Hazlo por Schopenhauer: dos viejecitas y un yerno

– Menuda cola.

– Y que lo digas. Llevo aquí parada más de diez minutos y nos hemos movido menos que ese ciempiés.

– ¿No está muerto?

– Duerme.

(Pausa.)

– Ayer vi a tu yerno.

– ¿Ayer cuándo?

– Por la tarde.

– Debió ser de camino a casa.

– Supongo.

– Parecía un pelín acalorado.

– Llegó a casa hecho una fiera.

(Pausa)

– Es un brutote. Cuando se enfada, arrambla con todo lo que se encuentra por delante y lo destroza. Sillas, estanterías, cazos de cocina, electrodomésticos. Ayer le tocó a mi sifonier. ¡Con el cariño que le tenía! Era de mi difunta tatarabuela. Una reliquia de la familia. Todo carcoma.

– Así se libera.

– Es más bruto que el esparto. Tenemos que amueblar el piso cada trimestre. Eso si el año es bueno. Ahora, cuando está calmado es un bendito. Incapaz de romper un plato o matar a una mosca cojonera.

– ¿Y ayer qué le pasó?

– Como tú sabes, trabaja en el teatro.

– Sí, dirige.

– No es muy conocido, pero ya sabes cómo van estas cosas.

– Sí, lentas.

– De buena mañana, mientras iba en metro al ensayo, leyó una reseña de la obra que está dirigiendo.

Emigrantes, ¿no?

– Ésa. La obra pertenece a una muestra de teatro que realiza un grupo de mujeres desde hace años: Noviembre.

– La conozco, todas las piezas que se representan las hacen mujeres.

– Pues resulta que en la reseña decía, y cito textualmente:

– Qué memoria tienes, chiquilla. Y con cuarenta años en cada pierna.

– No te creas. Es que mi yerno estuvo repitiendo la frase toda la noche, mientras despedazaba la casa entera: «Se presenta asimismo la pieza dramática Emigrantes, que cuenta con la participación de los dos únicos hombres de la Muestra».

– ¿Quién es el otro?

– Pepe, el escenógrafo.

– Es bueno.

– Sí, no está mal.

– ¿Se puso así sólo por esa frase?

– (Asiente).

– No entiendo…

– Es que no se mencionaba su nombre por ningún lado.

– Ach so!

– Eso digo yo, tate.

– Daba la sensación de que lo ninguneaban. 

– Que lo trataban como una anécdota.

– Como una mera anécdota.

– Ahí, ahí.

– Con lo sensible que es tu yerno. Yo también me habría puesto histérica.

– Habría que denunciar este tipo de maltrato a los artistas.

– Mira, ya corre la cola.

– A ver qué nos depara el año que viene.

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