Cuando hablamos de clonación podemos referirnos a dos cosas: en el ámbito de la ingeniería genética clonar es aislar y multiplicar en un tubo de ensayo un determinado gen, o en general, un trozo de ADN. En cambio, cuando hablamos del procedimiento que se realizó para la oveja Dolly, clonar significa obtener un individuo a partir de una célula o de un núcleo de otro individuo.
La clonación tal y como la entendemos hoy en día consiste en vaciar el núcleo de un óvulo, que contiene la información genética de la madre, e introducirle el ADN de la célula del individuo que se quiere clonar en un laboratorio. Posteriormente el óvulo se implanta en el útero de la hembra, obteniendo una copia genética del donante.
Existen dos tipos de clonación: la clonación reproductiva y la clonación terapéutica. La clonación reproductiva consiste en crear un individuo a partir de una célula de otro individuo. En la clonación terapéutica el embrión no se implanta en el útero, sino que se cultiva en un laboratorio hasta que tiene una edad de cinco días. En este caso, el embrión servirá para la investigación sobre fertilidad, anticoncepción, desarrollo embrionario y quizá, la opción más interesante: la creación de células madre.
La mayor parte de la comunidad científica se opone a la clonación reproductiva, entre otras cosas porque se trata de una ciencia en vías de desarrollo, y hoy por hoy supondría demasiados riesgos para el individuo clonado. Sin embargo, se decanta por una clonación terapéutica, que permitiría un avance de la ciencia a pasos gigantescos en enfermedades actualmente incurables.
¿Qué son las células madre?
Las células madre son células dotadas de inmortalidad y pluripotencia. A partir de ellas se puede crear cualquier órgano. Es posible obtener células madre de tres tipos: del embrión, del feto y del individuo adulto. Éstas últimas se hallan en la médula ósea, el cordón umbilical e incluso en la grasa. No obstante, la propiedad de convertirse en cualquier otra célula es mucho menor en el caso de las células madre de adultos, que en el de los embriones y fetos. Por este motivo, los científicos se decantan por la clonación terapéutica de embriones.
Las células madre pueden servir para la curación de enfermedades en las que hay una degeneración de las células como el Parkinson o el Alzheimer; también para los trasplantes de hígado, en los que hay una limitación de donantes y no producen rechazo en el individuo, ya que se trata de sus propias células; o el infarto de miocardio entre otras. Asimismo, se puede utilizar para la manipulación genética.
El doctor Carlos Martínez afirmó en una entrevista en el programa “El tercer grado” de la 2, que en el caso de la clonación terapéutica no se atenta contra la individualidad humana, puesto que en las células madre no hay signo de individualidad en ellas, puesto que no son específicas para algo, tan sólo lo son en potencia.
El Consejo Nacional de Ética de Alemania se pronunció en 29 de noviembre de 2001 a favor de la importación a Alemania de células madre para la investigación, ya que la práctica de destrucción de embriones para obtener células madre está prohibida en Alemania. Se podrá investigar con embriones extranjeros, pero no con alemanes. Se crea de este modo una situación un tanto paradójica. Los embriones alemanes no pueden ser destruidos, pero sí los extranjeros. Que no sea esto un retorno nietzscheano, por favor. Se abren de este modo, las puertas a la inmigración de células madre. Entregando a cada una de ellas sus correspondientes papeles.