La isla esmeralda, Irlanda, sus acantilados con las olas rompiendo contra las rocas y una voz en off que nos relata la tradición de fantasmas que impera en la zona, con tal profusión que logra que los autóctonos convivan con estos fenómenos de forma casi natural. Éste es el prólogo de Los Intrusos (The Uninvited, 1944) de Lewis Allen. Una historia de terror, salpicada con comedia para aliviar los momentos de tensión y también para reforzar el mensaje inicial, dando naturalidad al comportamiento de los protagonistas frente a los extraños hechos que contemplan en la mansión encantada, comprada por los hermanos Fitzgerald al Comandante Beech, pese a la oposición de su nieta, Stella Meredith.
Al poco de entrar a vivir en la mansión, tras una compra por un precio irrisorio, lo que nos podrá hacer sospechar que allí hay gato encerrado, los hermanos Fitzgerald comenzarán a presenciar fenómenos extraños. Inicialmente tenues, subiendo muy poco a poco de intensidad, sin llegar a la exageración, en una espiral clásica de acontecimientos desarrollado con la elegancia de la época dorada de Hollywood. No por ello estará exenta de escenas brillantemente resueltas, como la de las flores que se marchitan en pocos segundos mientras continúa una relajada conversación entre ambos hermanos.
Si algo destaca de Los Intrusos es, como corresponde a una buena película de terror, su atmósfera, sobre todo a las escenas crepusculares, animadas únicamente por la tenue luz de las velas que se muestra vacilante ante las corrientes de aire de procedencia inexplicable. Al mismo tiempo, el pasado se va desenredando llegando poco a poco a la razón del encantamiento, que, como era sencillo de prever, tiene a Stella en un lugar prominente ya que su madre murió en aquella mansión en extrañas circunstancias, con la misteriosa intervención de una gitana española de nombre Carmel. Fruto de ello podremos presenciar una fascinante escena de guija en la que podremos oír a Stella hablando en un macarrónico español.
Los Intrusos es, en definitiva, una película sobre la búsqueda del perdón y el poder cerrar círculos. Muertos que buscan justicia y vivos que buscan la paz y un hogar. Una película sencilla en su argumento y en sus formas, pero poderosa en su resolución y en su ambientación.
A estas alturas, y con tanta saturación de películas de mansiones encantadas, podemos cometer el error de no prestarle atención a Los Intrusos. Algo imperdonable porque su atmósfera será una auténtica delicia para los amantes del cine más clásico.