sofisticado y ecléctico que lo que su imagen pública podía sugerir. Aquellos que sintonizaron la radio esperando punk y solo punk se quedaron automáticamente helados frente a la primera elección de Lydon, ‘Sweet Surrender’ de Tim Buckley, una canción R&B exuberante, sensual, atravesada por arreglos de cuerda. Lydon continuó alterando las expectativas durante los noventa minutos siguientes, pasando una lánguida selección de roots reggae, temas solistas de los ex integrantes de Velvet Underground Lou Reed, John Cale y Nico, una sorprendente cantidad de música “hippie” cortesía de Can, Captain Beefheart y Third Ear Band, y, finalmente, dos temas de su héroe personal Peter Hammill, un rockero progresivo con todas las letras. Casi todo lo que Lydon puso ese día en Capital Radio desmentía el mito punk que sostenía que los primeros años de la década del setenta habían sido, musicalmente hablando, un baldío cultural. Y, como si todo esto no fuera ya traición suficiente, Lydon también rompió con el rol de terrorista cultural que Malcolm McLaren había guionado por y para él, mostrándose, en efecto, como un esteta. Además de lo sofisticado de sus elecciones musicales, la entrevista revelaba, en vez de al monstruo de las leyendas de los tabloides, a un individuo sensible y amable”[1].

Este programa será la antesala de lo que Rotten llevará a cabo al frente de P.I.L., o como él pensaba que realmente debía sonar la revolución. Tras el desengaño de la desastrosa gira americana de los Pistols, y el cúmulo de desavenencias con McLaren y el sonido de la banda, Rotten dejará a los Pistols a comienzos del ’78. Cambiando el alias de “Rotten” por “Lydon”, su verdadero apellido; definitivamente, ya no había vuelta atrás. Más cuando el tres de febrero Richard Branson envíe a Lydon a Jamaica con el pretexto de ir como cazatalentos. El reggae estaba más en boga que nunca, y esa le pareció una buena excusa a Branson. Lo que ocurrió durantes esas tres semanas vendrá a ser como la puntilla final para no ya la total separación de Lydon de los Pistols, los planes para La Gran Estafa Del Rock & Roll (The great rock&roll swindle, 1980), y todo el circo montado por McLaren, sino para llevar a cabo una venganza en toda regla: el asesinato del punk. Si bien, Lydon ya había demostrado que sus gustos musicales diferían en absoluto con las restricciones que planteaba el punk, las masas esperaban un nuevo proyecto continuista por parte de Lydon. Qué equivocados estaban… Las vacaciones en Jamaica servirán para que Lydon avive aún más una necesidad de ruptura con su pasado reciente; una absoluta declaración de intenciones. Si Rotten había sido la cabeza de león de una revolución llamada punk, ahora, a través de su en su transformación en Lydon, se proponía fulminarla entre brasas de verdadera incontinencia rupturista.

john lydon 2En mayo de 1978 Lydon dará su primera palada sobre el punk ’77 perfilando un nuevo grupo. Si bien el power-pop y la new wave ya se habían encargado de desviar la atención sobre el punk, aún faltaba una demostración de altura para con su desenmascaramiento; al fin y al cabo, las nuevas ramas predominantes no dejaban de ser también ejercicios de nostalgia, directamente influidos por las raíces revivalistas del punk.

Quitándole el prefijo al “no-future”, en julio de 1978 ya se hará oficial: Public Image[2] será la nueva banda de John Lydon. Acompañado de Keith Levene y Jah Wobble, dos auténticos deconstructores del pop, y la mejor compañía posible para hacer realidad los sueños de revancha de Lydon. Antes de avistar un nuevo mundo de posibilidades con Metal Box (Virgin, 1979), el visionario segundo LP de P.I.L., primero tocará saldar cuentas con el pasado más inmediato. En consecuencia, el 13 de octubre de 1978 saldrá a la calle ‘Public Image’, el primer single de la nueva criatura de Rotten.

John Lydon: “A pesar de lo que la mayoría de la prensa pareció interpretar que sea, ‘Public Image’ no trata de los fans en absoluto. En realidad, es una dura ironía sobre los Sex Pistols. Se trata de lo que pasé con mi propio grupo. Nunca se molestaron en escuchar qué cojones estaba cantando. Ni siquiera se saben la letra de mis canciones. Nunca se molestaron en escuchar. Era como, “Aquí hay una canción, escríbele unas letras”. Y Así lo hacía. Ellos nunca lo cuestionaron. Me pareció ofensivo. Me explico, yo estaba, literalmente, perdiendo el tiempo; si no trabajas con personas que están a tu mismo nivel, entonces no estás haciendo nada. El resto de la banda y Malcolm nunca se molestaron en averiguar si podía cantar, sólo me tomaron como una imagen. Era tan básico como eso. Realmente eran tan aburridos como eso. Después de un año, me vinieron con lo de “¿por qué no te pones el pelo de este color este año?” Y yo estaba como “Oh Dios, una pared de ladrillos, estoy luchando contra una pared de ladrillos! Aún ahora, siguen sin entenderlo”[3].

john lydon 4Número nueve en las listas de éxito, ‘Public Image’ sólo será la antesala de First Issue (Virgin, 1978): el machazo final. Si ‘Public Image’ tendrá a McLaren en el punto de mira, para este primer LP, Lydon ya agotará todas sus municiones. Entre la nueva dirección bajo técnicas de producción dub, lo primero será la imagen escogida para la banda. Anti-punk, Lydon y los suyos portarán una imagen en algún punto entre unos banqueros de americana y estrellas sofisticadas de pop. La primera en la frente. La propia disposición de la banda a considerarse una corporación, no un grupo de rock, será una buena manera de admitir con absoluta sinceridad su pertenencia a un sistema al que poder atacar desde dentro como un virus malsano. Si los Sex Pistols habían terminado por ceder a la rueda dispuesta por el gran negocio del rock & roll -película, una lucrativa imagen explotada por medio de Sid Vicious…- P.I.L. la destrozarán. Primero, mostrando el verdadero rostro de la industria, donde los intereses es lo único que cuenta. Segundo, el mismo enfoque musical de la banda. Se puede decir que P.I.L. fueron los que prendieron la mecha del post-punk, la verdadera revolución que pondrá patas arriba el mundo del pop.

El sonido del primer disco de P.I.L. se apropia de las técnicas de producción dub de forma significativa. De este modo, el caos organizado, sin oxígeno, de las canciones de los Pistols tendrá su antítesis en las nuevas canciones de Lydon, donde la premisa principal es dotarlas de una cantidad ingente de espacios. Para llevar a cabo esta función, el tándem conformado por Wobble, al bajo, y Jim Walker, a la batería, funcionará como un reloj suizo con sobrepeso. Sobre los rotundos andamiajes dispuestos, la guitarra de Levene será el punto de contacto más evidente con el punk. Pero a su manera, si bien en canciones como ‘Public Image’ y ‘Low Life’ la deuda sigue siendo más que evidente, otros cortes, como ‘Theme’ y ‘Fodderstompf’, indican una ruptura sintomática. En la primera, Levene parece que ha reinventado el blues después de sufrir una lobotomía; y en la segunda, las intenciones van en otra dirección: “Musicalmente hablando, el track es lo más convincente de todo su primer disco. Su línea de bajo dub funk hipnótica, el borboteo subliminal de los sintetizadores y su monstruoso sonido de redoblante (drásticamente procesado y prominente en la mezcla final) presagiaban Metal Box, el disco de 1979 en el que la banda abrazaría del todo la metodología del “estudio-como-un-instrumento-más” de la música disco y el dub. “A la gente le encantó ese tema”, dice Wobble. “Tiene una sensación de anarquía bastante intensa. A su modo, es tan enfermo como Funkadelic. Y tenía la línea de bajo funk perfecta”[4].

Si ‘Public Image’ había sido un adelanto del resentimiento que Lydon necesitaba expulsar contra McLaren, para First Issue surgirán dos nuevos focos alumbrando directamente a la figura de su antiguo manager en los Pistols. Uno de ellos, ‘Low Life’.

John Lydon: Malcolm McLaren, el anarquista aburguesado. !Así es como se resume todo!

Pero, sin duda, la gran revancha de First Issue vendrá por medio de ‘Religion II’. Compuesta por Lydon durante la gira americana de los Pistols, Lydon recuerda amargamente como fue desechada en su momento: “Durante la gira compuse ‘Religion’, y Malcolm dijo: “Oh no, esto es malo para nuestra imagen, nada de esto”[5].

First Issue sólo será la primera piedra de un edificio mediante el que Lydon llevará a cabo Metal Box: la piedra roseta del post-punk. La consumación final de los propósitos no-musicales de Lydon, Metal Box es la absoluta antítesis de Never Mind… Si el LP de los Pistols era una abrumadora colección de singles, el segundo de P.I.L. no contendrá ni el más mínimo indicio de posibilidades comerciales. Si Never Mind… era una fastuosa transfiguración velocípeda del antiguo rock & roll, Metal Box era una absoluta negación de las viejas costumbres. Si Never Mind… era punk en cinemascope, Metal Box sonaba como una mutación de fantasmagórico dub virulento. Si Never Mind… recapitulaba la revuelta punk de forma esplendorosa, Metal Box negaba cualquier tipo de existencia de éste.

Dos trabajos contrarios en todas sus formas, Metal Box y Never Mind The Bollocks crecen en significado por su mero choque de contrarios. Siameses antitéticos. El largo cordón umbilical que los une forma la circunferencia que engloba del ’77 a ’79, un periodo sin igual en la historia del pop; uno a partir del que se ha sustentado el pop de estas últimas cuatro décadas.

 


[1] Reynolds, Simon: Postpunk: romper todo y empezar de nuevo, pag. 35-36.

[2] No será hasta meses después que añadan la coletilla “Limited” al nombre del grupo.

[3] Brazier, Chris (28 October 1978). «The Danceable Solution». Melody Maker. Traducción del autor.

[4] Reynolds, Simon: Postpunk: romper todo y empezar de nuevo, pag. 47.

[5] Savage, Jon: England’s Dreaming: los Sex Pistols y el punk rock, pag. 566.