Blade Runner 2049 ¿Era necesario?

blade_runner_2049-681477614-largeHollywood y su falta de ideas. Una idea muy repetida aunque no por ello falta de razón, al menos en buena parte. Tengamos en cuenta que la meca del cine cada vez más se nutre de cine de súper héroes, de remakes, de segundas, terceras, cuartas o quintas partes, de precuelas, de… de todo, vamos. Dentro de esas especies y subespecies, confieso que hay algunas que me llaman soberanamente la atención como esos remakes fugaces, que no dejan ni pasar un año de la original para que nos cocinen su versión hollywoodiense, generalmente con nefastas consecuencias. Dicho de otro modo, ese gran éxito cinematográfico que llega al mercado de los Estados Unidos y se encuentra con un gran problema… que no es en lengua inglesa, por lo que hay que ponérselo masticadito al público local para que no se asustan ante vocablos desconocidos para ellos, o evitar que tengan que leer subtítulos de más de tres palabras, y para eso tienen su remake que siempre pierde respecto al original y en ocasiones de forma sangrante.

Otra de esas especies que causa furor serían los reboots, confieso que también me repatean el hígado, que son esas cosas fílmicas centradas en un personaje del cual ya nos han contado su origen… y por lo que sea nos lo tienen que volver a contar por si no nos ha quedado claro del todo. El rey de momento es Spider-Man, que ya lleva dos reboots y en tiempo récord, aunque el hombre murciélago, Batman, amenaza con empatarle tras el de Nolan y el que nos quería traer Ben Affleck… siempre que no contemos con las versiones japonesas que de Spider-Man llegamos a ver en su día en nuestro país, que aunque era yo un niño todavía recuerdo esas telas de araña que lanzaba el hombre araña de un grosor tal que valdrían para cazar una ballena.

Pero si hay algo que puede llegar a minar la moral de más de un cinéfilo, sería cuando tocan una gran película, o saga de películas, ya sea con un remake o con una continuación ¿Íbamos con el cuchillo entre los dientes a ver la cuarta parte de Indiana Jones? Sí, cierto, y el resultado fue bastante mediocre.

Concretemos más todavía la propuesta. Más bien pongamos nombre y apellidos: Ridley Scott. Sí, creo que no somos pocos los que creemos que si se hubiese jubilado a principios de los 80 no hubiera pasado nada y se hubiese ido como una leyenda. Pero no, ha llegado hasta nuestros días, y tras toquetear su saga Alien para traer precuelas con disparidad de opiniones, al tío no se le ocurre otra cosa que plantearse una segunda parte de Blade Runner (Blade Runner, 1982). Algo que hizo temblar de pánico a más de uno, porque aunque es cierto que mucha gente lo discute, también es cierto que hay bastantes voces que dicen que Ridley Scott hace mucho tiempo que no es más que una sombra de lo que fue. Es por eso que la primera gran noticia respecto al proyecto fue que Scott sólo se dedicaría a poner el bolsillo para recaudar, porque para dirigir estaría Denis Villeneuve, cuya solvencia en el género había quedado demostrada con La Llegada (Arrival, 2016).

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Blade Runner 2049 (Blade Runner 2049, 2017), así se llamaba la criatura. Siendo sinceros ¿era necesaria una continuación de la original? No, rotundamente no. Blade Runner era una historia completamente redonda y plantear una segunda parte tendría mucho más para perder que para ganar, al menos en lo que a valores cinematográficos se refieren, en valores monetarios ya no hablamos. Pero ¿y si la continuación fuese de diez entonces sí sería necesaria? No, rotundamente no.

Otra cosa es que, por fortuna, el resultado final es más que digno y queda todo en una buena película. Pero su problema sigue siendo el mismo, está lastrada por el original. Sí, trata de seguir el tono de Blade Runner, su ritmo, su lenguaje, su ambientación y sí, consigue mantener más o menos la rueda. Pero al mismo tiempo ese es su mayor problema, la sombra que busca es tan mastodóntica que queda empequeñecida cada vez que quiere ir de tú a tú. Sinceramente, el mérito de Villeneuve es tremendo porque casi nadie puede mirar a la cara a una película tan icónica como Blade Runner sin diluirse como un azucarillo, y en un caso como éste lo mejor que podemos decir es que no queda en ridículo.

Trata de ahondar en su historia, en los replicantes y su evolución como organismo cibernético vivo. Trata de evolucionarlos a un comportamiento cada vez más humano, reflejado en sus emociones, en sus anhelos. Pero no es posible mostrar más emoción cuando sabemos que por allí ya ha pasado Rutger Hauer.