Tras la polémica salida de Guðmundur Óli Pálmason de Solstáfir, debido al cruce de declaraciones entre ambos bandos y sosteniendo los integrantes de Solstáfir que la ruptura había sido amistosa, mientras que Pálmason decía que le habían echado de manera ilegal de su propio proyecto, el baterista buscó seguir dando rienda suelta a su creatividad y unió sus fuerzas junto a Einar Thorberg Guðmundsson, partícipe en Fortíð o Curse entre otras bandas.
El nombre de la criatura es Katla, sacado del volcán homónimo islandés considerado uno de los más peligrosos de la isla y que lleva desde 1918 sin entrar en erupción. Actualmente los sismólogos están convencidos de que su estallido puede producirse en cualquier momento ya que siempre ha mostrado bastante actividad y nunca había pasado tantos años sin mostrar toda su furia.
La misma furia que parecía guardar Pálmason por su despedida de Solstáfir. Las dudas sobre cómo afectaría esa situación a ambas bandas eran notorias y comprensibles. Tras haber podido catar ambas, por mi parte puedo afirmar que es evidente que Pálmason no era sólo el baterista, sino también el alma creativa y con él se ha ido gran parte de la atmósfera que caracterizaba a los islandeses. No es que Katla sea una mera copia, ni mucho menos ya que también se nota su ductilidad a la hora de fusionarse con su nuevo compañero y dar forma a una criatura nueva, igualmente bella.
En Móðurástin tenemos una buena prueba de lo que podremos esperar de ellos de aquí en adelante, y el resultado es muy satisfactorio.
La carta de presentación es Aska, con una introducción que rápidamente nos transporta a bellas épocas pasadas y evolucionando hacia un post-rock atmosférico y contundente, magistralmente construido sin prisas, artesanalmente. Tanto Hyldýpi como Nátthagi podríamos considerarlas de lo más inspirado del disco. Hyldýpi marcando un tempo lento pero sin abandonar esa atmósfera tan característica, y Nátthagi con toques más roqueros.
En general, estamos ante un disco muy sólido y casi sin altibajos, manteniendo el interés hasta en los cortes más largos, llegando hasta a los 12 minutos. Un trabajo notable.